Una cierta mirada al cine nacional

Tan real que duele. Reseña de la película “El motoarrebatador”, de Agustín Toscano (2018). Por: Osvaldo Béker*

Ya de entrada nos topamos ante una escena en la que se produce la mostración, de modo enfático, de un asalto a una señora mayor que acaba de salir de un cajero automático. El asalto no tendría mayores consecuencias a no ser porque se la ve arrastrada varios metros en la calle, tironeada, sujetada, a los motochorros que, cascos puestos, no reparan en ese hecho tan violento. El resultado es que la mujer va a parar a un hospital con un cuadro de amnesia, producto seguramente de las fuertes contusiones en su cabeza. Invadido por la culpa, Miguel, uno de los asaltantes, se las ingenia para ubicar a la mujer, Elena, y finalmente decide acompañarla en su larga rehabilitación: todo esto sucede en ciertas zonas humildes de la capital tucumana. Los diálogos son casuales, nada artificiosos (sépase que los actores son no profesionales). Hay más de una escena en la que se vuelve bastante dificultoso entender qué están diciendo en sus dialectos del noroeste, tan alejados de las inflexiones porteñas. Esto es: la hiperrealidad está a la orden del día, tanto en los comportamientos de los escasos personajes representados diegéticamente, como en el registro lingüístico empleado, como en los escenarios por los que Toscano decidió rodar. Dan ganas de preguntarse por qué el título de la película es tal: ¿será que en San Miguel de Tucumán ese es el modo de denominar a los ladrones que circulan en moto para que se les haga más sencilla su tarea, su trabajo? Lo cierto es que se produce un proceso de proyección e identificación complejo por parte del espectador hacia el personaje central de la historia. Decimos “complejo” porque si bien no queda otra más que seguir a Miguel en su periplo ¿culposo?, como público estamos permanentemente enfrentados a un sujeto que actúa de manera vergonzante en más de una oportunidad: roba, usurpa, miente, engaña. Henos aquí nuevamente en uno de esos textos que jaquea los universos éticos. Eso es lo decidido por Toscano, realizador de “Los dueños”, otro notable film que dirigió hace cinco años. Acá, en “El motoarrebatador”, presenciamos un puñado de elementos que buena parte del cine argentino suele utilizar: escasos recursos técnicos, atmósfera intimista, marcación actoral exigua, historia acotada.

*Osvaldo Béker es Profesor y Licenciado en Letras (UBA). Profesor y Licenciado en Comunicación (UBA). Master en Análisis del Discurso (UBA). Cursa actualmente el Doctorado en Ciencias Sociales en la UBA. Profesor de grado e Investigador en la UBA, la UCES, la UFLO y el Instituto Superior en Letras Eduardo Mallea. Profesor de Posgrado en la Maestría DICOM, en FADU, UBA. Profesor Adjunto en el Seminario Optativo “Aproximaciones discursivas a la Crónica Urbana en su variedad significante: la letra, la imagen”. Docente Ayudante en la materia Taller de Expresión I (Taller de Escritura) en la carrera de Comunicación, Facultad de Ciencias Sociales, UBA. Director de Investigación en Proyectos de Reconocimiento Institucional, Facultad de Ciencias Sociales, UBA. Autor de los libros “A segundos del 2000” (EMA), “Narrar-se: el Taller de Escritura y la Autobiografía” (Proyecto), “Escribir la Ciudad: el Taller de Escritura y la Crónica Urbana” (Zeit), “La Escritura Breve: el Taller de Escritura y los Microrrelatos” (Zeit), “La Escritura en sus Detalles: Recomendaciones puntuales para la Redacción” (Zeit), y la novela “Tandil” (Zeit). Periodista sobre Cine en el portal Diario de Cultura y en la FM 92.3. Autor de artículos-ponencias en Jornadas y Congresos nacionales e internacionales.