Cien años de riqueza: consejos para preservar el legado de la familia

Algunas investigaciones demuestran que la comunicación es una de las principales diferencias entre quienes tienen éxito y quienes no.

Dennis Jaffe, sociólogo de formación, ha pasado años tratando de encontrar la respuesta a una pregunta apremiante: ¿cuál es el secreto detrás de las familias centenarias?

La pregunta busca abordar un dicho que existe en muchas culturas e idiomas y que con frecuencia se le atribuye a Andrew Carnegie: “Shirt sleeves to shirt sleeves in three generations”, que en castellano podría ser: “Padre comerciante, hijo caballero, nieto pordiosero”. Este adagio hace referencia a la naturaleza efímera de la riqueza y a la famosa tendencia de que una generación la forje, otra la gaste y la tercera se quede sin ella.

Las familias que analizó Jaffe han evitado caer en la trampa en la que los nietos destruyen lo que edificaron los abuelos. Han logrado sobrepasar la tercera generación. No es sencillo comprender cómo lo lograron y no es sorprendente que la respuesta tenga matices.

No obstante, Jaffe afirmó que su investigación retoma un tema central: las familias cuya riqueza dura cien años tienen una mejor comunicación que otras familias.

Jaffe ha compartido su investigación en una serie de ensayos que culminará el próximo año en un libro de la editorial Wiley titulado Borrowed From My Grandchildren: The Evolution of Stewardship in 100-Year Families.

Durante la mayor parte de cuatro décadas, Jaffe ha sido líder en el ámbito de la investigación de los negocios familiares. También trabaja como consultor de familias adineradas.

Entre sus obras anteriores está Cross Cultures: How Global Families Negotiate Change Across Generations, escrita con James Grubman (su colaborador frecuente) —en la cual compararon familias nacidas en la riqueza con aquellas que la generaron solas—, y Working With the Ones You Love: Strategies for a Successful Family Business.

El estudio de las llamadas familias de cien años se basa en años de investigación de muchas familias, pero en esencia se propone explicar algo que se le puede escapar a cualquier familia, rica o pobre: ¿cómo logran mantenerse unidas en las buenas y en las malas? A continuación, presentamos algunos de sus descubrimientos:

Cómo se mantienen unidas. En lo primero que se enfocaron estas familias de cien años fue en sus integrantes, no en el negocio. La investigación de Jaffe demostró que esa inversión ha rendido frutos.

“Eligieron invertir en la familia”, afirmó Jaffe. “Se han dado cuenta de que la calidad de las personas que conforman la familia y su identidad va a determinar el éxito de la familia en el futuro. Las decisiones empresariales son importantes, pero en realidad se derivan de la calidad de la familia”.

Dijo que, de cierta manera, lo que hicieron estas familias no es muy distinto de lo que hacen con sus hijos los padres acaudalados que se concentran en la educación. No escatiman en gastos de educación, tutores y deportes que puedan proporcionarles a sus hijos una ventaja. Sin embargo, en el caso de las familias que él estudia, estas tienen el beneficio adicional de tener un grupo de consejeros para garantizar que sus hijos comprendan temas financieros, empresariales y de gestión familiar.

Qué implica mantenerse unidos. La frase de “la familia es primero” suena a cliché, pero Jaffe afirmó que su investigación reveló que las segundas y las terceras generaciones en las familias exitosas y adineradas se concentraban en incluir a las personas en las decisiones empresariales y familiares. Esto va de la mano con la necesidad de que haya un respeto mutuo y un compromiso de los miembros de la familia que quizá no viven muy cerca unos de otros.

“La decisión de las segundas y las terceras generaciones de crear una gran familia requiere de transparencia, respeto y compromiso”, señaló. “Surge del hecho de que, debido a que somos adinerados, queremos invertir de alguna manera en nosotros como familia. No se trata de pensar: ‘Todos somos ricos, démonos una palmada en la espalda y disfrutémoslo’”.

Por qué lo hacen. No se trata del dinero; tendrían muchísimo dinero aun sin el negocio familiar. Se trata de su legado y lo que eso conlleva. Se trata de continuar con lo que sus familiares han creado, expandirlo y adaptarlo con el paso de los años.

“Para mantener unida a esta entidad, deben desarrollar una forma respetuosa, positiva y útil de trabajar juntos”, comentó. “Deben colaborar porque habrá momentos de conflicto y estrés”.

Mencionó a familias como la de John D. Rockefeller o la familia detrás de King Ranch, fundada por Richard King y su esposa, Henrietta, como ejemplos de familias que se han mantenido unidas en tiempos difíciles.

Lo que todos deben aprender. Nos guste o no, con frecuencia en las familias hay hijos o hijas favoritos, así como ovejas negras, aquellos miembros que por una u otra razón se mantienen al margen. En cualquier familia, adinerada o no, algunos niños reciben recompensas y otros son ignorados.

En las familias con legado centenario más exitosas, eso no sucede. Todos deben tener habilidades básicas y capacitación para comprender no solo cuáles son sus responsabilidades, sino también de qué son responsables.

“Cuando perteneces a una familia multimillonaria, debes tener un nivel alto de habilidades para ser un accionista responsable”, dijo Jaffe. “En eso consiste la administración. Si eres un accionista con miles de millones de dólares, tienes que desarrollar muchas habilidades, aun si eres artista o violinista”.

De lo contrario, la familia se disuelve, o peor aún, se cumple la profecía del padre comerciante, el hijo caballero y el nieto pordiosero.

Jaffe descubrió que las familias exitosas valoran las relaciones sobre los negocios. “Para mantener unida a esta entidad, deben desarrollar una forma respetuosa, positiva y útil de trabajar juntos”.
Jaffe descubrió que las familias exitosas valoran las relaciones sobre los negocios. “Para mantener unida a esta entidad, deben desarrollar una forma respetuosa, positiva y útil de trabajar juntos”.Credit…Cayce Clifford para The New York Times

Las inversiones financieras son menos importantes. Esto se relaciona con la idea de que la familia invirtió en sí misma primero, de modo que su capital humano es su activo más valioso.

Si las inversiones únicas externas de las actividades empresariales principales —o incluso las internas— no funcionan, eso no será tan terrible como para destruir a una familia. Un hecho más destructivo para la compañía sería que un miembro de la familia no comprendiera su función.

“A esto le llamo ‘alianza generativa’”, dijo Jaffe. “Todos trabajan bien y obtienen buenas ganancias. Buscan nuevas oportunidades e ideas. Hemos descubierto que estas familias cuentan con hombres y mujeres valientes que también recibieron una educación y son responsables. Tienen una mayor capacidad de innovar de la que tendrían si solo se tratara de una oficina familiar dirigida por un profesionista con 30 años de experiencia en la banca”.

Las personas externas son esenciales. El antiguo modelo de una familia que es una entidad cerrada está pasado de moda. Las familias más inteligentes crean consejos dentro de las empresas que incluyen a personas ajenas a la familia.

La familia Carvajal, que vive en Cali, Colombia, y ha trabajado con Jaffe, fue más lejos y nombró a alguien que no era miembro de la familia como asesor de confianza dentro de su consejo familiar. El asesor es alguien que trabajó en el negocio familiar y ascendió hasta un nivel de alto rango antes de jubilarse. Su padre también trabajó ahí. Eso le ayudó a entender mejor a la familia, pero desde el punto de vista de una persona externa.

“Asiste a todas las reuniones, tiene acceso a la misma información que todos los demás, pero interviene cuando es necesario”, comentó Manuel José Carvajal, de 64 años, miembro de la cuarta generación de la familia. “En ocasiones, le pedimos su opinión. A veces actúa como supervisor cuando nos reunimos”.

Aunque pueda parecer un anatema permitir que una persona ajena interfiera en asuntos familiares, los Carvajal lo tratan como a cualquier asesor. Ahora su familia está en la sexta generación, con un negocio multinacional que abarca toda Latinoamérica y llega hasta la frontera de Estados Unidos.

Fuente: The New York Times