Lejos de la fantasía idealizada, publicar un libro no genera las regalías suficientes para que los autores puedan vivir de su obra. Entonces, novelistas y cuentistas históricamente deben recurrir a otras profesiones para subsistir
Uno de los clásicos memorables de mi infancia es Corazón de Edmundo de Amicis, un autor decimonónico ya olvidado. El episodio del libro que tuvo más impacto contaba cómo un niño genovés salía de su país en busca de su madre, quien trabajaba en la Argentina. Recuerdo haber llorado y haberme preguntado si yo sería capaz de tan arriesgada aventura.