Animales porteños de colección: los secretos de 5 homenajes de mármol y de bronce

MIRÁ LA GALERÍA DE IMÁGENES. Son las esculturas “Los galgos rusos” de Recoleta, “Mujer con gato” de Las Cañitas, “Yaguareté” del Parque Chacabuco, “León con su caza” y el lobo de “Caperucita Roja”, de Palermo.

No serán celebridades globales como Hachiko, el perro de raza akita que esperó durante años a su dueño en la estación Shibuya de Tokio, de la misma forma que lo había hecho antes de que el hombre muriera -el protagonista de la película que se tradujo acá como «Siempre a tu lado» (2009), con Richard Gere- y como la escultura que lo recuerda y atrae como un imán en ese lugar de la capital japonesa.

Pero en la Ciudad de Buenos Aires, donde según estadísticas oficiales al menos 6 de cada 10 hogares tienen mascotas -37% perros y 19% gatos-, hay animales de piedra, de mármoles y de bronce. Son muy anteriores a la movida pet friendly y se los puede redescubrir en espacios públicos, como custodios de memorias porteñas y como homenajes.

Zoom. Sobre los galgos rusos o borzoi, de Recoleta./ Maxi Failla

Zoom. Sobre los galgos rusos o borzoi, de Recoleta./ Maxi Failla

En Japón. El homenaje a Hachiko, en la estación Shibuya, es un imán.

 

En Japón. El homenaje a Hachiko, en la estación Shibuya, es un imán.

La obra «Los galgos rusos«, emplazada en la esquina de Córdoba y Jean Jaurés de la Plaza Monseñor De Andrea, en Recoleta, fue realizada en bronce, en 1914, por Giacomo Merculiano (1858-1935), napolitano especializado en representaciones de animales que se instaló en Francia a comienzos del siglo XX.

Que Merculiano viviera en Francia cuando creó esta estatua no es un dato menor. Sus perros, los borzoi, fueron los preferidos de los zares en Rusia. Los acompañaban a cazar. Y tanto se los identificaba con ellos que se cuenta que los masacraron tras la Revolución Bolchevique de 1917. Sin embargo, esbeltos (miden hasta 85 cm de alto), elegantes y vivaces, habían empezado a encantar desde antes a grupos sociales altos franceses y de buena parte de Europa. Y así, se cuenta, llegaron a Buenos Aires. En 1927, Alfredo Le Pera, el autor de la letra de «El día que me quieras», volvió de París con varios. Se dice que los trajo para venderlos y que le regaló dos a Gardel. Hay una foto, tomada durante una filmación, en la que se ve a Gardel, de traje blanco, junto a Tito Lusiardo y los borzoi hermosos.

Con Gardel. Los perros borzoi y Tito Lusiardo./GBCA

Con Gardel. Los perros borzoi y Tito Lusiardo./GBCA

Perón le gustaban los perros. Pero tuvo «Mujer con gato» en el Palacio Unzué, la residencia presidencial de Libertador, Austria, Agüero y Las Heras que fue demolida tras la Revolución Libertadora que lo derrocó en 1955. Esa pieza, esculpida en mármol de Carrara por el francés Maxime Real del Sarte (1888-1954) -quien sufrió la amputación del antebrazo izquierdo por una herida en la Primera Guerra Mundial- sobrevivió, la mudaron a Mataderos y, desde 1983, se la puede ver en el boulevard Chenaut de Las Cañitas.

Ronroneo. Casi se puede escuchar al gatito del pasaje Chenaut. / Maxi Failla

Ronroneo. Casi se puede escuchar al gatito del pasaje Chenaut. / Maxi Failla

Capital cobija piezas dedicadas a animales salvajes, cálidas. Sacarse una foto de chico sentado en el lomo del «Yaguareté» de 800 kilos en el Parque Chacabuco fue un clásico para generaciones de sus vecinos. Lo mismo que dar la vuelta a Caperucita Roja, cerquita delRosedal de Palermo, para ver si el lobo está.

Yaguareté. Del "animalista" Sarguinet, es emblema de Parque Chacabuco. / Maxi Failla

Yaguareté. Del «animalista» Sarguinet, es emblema de Parque Chacabuco. / Maxi Failla

Lobo está. A metros del Rosedal de Palermo, asecha a Caperucita desde los años '30. / Archivo Clarín

Lobo está. A metros del Rosedal de Palermo, asecha a Caperucita desde los años ’30. / Archivo Clarín

Al Yaguareté lo creó el argentino Emilio Sarguinet -autor del «El Gaucho Resero», emblema de Mataderos- en 1935 y Caperucita y el lobo fueron comprados al francés Jean Carlus en 1937. León con su caza Leona con su cría son copias en bronce de obras de Augusto Cain, experto en recrear animales -«animalista», como Sarguinet- para parques franceses top, adquiridas con miras al Centenario de la Revolución de Mayo, hoy están expuestas en Plaza Holanda, también vecina del Rosedal de Palermo. La primera de estas piezas, por ejemplo, reproduce El león de Nubia y su presa que está en losjardines de Luxemburgo, en París.

La selección de los trabajos destacados en este GPS es arbitraria. No aparecen caballos -protagonistas de una categoría de esculturas, las ecuestres-. O vacas, otro símbolo nacional -hay un medallón con una esculpida en Florida y Marcelo T.-, Ni ciervos, tan típicos de los bosques de Palermo. Esta nota sólo incluye cinco grandes «detalles» que ofrece Buenos Aires. Más o menos solemnes, majestuosos o humildes, seguro son de esos «secretos» porteños capaces de emocionarte.

Vaca. En el corazón porteño, Florida y Marcelo T. de Alvear. / Maxi Failla

Vaca. En el corazón porteño, Florida y Marcelo T. de Alvear. / Maxi Failla

1) «Los galgos rusos». Emplazada en esquina de Córdoba y Jean Jaurés de la Plaza Monseñor De Andrea, en Recoleta, esta obra fue realizada en bronce, en 1914, por Giacomo Merculiano (1858-1935), napolitano especializado en representaciones de animales que se instaló en Francia a comienzos del siglo XX. Allí y en otras ciudades, los borzoi, como se llama a estos perros en Rusia, gráciles y fuertes, estaban entre los preferidos de los grupos sociales altos.

Vista. Los galgos rusos que creó el italiano Merculiano en 1914. En la Córdoba y Jean Jaurés. / Maxi Failla

Vista. Los galgos rusos que creó el italiano Merculiano en 1914. En la Córdoba y Jean Jaurés. / Maxi Failla

Los adoptaron en buena parte del mundo. Y salieron en fotos y afiches al lado de divas. Hay fotos de Greta Garbo o de Olivia de Havilland con estos perros. Y una serie con Marilyn Monroe, tomada por el gran Richard Avedon, en 1958.

Bonus track, con letra de tango: Los borzoi también aparecen en el tango «Pituca» (1930), de Enrique Cadícamo: “Tenés un galgo ruso que no es pa’ liebre/ y se pasa una vida fenomenal. / Te juro que al pensarlo me cacha fiebre/ y ¡qué lindo sería ser animal!”

2) «Mujer con gato». En mármol de Carrara, fue creada por el Maxime Real del Sarte (1888-1954), a quien le amputaron el antebrazo izquierdo por una herida en la Primera Guerra Mundial. El empresario naviero Alberto Dodero la compró para donarla a ex municipalidad porteña. A principios de la década de 1950 la pusieron en el jardín de la residencia del entonces presidente Perón y de Evita, en Libertador, entre Austria y Agüero, demolida tras su derrocamiento por la Revolución Libertadora -hoy allí está la sede de la Biblioteca Nacional-. La escultura se salvó: la mudaron a Mataderos. Y, desde 1983, se encuentra en el boulevard Chenaut de Las Cañitas.

Mujer con gato. En los años 50 estuvo en la residencia de Perón. Hoy, en el boulevard Chenaut de Las Cañitas./ Pedro Lázaro

Mujer con gato. En los años 50 estuvo en la residencia de Perón. Hoy, en el boulevard Chenaut de Las Cañitas./ Pedro Lázaro

3) Rugidos desde París. Las esculturas «León con su caza» y «Leona con su cría» son copias en bronces de originales realizados por Augusto Cain (1821-94), experto en recrear animales, para grandes parques parisinos. El primero reproduce a «El león de Nubia con su presa» que se encuentra en los jardines de Luxemburgo. Y la segunda es una copia de la que se encuentra en el de las Tullerías. Ambas obras fueron compradas por Ernesto de la Cárcova en 1906. Las colocaron en la entrada a La Rural, por la avenida Sarmiento. Y en 1913 las mudaron a Plaza Holanda, cerca del Rosedal de Palermo, donde están aún.

León de Palermo. Replica a una que decora los Jardines del Luxemburgo, en Francia. / Maxi Failla

León de Palermo. Replica a una que decora los Jardines del Luxemburgo, en Francia. / Maxi Failla

4) A lomo de pantera. Así, pantera, le decían y dicen algunos chicos a la escultura «Yaguareté» del Parque Chacabuco. Fue realizada en bronce por Emilio Sarguinet (Buenos Aires, 1887-1943) en 1935 y se estima que mide 1,3 metros de largo y medio de alto y que pesa 800 kilos. Sacarse una foto de chico sobre su lomo fue un clásico para generaciones de vecinos. Luego, la extrañaron durante 21 años. Es que, explicaron a Clarín desde el Ente de Turismo de la Ciudad, en los ’80, por la construcción de la autopista 25 de Mayo, la sacaron y pasó por el zoológico y depósitos de la Dirección de Monumentos y Obras de Arte porteña. En agosto de 2001 instalaron la obra sobre una base de 3 toneladas. Estaba de vuelta en casa. Sin embargo, sufrió vandalismo. Es un ícono del Parque, como la Fuente de los sapitos, también reformada. En Asamblea y Mitre.

5) Lobo está. La escultura de Caperucita Roja fue creada en un solo bloque de mármol blanco por el escultor francés Jean Carlus (1852-1930) y comprada en 1937 por la entonces Municipalidad de Buenos Aires. Mide cerca de dos metros de alto. Estuvo en Plaza Lavalle hasta 1972, donde después se colocó la estatua del ex presidente Hipólito Yrigoyen. Fue blanco de vandalismo pero hoy se encuentra restaurada en Plaza Sicilia, sobre Sarmiento casi Libertador. Según desde donde se la mire, el lobo se deja ver o no. Pero, listo para la selfie, está.

De cuento. Caperucita y el lobo, del francés Carlus, en Plaza Sicilia, Palermo. / Maxi Failla

De cuento. Caperucita y el lobo, del francés Carlus, en Plaza Sicilia, Palermo. / Maxi Failla

Fuente: Clarín