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El Ecoparque porteño puso en valor la condorera, un recinto que nació en 1903 como adorno lumínico para las Fiestas Mayas.
La majestuosidad de una geografía sin igual que pone a prueba los sentidos. Paisajes que adquieren tonalidades conmovedoras invitan a las familias a introducirse en lugares como Piedra Parada y Puerto Chucao.