De estricta formación clásica pero con la sensibilidad para abrazar —a partir de la técnica— las tradiciones territoriales de la música popular argentina, la pianista cordobesa, que murió a los 70 años, fue una artista que expresó esa capacidad de conciliación entre la dimensión universal de la música y las marcas locales y regionales, en un equilibrio que en ella aparecía siempre sazonado.