PAMELA RODRÍGUEZ – «ME QUEDO EN BUENOS AIRES»

Segundo disco de la cantante y actriz, que rodeada de amigos y colaboradores como Gabriel Carambula, Nelson Pombal, Bolsa González, Claudio Marciello y Chucky de Ipola, plasma una serie de canciones que van del rock stoniano al pop más elaborado.
El disco fue producido por Álvaro Villagra y Nelson Pombal, un joven productor que ya trabajo con Guasones y bandas rockeras como Rock a la Orden y la 25, pero que además coprodujo el ultimo álbum de Palito Ortega.
El disco se inicia con la canción que le da titulo al disco y es puro rock stoniano, con la voz de Rodríguez con cierto tono a dejadez, bien conducida por la guitarra eléctrica del Tano Marciello que mete un solo notable, además de Nico Rafetta adornando la canción con un Hammond y un piano.
«No queda tiempo» es un suave boggie en el que los punteos de la guitarra de Carambula navegan envueltos en los arreglos de Hammond que metió Chucky de Ipola, a los que se suman los arreglos de pedal steel guitar de Ariel Lobos, para que la canción no pierda su raíz rockera.
«Punto extremo» es una linda balada con toques bluseros que surgen de la guitarra de Carambula, mientras Pamela la canata en un tono gastado, como grabado de madrugada, luego de una larga noche.
«Es todo amor» la tiene a Pamela tocando la mandolina y la guitarra, arreglos de un corno francés, Nico Rafetta con el Hammond y el Bolsa González cerrando el concepto desde la batería para darle a la canción un aire Beatle, una canción que parece hablar del mayo francés de 1968, pero también amores que se dieron durante el levantamiento popular en la Argentina en diciembre del 2001. De besos y caricias robadas entre gases lacrimógenos y cargas de la asesina caballería de la Federal.
El existencialismo toma un camino rockero sucio de la mano de «Gurdjieff» que lo tiene a Carambula sacándole chispas a la guitarra, hasta que la voz de Rubén Rada le da un color hermoso a la canción, que deja de ser un funky de New Orleans y se convierte en un candombe con el uruguayo haciéndose cargo del tambor chico, el repique y un piano.
«Muerte lenta» es una balada bien rockera, cargada de de dolor, sufrimiento y autocrítica, mientras que «Todo sobre mi» es un medio tempo dulce suave, bien conducida por las guitarras de Carambula y Pombal, mientras que Nico Rafetta y Chucky de Ipola se reparten los arreglos de Hammon y el piano Rhodes.
«Querido amigo» es un rock sureño a tres guitarras, con un gran trabajo de Rodríguez en la voz y con el Bolsa como timonel desde la batería. «Coctel de emociones» es un funky con airecitos discos y jazzy con muy buenos arreglos de bronces. En mitad de su trayecto la canción se vuelca al Río de la lata conducida por Daniel Maza, que la timoneo desde su bajo y luego se paso al tambor repique.
Maza junto a Rada se hacen cargo de meter al Barrio Sur, al Cerro y a Malvin en el «Candombe del Recuerdo», donde se suman otros percusionistas para un ritmo rico y cadencioso y con Pamela Rodríguez, recordando los trabajo de la multifacética Egle Martin en los 70. La cantante le pone mucha emoción a la canción.
El álbum se cierra con la emocionante balada «El Pacto» con el tano Marciello arrancándole lagrimas y dolor a la guitarra, secundando por Maza en el bajo, arreglos de cuerdas y la participación de un corno francés.

SURFISTAS DEL SISTEMA – «MODO DESPEGAR»

Un pop sofisticado, delicado, y con regresos a lo más suave de los ’80 es lo que Surfistas del Sistema, integrada por Francisco Frione en voz, guitarra y piano, Cisco Achaval en batería y voz, y Rama Vazquez en bajo y voz, trae en su segundo disco , «Modo de despegar».
Con un estribillo pegadizo, la placa arranca en «Ni bien ni mal», donde la voz de Francisco Frione se mimetiza con sus guitarras y llegan recordar aquellos arreglos vocales de Federico Moura en los comienzos de Virus.
En «Labios de Miel», los riffs se ponen más pesados y una viola solea a lo largo de toda la canción, dándole una impronta rockera a una canción que no deja de ser pop. UN pop que le ha permitido a los Surfistas recorrer México y América Latina de manera autogestionada y con muy buena recepción de parte del público latinoamericano, siempre atento al rock argentino de buena factura, donde recibieron varios galardones.
Con «Modo de despegar», los Surfistas se embarcan en este revival ochentoso que varias bandas nacionales están llevando adelante, con canciones llevaderas y de estribillos bailables, como «La Colmena» o «Melodía Circular».
También presenta baladas con tintes románticos («La magia está en tu piel» e «ITH»), en las que los sonidos de teclados y secuencias sintetizadas, grabados por Ernesto Romeo en La Siesta del Fauno, se apoderan de la melodía y abrazan las letras.
Cisco Achaval y Rama Vázquez acompañan a Frione en este trío, surgido del Proyecto Geiser, que grabó el álbum en Full Pampa con los técnicos Federico Aristegui y Anel Paz, quien también lo masterizó.

RESANTA – «IMPERFECTO»

Segundo disco de esta banda de hard rock que lleva varios años recorriendo la escena under de Capital Federal y del Gran Buenos Aires y que grabo el álbum en el estudio que Palito Ortega tiene en la localidad bonaerense de Luján.
«Imperfecto» abre el disco a caballito de un riff pegadizo, de una base poderosa, mientras que en la letra el vocalista Alexis Padovani se carga de compromiso social y de optimismo a fuerza de cambios surgidos del pueblo y cuenta con un video que carga contra la violencia de género y favor de la inclusión de personas con capacidades especiales.
«Ahora esta latiendo» abre a puro ritmo eléctrico con una carga poderosa de las guitarras de Gastón Oronel y Ramiro Atucha, mientras Padovani le pone optimismo, esperanza y fe a la letra con cierta épica social.
La religiosidad de «El señor» lo abren las guitarras con pura marcha del mejor hard rock y mantiene esa marcha hasta que sobre el cielo aparece un toquecito psicodélico de la mano de un sitar que baja los cambios y prepara al oyente para un poderoso final.
«Perros sin domesticar» suena como una canción fogonera, como una predica nocturna en medio de la naturaleza salvaje hasta que la electricidad ocupa el primer plano en donde la imagen de un perro es la de la libertad.
«Copy + Paste» es puro hard rock al estilo AC/DC con las guitarras sacándose chispas, la base a puro poderío machacándole y dándole un ritmo cargado a la canción, mientras que «Dulces sueños» abre con un riff mimoso hasta que el bajo de Sebastián Bonamico y la batería de Sebastián Padovani se ponen a los hombros la maquinaria de Resanta.
La histórica dupla creativa de Attaque 77, Ciro Pertusi y Mariano Martínez participa de la alternativa «Cielo de Adentro», con una letra en la que Padovani despliega metáforas y figuras sobre la libertad. Y es precisamente «La Libertad» la canción que cierra el disco con u n comienzo percusivo y una letra cargada de compromiso, que elogia el espíritu de lucha de los argentinos.

RETROVERTIGO – «EN LA PALABRA DE NADIE»El primer disco larga duración de los metaleros Retrovértigo, «En la palabra de nadie», mezcla riffs de la vieja guardia heavy metal nacional, con pasajes de new metal y estribillos pegadizos al mejor estilo trash.
El punteo en «Deseo de libertad», en los dedos de Leandro Igino, es una síntesis del disco, donde mezcla la épica de los solos de Dave Mustaine en Megadeth, con la filosas puntadas de la guitarra del Tano Romano en Hermética.
El sonido de la placa apunta a los graves y los bajos, generando un clima que se puede asemejar a aquellos que producían los discos de Pantera, aunque con lapsos en los que el tiempo de las canciones bajan, pareciéndose a Napalm Death.
Sin lugar a dudas, los mejores pasajes del disco son los estribillos en los que el quinteto se arriba más al new metal, armando un buen juego de voces entre Víctor Izaguirre y los coros de Leonardo López.
Las letras giran alrededor de un mundo interior que quedan reflejadas en los títulos de las canciones («Entre las sombras», «Furia» o «El antihéroe»), o en pasajes como «Llegaré al cielo solo, con las a las rotas», de la canción que abre el disco, «Asesino», o «Ya no quiero pensar, me harté, y en silencio vacié mi piel», en «Antes de partir».
Además de Igino, López e Izaguirre, el grupo es completado por el bajista Carlos Califre y el baterista Pablo Varela.
«En la palabra de nadie» fue grabado por Pablo Campaño en Estudio Mandinga y masterizado por Cristian D’Alessandro en Gnosis Studio.