Luego de 20 años desaparecidos, cuando se consideraron robados de la británica Universidad de Cambridge que los atesoraba, dos cuadernos del influyente científico naturalista inglés (1809-1882) reaparecieron de una manera misteriosa: en una bolsa de regalo depositada en la biblioteca de la casa de estudios y con una tarjeta de felicitaciones.
Un grupo de investigadores comandado por el Conicet los encontró entre las colecciones de animales de antiguos naturalistas depositadas en museos. Algunos, dicen, están en riesgo de extinción.