«La Mississippi» hace «inoxidables» grandes canciones del rock argentino

Además, el convocante grupo Salta la Banca edita su nuevo disco «Eureka» en el que cambia totalmente su sonido, lo endurece y se arriesga con buenos resultados y los trabajos de «Melián» y de «Baires Reache».

LA MISSISSIPPI – “INOXIDABLES”

Ricardo Tapia y sus socios decidieron confeccionar un disco de homenaje al rock nacional, situándose mayormente en los 60 y 70 con canciones de Moris, Vox Dei, Pappo, Luis Alberto Spinetta con especial, pero también tocaron los 80, al introducirse en los feudos de Sumo y Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.
Esta aventura de la Mississippi es una clara demostración que desde la madurez se logran grandes resultados cuando las ganas corren correntosas por las venas como si se tratara de adolescentes. Además la banda lo hace con sapiencia, como esos viejos enganches al estilo de Ricardo Bochini, ídolo de Tapia, que caminaban la cancha con sabiduría y colocaban pases quirúrgicos.
Abre con «Postcruxificción» de Pescado Rabioso, en una versión donde la voz de Tapia suena bien, como un cantante de heavy metal, casi a los gritos y con toda la suciedad necesaria para que el CD te atrape y la canción te llevo a recorrerlo. Además cuenta con un buen trabajo de los teclados y el Hammnod, que mete un solo cerca del final de la canción.
La Mississippi desempolva un viejo blues de Vox Dei «Ritmo y blue con armónica» con Tapia dándole más aire a su voz, más color y otra vez con la guitarra y el Hammond quedándose con el protagonismo. La guitarra de Gustavo Ginoi y la armónica de Tapia, libran un interesante duelo en medio de la canción.
«No tan distintos (1989)» de Sumo, abre con la batería marcando el tempo de reggae, la viola metiendo punteos y después llevándose la armonía, hasta que Tapia la canta en un muy buen inglés, pone la voz bien de negro de Kingston o de Bristol, la ciudad británica donde nacieron The Specials y otras bandas de ska y reggae, hijas de jamaiquinos radicados en las Islas británicas.
«Cementerio Club» de Pescado Rabioso, es puro blues denso, poético, con la guitarra de Ginoi robándose el protagonismo con su punteo, en una versión más oscura, moderna y triste, que la original.
“Una casa con 10 pinos” de Manal, abre acústica y después tiene un airecito más americano, mientras «La mamá de Jimmy» de León Gieco» vuelve a darle el protagonismo al Hammond y es puro blues y rock sureño a lo Allman Brothers, con un momento pegadizo en su estribillo.
A «Masacre en el puti club», Tapia le da nuevos aires con una interesante participación de las flauta traversa y arreglos bluseros, apropiándose del tema, dándole la identidad de la banda con buenos resultados.
En «Todos los caballos blancos» de Gieco, la Mississippi vuelve con el rock sureño, arreglitos country, mucho teclado y un buen trabajo de Tapia en la voz, mientras Ginoi juguetea con buen gusto con el slide.
«Pato trabaja en una carnicería» se mueve alrededor de Tapia que va recitando como un Lou Reed blusero, mientras los Mississippi a se convierten en los Heartbreakers de Tom Petty, para darle un emotivo homenaje a Moris, el primer gran poeta urbano del rock argento. El cierre con el duelo entre la guitarra y el Hammond es imperdible.
Tapia canta muy clara la letra de Moris y de esa manera esos versos que hablan de aquellos que juegan a hacerse el excéntrico, el freak o un hypster, no solo no perdieron vigencia, sino que siempre hay alguno pseudo rocker haciendo papelones, el ridículo y dándole actualidad a las notables estrofas de Birabent padre.
«Azúcar Amarga» de Vox Dei arranca rockeado, pero la voz de Tapia y el piano de Gastón Picazo lo meten de lleno en el blues.
Memphis la Blusera también tiene su capitulo en este homenaje con la versión de «El blues del Estibador», a un ritmo bien rápido, mientras que «Gato de la calle negra» de Pappo Blues suena más hard rock.
El clásico «Mejor no hablar de ciertas cosas» que el Indio Solari y Skay Beilinson le regalaron a Sumo, cierra este «Inoxidables» en una versión rockera, con la voz de Tapia escupiendo las frases, riéndose macabramente, mientras las guitarras le dan un aire de rock más tradicional y menos new wave a la canción incluida en el álbum «Divididos por la felicidad».

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SALTA LA BANCA-“EUREKA”

Cuarto disco de Salta la Banca, el combativo grupo que lidera Santi Aysine, que decidió dejar atrás cualquier vinculo con la canción rioplatense, candombe, la trova cubana, para ponerse en manos del experimentado Alejandro Vázquez y de Ale Kurz, de El Bordo, para producir un disco bien rockero, con guitarras al frente, buscando la electricidad para darle más envión a las fuertes letras de contenido social que caracterizan al combo.
Para que no queden dudas, el disco abre con el riff chirriante de “No pierdas cuidado”, donde Beto Grammatico conduce a la banda en aguas cargadas de ruido y furia de alto voltaje, apoyado en la firmeza de la base que conforman de Gonzalo Sosa en el bajo y Julián Baranchuk en batería.
El saxofonista Mauro Ostinelli se hizo cargo de unos interesantes arreglos de bronces, mientras que desde los teclados Santiago Maggi decidió modernizar su aporte, meter más maquinas y ruidos.
La búsqueda lírica de Aysine sigue intacta y se percibe desde el vamos en “El Jardín de mis agonías”, que tiene una apoyatura instrumental cuasi grunge, cargada de angustia, desde la mirada de un niño que quiere jugar al fútbol pero ve como se desmorona el Mundo a su alrededor, por las guerras, el hambre, los agroquímicos, la minería a cielo abierto, como se utilizan los grandes eventos deportivos para mentirle a la población.
Para lograr una primera línea bien guitarrera, presente todo el tiempo Aysine y Grammatico llamaron al ex Persa Juanjo Gaspari, para que participe a lo largo de todo el disco.
En esta oscura melodía, cargada de dolor, Grammatico mete un solo emocionante, mientras Alejandro Terán diseño unos angustiantes arreglos de cuerdas, que le dan una hermosa carga dramática a la canción.
“Faquir” abre con calma, con cortes y Aysine recurre a la calma, y la banda enhebra un medio tempo con cierto toque funky que se acentúan con la participación de los bronces y las guitarras girando hacia lo negro.
“Lirio Boreal” se abre con la voz de Aysine en susurro, un rasgueo grunge que va creciendo hasta que la canción toma potencia, la distorsión gana espacio, Terán vuelve a meter unas cuerdas bien graves y los bronces le dan un toque épico a la canción, mientras el vocalista va sacando angustia con cada línea. Hasta que Grammatico se adueña de las ultimas decenas de segundos con su guitarra y le da un final épico.
“Multitud” es rock alternativo puro desde las guitarras y la base, mientras Aysine vuelve a darle poesía a la canción, con cortes en los que se destaca el bajo de Sosa, dándole el pedestal para que “Eureka” sea un grito.
“Otro domingo” tienen un inicio lento, con la voz de Aysine mostrando su costado más suave y agudo, hasta que el saxo de Ostinelli mete unos lindos arreglos, mientras el vocalista se va poniendo en la piel de varios personajes a lo largo de la balada, que tiene un final emotivo con el solo de Grammatico.
“Quebrado” abre rockero con un pegadizo riff de Grammatico y es una medio tempo, bien radiable, optimista, que insufla energía. “Unos versos” es una canción bien negra souleada, al estilo SLB, con Aysine poniendo su voz en falsete, con buenos arreglos de bronces, sorprendiendo gratamente a todos. La canción para fundamentar su origen negro habla con despecho y afecto de una mujer, que parece la destinataria de todos los versos, inclusive del solo a lo Muse de la guitarra, acompañada por las cuerdas dirigidas por Terán.
Marcelo Corvata, bajista y vocalista de Carajo, participo aportando su voz en “Chacal”, bien rockera, en la que cargan contra la situación política-social y contra el sistema. El disco, una jugada riesgosa de SLB que parece anunciar la cosecha de buenos frutos, cierra con “Sobre lo Onírico”, donde la banda vuelve a vestir inteligentemente los pensamientos de Aysine y sus posturas. Con diversos cambias en el tiempo de la canción.

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MELIAN – “EPITAFIOS”

En «Epitafios» el quinteto muestra una relación más visceral con el metal y ese sonido es el que se refleja en «Praga», segunda canción que oficia -estéticamente, en cierto modo- como carta de presentación de este tercer álbum de estudio.
La búsqueda conceptual que Melian viene gestando desde el primer disco, «Entre espectros y fantasmas», lanzado en 2011, se hace carne en «Epitafios», cuyo título remite al texto que honra al difunto, normalmente inscrito en una lápida o placa.
Puede resultar, de este modo, el desenlace de un juego que los músicos profundizaron en «Yo, la muerte», tema publicado en el segundo registro de estudio «Semper Fidelis» (2002), en el que se posicionan frente a la finitud del ser humano y la relación con la vida.
Tres cortes de difusión promocionan el trabajo: «Memento Vivere», llevada al máximo por la expresión de una batería indispensable en las canciones y un contundente mensaje contra el fracaso; «Valar Morghulis», otra enérgica pista en clave de ñu metal que rememora la serie “Games of Thrones” y la saga de novelas «Canción de hielo y fuego», de George R. Martin; y el tema metalero «Perdonar no es olvidar».
Sin embargo contrarrestando toda la euforia y poderío de diez de las once canciones que componen el disco, el quinteto sorprende con la ambigua «El síndrome Estocolmo», íntima y acústica, que pone en evidencia la fragilidad humana y el proceso de aceptación por el cual el individuo debe atravesar cuando las situaciones no dependen de uno mismo.
La banda que nace en 2008 izando las banderas del post-hardcore, hace gala de su evolución musical en el bien logrado «Epitafios», disco que permite apreciar la identidad propia del quinteto.
Melian está actualmente compuesto por Martí¬n Beas Nuñez y Hernán Rodríguez (guitarras y coros), Ignacio De Tommaso (bajo), Andrés Druetta (batería) y Alejandro Picardi (voz).

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BAIRES REACHE-«GRITA FUERTE»

Sobre un fondo rosa y azul, intervenido con circunferencias negras, dos perfiles que inmortalizan la expresión del grito y la confrontación son divididos por una línea blanca y sobre ellos, impresa está la inscripción «Grita Fuerte», título del primer trabajo discográfico de estudio de Baires Reach, banda creada a fines de 2012 en la localidad de Avellaneda.
El tema inaugural, «Tu lugar», condimentado por un rock ligeramente punk, presenta al vocalista Matías Paz que con efervescencia alentadora recalca que «el tiempo nunca volverá/No te sientes a esperar/Tu momento es ahora/Solo tienes que gritar».
Mientras que «Nada que puedas hacer» coquetea con el hard rock, «Lejos de vos», canción de desamor adolescente, se aproxima en un comienzo a la disonancia de un pop-rock aggiornado, para luego retomar la línea que el álbum promete en su primera pista.
Descendiendo los decibeles irrumpe «Lejos de vos», una balada que no pierde el género base del cuarteto y que regala un lindo arreglo del guitarrista Federico Formaro.
Teñida por el mismo sentimiento Baires Reach coloca, entre las diez canciones que componen el registro, la balada «Mi mujer», con una mayor presencia del compás 4/4, al igual que «Contigo» y sus coros atractivamente disonantes.
La risa desafiante que inaugura «Más y más» se anticipa a la letra del mismo tenor que en clave del clásico hard rock de los 80 permite, a su vez, la irreverencia de la guitarra.
La banda integrada por jóvenes de la generación del 90 y que se completa con Lucas Paz en bajo y Agustín Albertini en batería, ganó la primera edición del certamen de bandas locales de Avellaneda, «Arde Rock» el mismo año de su formación.