Colonias temáticas: teatro, música, inglés y tecnología ahora compiten con la pileta y los deportes

Cada vez más chicos prefieren las actividades creativas e indoor, a las típicas deportivas y al aire libre. “Hay que entender que el perfil de los niños ha cambiado”, afirman los especialistas. El Teatro Colón debuta con su primera colonia estival en la que los chicos pueden crear sus propias obras, además de recorrer todas las instalaciones.

Música, inglés, algo de escenografía y vestuario, un poco de historia, bastante de música, y mucha tecnología y robótica. Todas palabras que, a simple vista, parecen estar alejadas del ocio y del tiempo libre. Y mucho menos vinculadas a la colonia de verano de los chicos, asociadas tradicionalmente al aire libre, los deportes y la pileta.

Desde hace algunos veranos, pero a partir del actual con mayor presencia, irrumpió una opción al parecer más sofisticada pero que, según los primeros cómputos, de mucho interés para ese otro público poco afecto a estar al aire libre, corriendo una pelota o dándose un chapuzón: las colonias temáticas están pensadas para un segmento más «conectado» e «indoor», que también apuesta a lo lúdico y lo cognitivo.

«Hay que renovar el público, de lo contrario estamos perdidos», conceptualiza María Victoria Alcaraz, directora del Teatro Colón. «Nuestra colonia de verano está debutando en este 2019 con la historia de dos obras clásicas como eje temático: La Cenicienta y El Quijote, de las que les enseñamos a los chicos a comprender lenguajes artísticos, escenográficos, costumbres y vestuario, con el objetivo que ellos mismos puedan crear su propia puesta en escena«.

A maquillarse. Los chicos, de 6 a 13 años, se caracterizan para sus propias creaciones. "Este primer año superó nuestras expectativas", dice la directora del Colón.

A maquillarse. Los chicos, de 6 a 13 años, se caracterizan para sus propias creaciones. «Este primer año superó nuestras expectativas», dice la directora del Colón.

Autora intelectual de esta colonia estival, Alcaraz la pensó con dos objetivos: «Por un lado, la construcción de nuevos públicos y qué mejor que recurrir a la infancia, etapa en la que se despierta el interés y la curiosidad. Por otro, se trata de una opción ingeniosa para aprender qué es una ópera o cómo funciona una orquesta y, además, para desmitificar la imagen del Colón, por la que hay muchos prejuicios como que el teatro no es para los más niños«.

El emblemático teatro porteño abre sus puertas a chicos de entre 6 y 13 años, para tomar estos recreos matutinos -de 8.30 a 12.30-, que se realizan en todos los salones del Colón, menos en su escenario principal. El precio es de $4.000 por semana, que es lo que dura cada taller. La respuesta de la gente -asegura Alcaraz- fue masiva, por encima de las expectativas, por lo que para este incipiente febrero quedan pocas vacantes.

Cambio de perfil. "Los chicos de hoy han cambiado y hay que entender que muchos prefieren pilotear un dron que correr una pelota", expresa Matías Scovotti, director de Educabot.

Cambio de perfil. «Los chicos de hoy han cambiado y hay que entender que muchos prefieren pilotear un dron que correr una pelota», expresa Matías Scovotti, director de Educabot.

Lo ideal es que los chicos no pasen maratónicas jornadas veraniegas frente a la compu, el teléfono o los jueguitos electrónicos. «Pero hay que entender que el perfil del chico ha cambiado y que muchos, hoy, eligen pilotear un dron o programar un robot, que correr una pelota o tirarse de cabeza a la pileta», grafica Matías Scovotti, director de Educabot, institución que ofrece colonias tecnológicas.

«Vamos por lo distinto, por eso apuntamos a fortalecer las actividades más relacionadas con la mente y lo cognitivo. Hoy los chicos son usuarios de la tecnología, nosotros desde aquí queremos que tengan otro vínculo y sepan cómo crear un videojuego, armar un robot o construir un auto a control remoto», explica Scovotti.

Los talleres de Educabot duran una quincena y están destinados a chicos de 6 a 13 años, divididos en dos grupo y cuesta $6.700. Sobre esta nueva modalidad de colonias, Scovotti nota que «hay un reverdecer, un boom y cada vez habrá más demanda, porque la recreación también evoluciona».

De usuario a creador. "Hoy los chicos son usuarios de la tecnología, nosotros desde Educabot queremos que sepan cómo armar un robot o construir un auto a control remoto".

De usuario a creador. «Hoy los chicos son usuarios de la tecnología, nosotros desde Educabot queremos que sepan cómo armar un robot o construir un auto a control remoto».

La UAI es pionera en este rubro hoy llamativo, ya que comenzó tímidamente allá por 1993, con la tecnología de entonces. “Ahora ofrecemos un amplio menú de actividades con el fin de entretener pero, especialmente, de formar al chico, nutrirlo y que logre algún grado de independencia”, explica Marcelo De Vincenzi, coordinador general, quien agrega: “Intentamos equilibrar la actividad al aire libre con la otra, bajo techo, pero con la premisa de que no se trata de una guardería sino un espacio de aprendizaje”.

Como las colonias de la UAI hacen hincapié en la combinaciónde aire libre y tecnología, «nuestra oferta abarca tips sobre la vida en la naturaleza (competencias de armado de carpas o cómo hacer una fogata sin fósforos), jugamos deportes no tradicionales como el softbol y béisbol, tenemos nuestro taller de recetas de postres y, también, otro para crear un robot o un videojuego», desmenuza De Vincenzi, que acota: «Como el teléfono celular está tan pegado a nuestra cotidiana, y para el chico es una tentación permanente, tratamos de explotar su utilidad desafiando a premiar a quien saca la mejor foto. Puede ser de un árbol, una planta, algún bicho».

En la UAI las jornadas son de doble turno, de 8.30 a 17, para chicos de 4-5 hasta 12-13 años, cuyos talleres internos se desarrollan en los los colegios Echeverría (CABA), Alberdi (Castelar) y Da Vinci (Boulogne), por la mañana, mientras que la actividad al aire libre se hace en Rancho Taxco, en Ezeiza.

Colonia pionera. En 1993 la UAI empezó con los talleres en los que combinaba tecnología con vida al aire libre. "No es una guardería sino un espacio de aprendizaje".

Colonia pionera. En 1993 la UAI empezó con los talleres en los que combinaba tecnología con vida al aire libre. «No es una guardería sino un espacio de aprendizaje».

Para aquellos chicos que no les gusta broncearse como un camarón, la alternativa de colonias especializadas es apropiada. «Los hábitos y consumos culturales siempre fueron dinámicos y hoy estamos atravesados por la vida digital«, sostiene Mariela Reiman, directora de Chicos.net, ONG que funciona en el Centro Cultural de la Ciencia (C3).

Chicos.net trabaja desde hace 20 años en el campo de la infancia, «proponiendo la tecnología como una oportunidad para aprender, para jugar, para crear. En ese sentido, da respuestas al interés natural de todos los niños, que pasa por compartir el tiempo de ocio, hacer y construir», afirma Reiman, que enfatiza que «aquí los chicos elaboran y diseñan proyectos con tecnología«.

Chicos.net: Un espacio dónde niños y niñas y adolescentes "adoptan la ciencia como parte de la cultura y la vida cotidiana", afirma su directora Mariela Reiman..

Chicos.net: Un espacio dónde niños y niñas y adolescentes «adoptan la ciencia como parte de la cultura y la vida cotidiana», afirma su directora Mariela Reiman..

Como decía Scovotti, Reiman coincide que «así los chicos aprenden y entienden el mundo digital que los rodea y se constituyen en usuarios más activos, creativos y responsables, dejando el lugar de consumidores pasivos. No es lo mismo jugar a un videojuego que hacerlo, pensarlo y ser artífice».

El reconocido instituto de inglés ICANA también se pliega a esta movida veraniega para intentar captar a sus alumnos fieles, como a aquellos otros que no quieran dejar de practicar el idioma durante el receso escolar.

Science Camp (funciona en la calle 3 de Febrero 821, Belgrano, entre las 14 y las 18 horas) es una colonia para chicos, de entre 8 y 12 años, que aprenden tecnología utilizando sólo el inglés. «No es necesario tener un nivel avanzado, ya que en nuestro equipo contamos con un grupo de facilitadores multidisciplinarios», cuenta Mariel Doyenart, coordinadora de Proyectos, que subraya que «los que vienen, se van sabiendo cómo programar una app, cómo utilizar impresoras 3D y hasta cómo crear un robot«.

En ICANA Science Camp, los chicos trabajan con un prototipo de un vehículo que funciona con un sensor de luz y que se conecta a internet.

En ICANA Science Camp, los chicos trabajan con un prototipo de un vehículo que funciona con un sensor de luz y que se conecta a internet.

Science Camp tiene como premisa brindar herramientas para intentar resolver los problemas de la vida cotidiana, «lo que no significa que renieguen del deporte o estar al aire libre. Los chicos que vienen a ICANA no tienen el perfil nerd o indoor, ni tampoco están encerrados detrás de una computadora las 24 horas, sino que están alineados con los intereses que tienen hoy los más jóvenes».

Finalmente, Doneyart concluye que «este tipo de colonias temáticas irá increscendo, porque surge de la iniciativa de los niños, que están algo cansados del típico esquema de colonia con pileta y deportes. Está claro que tienen otras inquietudes y los padres apoyan las flamantes actividades con fuerte desarrollo cognitivo y social«. En cuanto al monto, en ICANA cuesta $5900 el módulo de 40 horas de actividades, excursiones incluidas.

En Kindermusic, se priorizan los talleres de arte, literatura e inglés, con la música como ingrediente principal.

En Kindermusic, se priorizan los talleres de arte, literatura e inglés, con la música como ingrediente principal.

En el Instituto Cambridge, en sus sedes del Microcentro y de Núñez, funciona Kindermusik, otra opción dentro de este amplio y versátil abanico. Este taller está pensado para los más bajitos -de 1 a 7 años- «que buscan talleres educativos de arte, literatura e inglés, con la música como el ingrediente central«, puntualiza su directora Vanesa Alanis, quien aclara que los padres pueden presenciarlos y también formar parte de ellos.

«Nuestro principal objetivo es que los niños se diviertan, y que se aprovechen las vacaciones para descansar, por eso también contamos con actividades como bailes creativos y expresión corporal y sensorial, con luces y sonidos que permiten incorporar la música desde otro movimiento».

Remarca Alanis que trabaja con grupos de 8 a 10 familias (el valor es de $650 por día) y afirma que «detrás de cada actividad, hay un equipo profesional que planifica la rutina tomando en cuenta las características de cada niño, para que cada uno sociabilice desde su personalidad».

Fuente: Clarín