Desapareció la pintura atribuida a Leonardo Da Vinci que costó US$450 millones

La obra «Salvator Mundi», que se subastó en 2017, iba a exhibirse en el Louvre árabe, pero no se mostró; ahora no se sabe dónde está.

ABU DHABI, Emiratos Árabes.- Quizá parezca que el Louvre Abu Dhabi tiene todo lo que podríamos pedirle a un museo de clase mundial. Su diseño aclamado cubre sus galerías con un enorme domo que parece flotar sobre las aguas del Golfo Pérsico. En el interior se encuentran obras de Rembrandt y Vermeer, Monet y Van Gogh, Mondrian y Basquiat.Sin embargo, no está la obra que, según habían prometido en el Louvre de Abu Dhabi, anclaría en su colección:Salvator Mundi, la pintura de Jesucristo atribuida a Da Vinci.

Pocas obras han evocado tanta intriga, ya sea en el mundo del arte o entre las cortes de la realeza del Golfo Pérsico. En primer lugar, su autenticidad como creación de Leonardo fue tema de un intenso debate. Después, en noviembre de 2017, se convirtió en la pintura más cara vendida en una subasta, a US$450,3 millones de un anónimo que resultó cercano y posible representante del príncipe heredero Mohammed ben Salman, gobernante de Arabia Saudita.

Salvator Mundi

Ahora, un nuevo misterio rodea la pintura : ¿dónde rayos está Salvator Mundi? Aunque el departamento de cultura de Abu Dhabi anunció casi un mes después de la subasta que de alguna manera había adquiridoSalvator Mundi para exhibirla en el Louvre de ahí, una develación de la pintura planeada para septiembre pasado se canceló sin explicación. Y cultura se rehúsa a responder preguntas. Los miembros del personal del Louvre Abu Dhabi dicen en privado que no saben dónde está.

El Louvre de París, que concede la licencia para usar su nombre en el museo árabe, tampoco ha podido ubicar Salvator Mundi, de acuerdo con un representante que sabe de las comunicaciones con Abu Dhabi.

Los funcionarios del gobierno francés, propietario del Louvre en París, están deseosos de incluir Salvator Mundi en la exposición histórica para celebrar el aniversario número 500 de Da Vinci este otoño, y dicen que aún tienen la esperanza de que la pintura aparezca a tiempo. No obstante, algunos expertos en Leonardo dicen que se sienten alarmados por la incertidumbre respecto de la ubicación y el futuro de la pintura, sobre todo después del anuncio de Abu Dhabi de que la pintura se expondría al público.

«Es trágico», dijo Dianne Modestini, profesora del Instituto de Bellas Artes de la Universidad de Nueva York, que colaboró en los trabajos de conservación de Salvator Mundi. «Es muy injusto privar a las personas que se sintieron conmovidas por esta pintura, una obra maestra tan extraordinaria».

Martin Kemp, historiador del arte de Oxford que ha estudiado la pintura, la describió como «una versión religiosa de la Mona Lisa, y «la declaración más fuerte sobre lo elusivo de lo divino» en la obra de Da Vinci. «Yo tampoco sé dónde está», agregó.

Señalando que jamás fue claro cómo pudo Abu Dhabi haber adquirido la pintura de manos de los sauditas en primer lugar -ya fuera un regalo, un préstamo o una venta privada-, algunos han especulado con que el príncipe heredero Mohammed quizá simplemente decidió quedársela. La embajada saudita en Washington rechazó hacer comentarios.

El fracaso del Louvre Abu Dhabi para exhibir Salvator Mundi como lo había prometido ha revivido dudas acerca de si es creación de Leonardo; los escépticos especulan con que el nuevo propietario quizá tema el escrutinio del público.

Mientras tanto, las pistas sobre el paradero del cuadro han provocado que el mundo del arte se mantenga expectante. Una persona que sabe de los detalles de la venta de la pintura dijo que la habían enviado a Europa después de que terminó de pagarse. Además, Modestini comentó que un experto en restauraciones le había dicho que una aseguradora le pidió que examinara la pintura en Zúrich antes de que la enviaran a su destino final. No obstante, la evaluación fue cancelada y Daniel Fabian, el experto de Zúrich, rechazó hacer comentarios.

Después de eso, dijo Modestini, «no se ha sabido absolutamente nada».

The New York Times

Fuente: David Kirkpatrick, La Nación