La escritora portuguesa Lídia Jorge ganó el Premio de la Feria del Libro de Guadalajara

El jurado destacó la carrera literaria de Jorge (Boliqueime, Portugal, 1946) y la definió como «marcada por la originalidad e independencia de criterio».

La escritora portuguesa Lídia Jorge es la ganadora del Premio de Literatura en Lenguas Romances 2020 que otorga la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara «por la altura de su obra, que retrata el modo en que los seres se enfrentan a los grandes acontecimientos de la historia».

Raúl Padilla López, presidente de la FIL, aseguró que este año recibieron 68 propuestas de 18 países y en siete idiomas y señaló que fue un jurado de siete críticos literarios y escritores quienes, al juzgar de forma remota las propuestas, decidieron otorgar el premio a Jorge.

Según informó la agencia de noticias EFE, el jurado destacó la carrera literaria de Jorge (Boliqueime, Portugal, 1946) y la definió como «marcada por la originalidad e independencia de criterio».

Al conocer la noticia, Jorge contó que no atendía las llamadas hechas desde México porque su teléfono no identificaba el número y aseveró que «ha sido una gran sorpresa».

«Había unas nubes blancas en el cielo y en ese momento cambió a azul y ha sido un momento de suspensión en la vida, porque un premio como este dice que tus libros valen para los lectores y da un sentido a tu vida, toda esta lucha, porque la literatura es una relación íntima, es un milagro. Estoy muy feliz», expresó la autora de obras como «Estuario» y «La costa de los murmullos».

En su fallo, el jurado destacó lo que considera «el realismo brutal» de la obra de Jorge al narrar las consecuencias del colonialismo portugués y sobre ese pasado, Jorge señaló hoy: «Soy hija de colonialistas, pero no soy culpable de lo que ha ocurrido. Quiero construir un futuro sin odio».

El galardón, dotado de 150.000 dólares, será entregado en noviembre, durante la inauguración de la feria que se organiza cada año en la capital del Estado mexicano de Jalisco, uno de los mayores encuentros de la narrativa española en América Latina.

Tras conocerse el fallo, la autora brindó hoy una videoconferencia en la que definió a la literatura como «un acto de resistencia» en un mundo en el que la pandemia por la Covid-19 ha obligado a las personas a vivir aisladas.

«En este momento la literatura me parece que es un acto de resistencia sumamente indispensable. Si yo tenía dudas de que el futuro iría a rescatar de nuevo a la literatura como la disciplina fundamental para todas las artes, hoy que esta pandemia ha llegado, no tengo dudas», aseveró la escritora.

Desde su casa en Portugal, la galardonada consideró que este es el mejor momento para la literatura pues aunque muchas librerías y editoriales están en peligro de cerrar, hay esfuerzos para fomentar la lectura entre la gente que aún está resguardada en su casa.

Durante la videoconferencia, la autora de «A costa dos murmurios» (1988) contó que ha vivido el confinamiento por la pandemia de la Covid-19 entre la escritura y la muerte de su madre en abril pasado, a causa de esa enfermedad.

Reveló que desde entonces ha escrito ocho textos diferentes, pero lo que verdaderamente le tiene ocupada es la creación de uno que prometió a su madre que llamará «Misericordia», en la que pretende desarrollar una metáfora «acerca de lo que ocurre en el mundo en este momento».

La narradora se convierte en la escritora número 30 en recibir el mayor galardón de la FIL, que le será entregado personalmente durante la inauguración el 28 de noviembre próximo «si la pandemia lo permite», expresó.

«Cuando pienso en México pienso en los muralistas, sobre todo pero hay cuatro escritores que han ayudado a comprender un poco México y la literatura Juan Rulfo que daba antes el patronato este premio, ha sido muy importante en mi vida», reveló.

En ese sentido contó que la primera lectura en español fue «Cien años de soledad» de Gabriel García Márquez pero el descubrimiento de Pedro Páramo le abrió un mundo distinto.

«Ha sido absolutamente fundamental en mi vida, yo vivía bajo la influencia de la literatura francesa, inglesa y rusa, pero no encontraba en los años 70 el eco literario que fuera el instrumento para mi experiencia y ha sido con los americanos de esa época que yo descubrí que era libre para hablar de la historia rural de mi país y que no era una locura», reveló.