“Es preciso que la mujer viva sin sacrificar su felicidad con un repugnante matrimonio moderno”: fotos y palabras de Gabriela Mistral

Una exposición al aire libre muestra las ideas de la poeta, que fue una precursora del feminismo.

El 8 de marzo de 1906, Día de la Mujer de hace 115 años, se pudo leer un artículo en el diario La Voz del Elqui de Vicuña, en Chile que decía: “Se ha dicho que la mujer no necesita sino una mediana instrucción; y es que aún hay quienes ven en ella al ser capaz solo de gobernar el hogar».

Decía más: «La instrucción suya, es una obra magna que lleva en si la reforma completa de todo un sexo. Porque la mujer instruida deja de ser esa fanática ridícula que no atrae a ella sino la burla; porque deja de ser esa esposa monótona que para mantener el amor conyugal no cuenta más que con su belleza física y acaba por llenar de fastidio esa vida en que la contemplación acaba».

Y seguía: «Porque la mujer instruida deja de ser ese ser desvalido que, débil para luchar contra la Miseria, acaba por venderse miserablemente si sus fuerzas físicas no le permiten ese trabajo. (…) Es preciso que la mujer deje de ser mendiga de protección; y pueda vivir sin que tenga que sacrificar su felicidad con uno de los repugnantes matrimonios modernos; o su virtud con la venta indigna de su honra. Porque casi siempre la degradación de la mujer se debe a su desvalimiento”.

La instrucción como eje. La muestra de Gabriela Mistral en la plaza Chile. Foto Juano Tesone

La instrucción como eje. La muestra de Gabriela Mistral en la plaza Chile. Foto Juano Tesone

Por supuesto, el artículo es mucho más extenso. Salió firmado por una tal Lucila Godoy Alcayaga, más conocida hoy en día como Gabriela Mistral. No había cumplido aún los 17 años.

Este texto, titulado La instrucción de la mujer, constituye una de las once prosas escritas por Mistral que se exhiben hasta fin de agosto en las rejas de la Plaza República de Chile, sobre Avenida del Libertador, entre Tagle y Mariscal Ramón Castilla (CABA). A estos textos, se agrega una lámina biográfica y otra, donde se recopilan dos de sus poesías más relevantes.

Nacida el 7 de abril de 1889 en la ciudad chilena de Vicuña, en la provincia de Elqui, en una casa que hoy es museo, la poetisa, diplomática, ensayista, profesora y pedagoga Gabriela Mistral fue autodidacta porque no pudo pagarse la Universidad. Dio un examen de validación de sus conocimientos para poder enseñar y, por eso, fue despreciada por sus colegas.

Una cosa curiosa que constituye, en el fondo, una injusticia cuando una mujer ocupa un puesto que antes era desempeñado por un hombre. En el acto, disminuye el sueldo.
Gabriela Mistral

Le criticaban que no manejaba los conocimientos sobre pedagogía para enseñar, por no haber recibido una educación universitaria formal. Quizás haya sido por eso que el método de enseñanza que ella misma inventó fue tomado por el Gobierno de México y conservado hasta el día de hoy, solo con algunas mínimas reformas.

De origen muy humilde y ya desde muy joven se las ingenió para alzar su voz ante las altas esferas del poder y defender los derechos de las mujeres y de los niños, sobre todo, los de los sectores menos favorecidos. Mucho tiempo después, en 1945, Mistral recibió el Premio Nobel de Literatura y se convirtió, así, en la primera mujer de Iberoamérica y la segunda persona de América Latina en ganarlo.

Una vanguardista

La exposición, compuesta por gigantografías que muestran imágenes de la autora junto con sus prosas menos conocidas, es una iniciativa del Centro Cultural Matta, que funciona en la Embajada de Chile en Argentina.

El material que se exhibe ha sido extraído del acervo de la Biblioteca y Hemeroteca Nacional del país trasandino, el Archivo Histórico del Ministerio de Relaciones Exteriores y el Museo Gabriela Mistral de Vicuña.

Arte y belleza. Un texto de Gabriela Mistral.

Arte y belleza. Un texto de Gabriela Mistral.

Los textos seleccionados para la exhibición dan cuenta de la mirada vanguardista y altiva de una artista que, sin embargo, ha sido mayormente conocida por su obra poética, igualmente valiosa y de una honda y fina belleza. Son muestra de ello, sus poemarios DesolaciónTala Lagar.

Además de La instrucción de la mujer se pueden apreciar otras prosas de similar tenor combativo. Por ejemplo, en el texto titulado Feminismo, de 1919, Gabriela Mistral defiende la igualdad salarial entre hombres y mujeres: “Un grupo de diputados ha presentado a la Cámara un sencillo proyecto de ley de considerable alcance en favor de la mujer». «Se trata de conceder una considerable rebaja en la patente a aquellas tiendas de género cuyo personal sea femenino en sus tres cuartas partes».

Detalla: «La rebaja que, por este capítulo, sufran los municipios donde se implante esta medida, será compensada con un aumento de la patente que pagan los negocios de bebidas alcohólicas. Nada más justo, más lógico, más natural que este proyecto. Digamos aun que, con él, se trata de poner término a una verdadera vergüenza. (…) Lo único que habría que pedir es que, cuando estas ocupaciones sean desempeñadas por mujeres, los patrones paguen los mismos sueldos de cuando eran disfrutadas por los hombres. Porque pasa, al respecto, una cosa curiosa que constituye, en el fondo, una injusticia y una inequidad cuando una mujer ocupa un puesto que antes era desempeñado por un hombre. En el acto, disminuye el sueldo”.

Completan la exhibición las prosas: Decálogo del maestro (1922); El grito (1922); Motivos del barro (1922); Decálogo del artista (1922); Pasión de leer (1935); Cómo escribo (1938); Religiosidad (1938); Llamado por el niño (1948); Derechos humanos (1955) y una lámina donde se pueden leer las poesías País de la ausencia y Piececitos, ambas publicadas en el libro Tala, de 1938.

También, en la fachada del Centro Cultural Matta, se exhibirán fotografías, documentos, cartas y textos explicativos que se podrán apreciar desde la plaza República de Chile.

Fuente: Adriana Muscillo, Clarín