Teatro al diván: varias obras tienen la terapia psicológica como eje

¿Quién no ha ido a terapia o estuvo a punto de tirarse en un diván?; ¿quién no fue mandado por alguien al son de «vos deberías hacer terapia»?

Violeta Urtizberea, Fernán Mirás y Benjamín Vicuña, en Terapia amorosa

¿Quién no ha ido a terapia o estuvo a punto de tirarse en un diván?; ¿quién no fue mandado por alguien al son de «vos deberías hacer terapia»? Así pues, la psicología en escena se convierte en un gran tema a tratar que convence y convoca a muchos espectadores. Porque, además, hay que decirlo, estas terapias ficcionales son un verdadero éxito. Basta con una sesión para solucionar problemas de antaño o para curar severas patologías. ¿Para qué está la ficción si no para regalar un bálsamo y regar de optimismo? ¿Quién no quiere aunque más no sea por un rato que le conviden con esa magia?

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Las nueve temporadas de la obra que batió todos los records del teatro porteño, Toc toc; el fenómeno indiscutido que es Gabriel Rolón en sus múltiples propuestas escénicas; las siete temporadas que lleva cosechando buenas críticas y buenos comentarios Dr. Lacan y que continúa sus funciones desde enero con modalidad café concert; una nueva comedia, Terapia amorosa, que agota sus funciones desde su estreno, y algunas perlitas del off como Inestable, del dúo Sutottos, dejan algo en claro: el público de Buenos Aires y el mundo terapéutico se llevan de maravillas. Incluso mejor que casi todos los matrimonios que se suben a escena con un conflicto tras otro.

«Las obras que transitan el ámbito terapéutico necesariamente van a bordear las emociones -afirma Gabriel Rolón, un experto indiscutido en estos temas-. Y un texto que toca los sentimientos humanos tiene un potencial atractivo para el público. Al final de cuentas, todos amamos, todos tenemos miedo, todos nos ilusionamos y sufrimos. Todos vamos a morir».

«Dejo que el público use su imaginación, no es mi culpa si se limita a mis sugerencias», dijo con certeza pero con profundo sarcasmo el director norteamericano Ernst Lubitsch. Qué busca el espectador porteño es una incógnita tan esquiva y misteriosa como desconcertante. No es posible precisar si una obra será un éxito o no para los productores que buscan esa inexistente garantía. Pero, cierto es, el tema de lo «psi» sigue dando que hablar. Silvia Zappa, que además de ser psicoanalista tiene formación teatral y de dramaturgia, analiza el fenómeno. «El psicoanálisis se interesa por el teatro porque la sesión psicoanalítica tiene un paralelismo con lo que es una escena teatral. De hecho, hay palabras que se repiten: intérprete, interpretar, producir. El análisis es un laboratorio teatral y en ese laboratorio se vuelve a actuar en la modalidad de relato algún episodio o algún momento de la vida del paciente. El paciente se convierte en actor y el analista en actor, dramaturgo y espectador».

Qué mejor ejemplo que el caso emblemático de Gabriel Rolón para este punto. Un psicoanalista devenido en actor de sus propias obras logra captar la atención y convertirse en un verdadero hito sin antecedentes. Rolón conjuga su actividad terapéutica con la escritura, la dramaturgia y, finalmente, la actuación misma. «En mis obras invito al público a pensar sobre el amor, la soledad, los duelos, la sexualidad o los miedos. Intento con ellas movilizarlo -cuenta Rolón-. Porque a lo mejor si se moviliza piensa, si piensa se pregunta, si se pregunta se angustia y si se angustia quizás vaya a ver a un analista que es donde de verdad se juega la posibilidad de cambiar un destino. Esas son mis metas: difundir el psicoanálisis e intentar acercar a la gente al diván. Por supuesto, al montar mi propuesta sobre un escenario es fundamental que para lograr esas cosas consiga primero entregar una propuesta atractiva desde el punto de vista teatral».

El taquillero elenco de Toc toc
El taquillero elenco de Toc toc

Varias aristas pueden pensarse para encontrarle una explicación a este fenómeno. Por un lado la identificación, esa empatía necesaria que disparan estos personajes arriba del escenario y que hacen sentir al espectador en familia con sus propios temas. «Más que la terapia en sí, son los temas que se abordan en esas terapias en escena los que generan empatía -cuenta Sebastián Blutrach que además de ser uno de los productores de Toc toc y de Terapia amorosa es el dueño del Picadero donde Rolón sube a escenas sus últimas propuestas-. Las crisis de pareja, las obsesiones o las cosas que nos angustian son temas universales. En general son obras que intentan que nos riamos de nosotros mismos, toda esa empatía hace que el público se pueda identificar con los personajes, los haga propios y los disfrute tanto. Si repaso en mi carrera encuentro desde La última sesión de FreudBajo terapiaToc TocTerapia amorosa, diferentes enfoques que abordan con mucho humor, salvo en La última sesión de Freud, las problemáticas compartidas por todos».

Pero hay más. Además de la identificación, las problemáticas subidas a escena para sonar fuerte y llamar la atención de la platea muchas veces están tan exacerbadas que el espectador no puede más que sentir el alivio de no estar tan mal como los del escenario. Y así sin más se produce el tan buscado efecto de la catarsis que definía Aristóteles. Una tranquilidad y liberación al ver los problemas propios, pero en otro y agigantados.

Gabriel Rolón
Gabriel Rolón

«Otto Rank decía que hay una pasión en el espectador que tiene que ver con una especie de identificación con el niño observando la escena parental -amplía Zappa-. Hay algo con ser espectador teatral que supone que se va a encontrar con algún misterio muy profundo y muy primario aunque las motivaciones aparentemente sean otras. Espía, como por una mirilla, y encuentra público algo que es privado y espera una respuesta que lo alivie».

Ejemplos sobran. La actual en cartel Terapia amorosa que propone una terapia de pareja (Bejamín Vicuña y Violeta Urtizberea como la pareja y Fernán Mirás el psicoanalista reconocido) que en solo una sesión podrá desentrañar un odio acumulado de casi dos décadas. El consultorio al que llegan los seis pacientes de Toc toc cada uno con sus trastornos obsesivos compulsivos. Las obras basadas en casos clínicos reales de Gabriel Rolón como Historias de diván El lado b del amor y actualmente con sus entrevistas abiertas. La resolución de la crisis de pareja de Los vecinos de arriba que aunque comienza hilarante termina más seria y abordando los problemas matrimoniales junto a la ayuda de la vecina psicóloga. El encuentro que tiene Lacan con su secretaria cuando al llegar a dar su famoso Seminario encuentra la sala vacía en Dr. Lacan, que acaba de iniciar séptima temporada ininterrumpida.

«Sobre el final del espectáculo -cuenta Pablo Zunino que, además de ser el autor es el director y el protagonista- hago una encuesta, les hago levantar la mano, preguntando quiénes son analistas, quiénes son pacientes y quiénes son civiles. Yo les digo ‘los vírgenes’. Los pacientes que vienen no es porque en el análisis que hacen el analista les explique la teoría de Lacan pero vienen como a ver quién es el maestro del tipo que me atiende todas las semanas, dónde aprendió». Por supuesto que la obra es enteramente ficcional y no hace falta en absoluto conocer la teoría lacaniana, en definitiva se trata de una relación entre un jefe y su secretaria; pero el público quiere saber más, conocer en profundidad a este personaje del que tanto se escucha en Buenos Aires.

El off también se ocupa de estos temas y, una vez más, el público lo aplaude. Así sucede con el caso de Inestable, del dúo de humor Sutottos en el que se abordan todos los miedos posibles de dos sujetos repletos de fobias que los inhabilitan socialmente. Surgida en la Bienal, lleva realizando funciones desde 2015, pasó por festivales internacionales y retoma sus funciones en abril de este año. Dos jóvenes un sábado a la noche intentan salir a pasarla bien, como se supone que debe suceder, y no pueden porque los miedos se lo impiden. Aparecen todo tipo de temores y fobias. «Inestable es una exageración de lo que somos como seres humanos -cuentan los Sutottos, Gadiel Sztryk y Andrés Caminos-. Para nosotros armar este espectáculo fue aliviador porque a la hora de exponer los miedos que nos aquejan se vuelven menos amenazantes. Muchos de nuestros miedos están en escena y quizás esa sea la respuesta a la gran identificación que produce el espectáculo. Es una alegría sentir que entre todos estamos haciendo catarsis. El humor para nosotros es un vehículo para poner en escena algunos de nuestros temores más profundos y para compartir con el público un momento en el que todos asumimos que estamos en la misma porque aunque no queramos asumirlo nos morimos de miedo. Hemos tenido el placer de recorrer distintos lugares del mundo y pudimos constatar que el miedo, las fobias y obsesiones son problemáticas que están profundamente arraigadas en la cultura occidental. La gente tiene miedo todo el tiempo en todos lados y el teatro se hace eco de lo que está pasando».

No es raro que en la ciudad en la que se estrenaron todas las películas de Woody Allen, sin excepción y con más fanatismo que en ningún lado del mundo, en la que Ingmar Bergman fue más profeta que en su propia tierra, las obras «psi» sigan pidiendo pista, o al menos sesión.

Inestable, de Los Sutottos
Inestable, de Los Sutottos

Para agendar

Toc toc, de miércoles a domingos en el Multiteatro.

Terapia amorosa, viernes, sábados y domingos en El Picadero.

Dr. Lacan, sábados a las 20 en La Comedia.

Entrevista abierta del Doctor Rolón, jueves y viernes en El Picadero

Los vecinos de arriba, de miércoles a domingos en el Metropolitan.

Inestable, desde abril sábados a las 21 en Beckett Teatro.

Fuente: Por: Jazmín Carbonell – La Nación