Novedades discográficas

Los discos nuevos de Palo Pandolfo, De Rooleros, Rob Zombie y Eléctrico Limón.

DE ROOLEROS – » DESDE EL TEMPLO SUCESIVO»

DE ROOLEROS nació en marzo del 2013 en el barrio porteño de Villa Urquiza, formando en principio como trío, por el baterista Diego Rubinstein, el bajista César El Id y el guitarrista Juan Gonella. Pocos meses después, con la incorporación del saxofonista Santiago Kurchan, comenzaron a trabajar sus propias composiciones -definiendo su perfil estilístico dentro del Jazz Groove – y a realizar diversas presentaciones en vivo.
En diciembre de ese año grabaron su primer disco, Tabasco Flow, lanzado en abril del 2014. Dicho trabajo discográfico fue presentado en los más variados escenarios de Buenos Aires.

Desde El Templo Sucesivo, es una Producción audiovisual que consta de cinco movimientos compuestos especialmente para la ocasión + una improvisación colectiva. La banda interpretó la música en vivo interactuando con artistas de distintas disciplinas.
Los integrantes de De Rooleros comentan:» Dicho proceso creativo fue compartido con los performers Martín Sucari y Yasmina Cura, quienes a su vez idearon las escenas que después desarrollarían en cada uno de los movimientos.

Del mismo modo sucedió con los artistas plásticos de la agrupación En Linea Sucesiva, que además nos recibirían en su taller, donde tantas veces hemos compartido arte en todas sus expresiones.

A este lugar que nos nuclea hemos dado en llamar respetuosamente El Templo Sucesivo, casa de nuestros amigos y espacio sagrado donde el arte baila en la espontaneidad.»

Desde el Templo Sucesivo fue editado en formato digital y puede verse completo on line en la página Web de De Rooleros: http://www.derooleros.com/#!/-videos y en Youtube: https://www.youtube.com/watch?v=n3aVY2dBd8U.

También existe una edición especial sólo-audio, en cd ,exclusiva para el público asistente a la presentación oficial del Sábado 6 de Agosto.

DE ROOLEROS PRESENTA OFICIALMENTE «DESDE EL TEMPLO SUCESIVO» el Sábado 6 de Agosto en Mediterránea,Café Teatro,Tucumán 3378, Abasto, a las 21hs

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PALO PANDOLFO Y LA HERMANDAD – “TRANSFORMACIÓN”

A casi dos años de su disco “Esto es un abrazo”, el trovador moderno del rock Palo Pandolfo lanzó “Transformación”, su segundo registro junto al grupo “La Hermandad”, en donde aborda un sonido más crudo, atravesado por el post-punk y la psicodelia, con historias que presentan variopintos personajes urbanos.
Registrado en los estudios Romaphonic, con la totalidad de la banda tocando casi en vivo, y algunas sobregrabaciones en el estudio El Martillo, el disco, producido por Pandolfo y Charlie Desidney, se caracteriza además por lo compacto y preciso que suena el grupo conformado Mariano Mieres en guitarra; Carlos Fernández en batería; Alito Spina en bajo y Gerardo Farez en teclados.
El aura del disco también puede apreciarse a través del arte de tapa, en donde tanto Palo como su banda aparecen maquillados y ataviados como una suerte de “guerreros galácticos”, que recuerdan a los legendarios “Spiders from Mars” que acompañaban a David Bowie en la etapa de Ziggy Stardust. Esto da la pauta de que el artista deja de lado por un momento la contemplación casi bucólica e introspectiva de su anterior trabajo y se zambulle de lleno en aquellas historias “densas” que tan bien sabe contar desde los años de “Don Cornelio y la Zona”.
“Transformación” cuenta además con invitados de lujo, como Ricardo Mollo, Hilda Lizarazu y Los Tipitos, quienes lejos de convertirse en figuras que aportan nombres fuertes al disco, se suman al aceitado engranaje de Palo Pandolfo y La Hermandad con participaciones que se ponen al servicio de la canción.
La apertura del disco con la potente “Drácula”, con un riff presentado en bloque por toda la banda, ya plantea todo un universo sonoro y lírico que marca la pauta de los once tracks siguientes, apenas interrumpido por alguna incursión pop como en el caso de la alegre “El juego”.
Personajes como la “mujer vampiro” de “Drácula” vuelven a aparecen en varias canciones, como el caso de el pescador redimido de “Un reflejo”, los amantes desencontrados y solitarios de “Morel”, la joven adicta de “La Fuga” o la familia que sale a “cirujear” en “La primavera”.
También hay alusiones a todo un universo marcado por el arte de tapa en temas como “Sonido plateado”, “Galáctica” y “Niña de metal”, que no matiza su crudeza gracias a los coros de “Los Tipitos”.
Con un sonido fuerte, compacto, que opera en muchos pasajes como un “mazazo”, Palo Pandolfo traza puentes que lo conectan con otros artistas, como en el caso de la mencionada “La fuga”, uno de los puntos más altos del disco, en donde el halo de Spinetta y del propio Pandolfo de “Rosario en el muro” se hacen presentes. Lo mismo ocurre en “El conquistador”, en donde el músico rompe su voz como lo haría un cantante de Heavy Metal y nos invita a linkearlo con Ricardo Iorio. O también se puede mencionar el solo hendrixiano que aporta Mollo en “Sonido plateado”.
Sin dudas, todos los elementos mencionados se conjugan de manera perfecto y hacen de “Transformación” uno de los grandes lanzamientos del año, a la altura de los mejores trabajos de Palo Pandolfo en su carrera, como el álbum debut de “Don Cornelio y la Zona” o “Espiritango”, de Los Visitantes.

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ROB ZOMBIE – “THE ELECTRIC WARLOCK ACID WITCH SATANIC ORGY CELEBRATION DISPENSER”

Luego de tres años Rob Zombie regresó a las bateas con «The Electric Warlock Acid Witch Satanic Orgy Celebration Dispenser», un título tan delirante como exquisito es el disco de este maestro del rock pesado.

No hay sorpresas en el sexto álbum del ex vocalista de White Zombie, que se fue de esa banda de rock industrial para dar lugar a su carrera en solitario y a su profesión como cineasta y es escritor del terror.
El disco abre con «The Last of The Deamons Defeated», un track que trae sonidos extraterrestres mezclados con coros eclesiásticos, que rápidamente dan lugar a esas guitarras podridas y al doble bombo de Ginger Fish, sobre los cuales Rob Zombie canta con su inconfundible voz «Hechicero eléctrico, bruja ácida».
Luego de «Satanic Cyanide! The Killer Rocks On!», otra pieza introductoria que se sumerge en la oscuridad satánica que tan bien se le conoce, con momentos de guitarra española, aparece la tercera canción que desata esa «orgía» de la que habla el título.
En «The Life and Times of a Teenage Rock God» Zombie muestra que él nunca dejó de ser un gran productor, entremezclando un batería pesada con guitarras que suenan a sierras, sirenas sintetizadas, secuencias y voces de niñas, que abrazan a uno dentro de un manto sagrado de ultratumba.
Todo se enmarca dentro de la carrera de un artista completo, hecho y derecho, con una producción que excede a la música, como muchas veces el arte exige.
No es fácil encontrar a alguien que se dedique a varias artes a la vez y que en toda ellas sea reconocido más allá de portar un nombre icónico.
Es verdad que sus películas, canciones y libros apuntan al público estadounidense, propenso a las excentricidades, pero ello tampoco descalifica obras que fueron reconocidas a nivel mundial.
Como si fuera poco, Rob Zombie prefirió la inseguridad a ser criticado por lanzarse a escribir y dirigir, en vez de quedarse en el plácido lugar del músico exitoso, con un importante número de ventas y de top 10 en los charts.
Entre los riesgos que tomó también está la cuarta canción, «Well, Everybody’s Fucking in a U.F.O.», donde el industrial hace base en un psicótico bajo a lo Primus, con su voz rapeando «todo el mundo está cogiendo en la nave espacial».
«The Electric Warlock…» salió casi sin aviso y eso, sumado a que ninguno de los 12 temas llega a los tres minutos, hace pensar en que Zombie tenía esta producción bajo la manga y decidió lanzarla al mundo en el mismo año que presentó «31», su sexta película.
Y este compilado de música pesada, uno de los pioneros del rock industrial también hecha mando al punk británico con «The Hideous Exhibitions of a Dedicated Gore Whore» y al trash metal con «Medication for the Melancholy».
Estos vaivenes, que se suma a una importante cantidad de pistas de voces pregrabadas, convierten «The Electric Warlock…» en un disco que se pasa volando, pero, pese a lo cual suena un tanto desordenado, como si Zombie hubiera volcado todo de una al estudio y la mezcla se hubiera realizado en un fin de semana.
Sin embargo, conociendo lo detallista que suele ser, cabe pensar que ese desorden fue armado adrede, un fiel reflejo al booklet que acompaña la edición física, en el cual no se puede encontrar un diseño homogéneo y coherente.
Para el armado de las canciones, Zombie volvió a acudir, como desde 2005, al guitarrista de Marilyn Manson, John 5, y se apoyó en los bajos de Piggy D, como desde hace 9 años.
La producción y la mezcla estuvieron a cargo de Zeus, el tecladista del grupo, quien además participó en discos de bandas tan disímiles como Whitechapel, Queensrÿche o Soulfly.
En los ránkings estadounidenses «The Electric Warlock…» se ubicó, siempre, en el top ten, lo cual ya habla por sí solo de un álbum está a la altura de uno de los maestros del metal pesado.

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ELÉCTRICO LIMÓN – “LIMÓN”

Segundo trabajo de esta joven banda que gusta del rock alternativo, con elementos new wave y punk, con presencia de las maquinas, formada por Maxi Morales en guitarra y voz, Javier Bergerot en guitarra y Coros, Mini Ratto en bajo y coros y Pablo Bentivenga en batería.
El disco se inicia con la guitarra metiendo cortes funky en un tema poderoso, donde la base machaca con un buen groove, en “Da lo mismo”. La sigue “Enredarme” un grunge melódico, donde la banda baja un cambio y prefiere apostar a la melodía, sin perder poderío romántico.
“Tormenta” es un punk-pop con mucha velocidad, en el que destacan los buenos arreglos vocales que son una característica de la banda. “Al final” tiene un comienzo lento, con cierto tono a rompimiento romántico, y la banda se va conformando en torno a esa forma musical, un medio tempo alternativo, con un buen trabajo de las guitarras.
En “Gigantes” la banda retoma el camino del punk melódico al estilo de Blink 182, mientras que en “Trasparente” regresa el camino más lento en forma de balada grungera al estilo de Nickelback. Las baladas épicas permiten a la banda lucirse como en “Mis días cambiarían”.
En “Derrocando” vuelven las formas modernas del hard rock, mientras que el disco cierra con la juguetona “Eléctrico Limón” con airecitos funky.