La ‘técnica del sandwich’ para que no te afecten tanto las opiniones de los demás

La psicóloga Laura Moratalla explica lo que se esconde detrás de las personas que se guían por lo que digan o piensen otros y no por sus propias opiniones

¿Te disculpas cuando no estás de acuerdo con alguien? ¿Sueles mostrarte conforme con una opinión aunque no encaje con lo que piensas para evitar un conflicto? ¿Piensas más en el ‘qué dirán’ que en lo que deseas transmitir cuando opinas sobre algo? Si has contestado con un ‘sí’ al menos a dos de estas preguntas es probable que formes parte de ese grupo de personas que se guían más por la necesidad de aprobación externa que por sus auténticos deseos y opiniones. La cuestión es que, a pesar de que la educación y las experiencias vividas hacen que cada persona tenga un desarrollo singular que le lleva a tener su propio punto de vista sobre las cosas, no siempre

 resulta fácil expresar una opinión. De hecho, tal como alerta la psicóloga psicóloga Laura Moratalla, existe una tendencia, más o menos generalizada, que suele llevar a pensar que si expresamos un punto de vista diferente al de otras personas entraremos en conflicto o nos dejarán de lado. Y esta es, según explica, una dinámica que si se mantiene en el tiempo puede resultar perjudicial para nuestro desarrollo, para tener relaciones saludables y para poder comportarnos tal y como somos. «Lo que esconde esta tendencia es una invalidación de nuestros pensamientos, que ni siquiera son escuchados a veces por nosotros mismos, en pro de encajar en el grupo», argumenta Moratalla. Y no solo eso sino que la experta asegura que en algunos casos esa excesiva necesidad de aprobación impide que conectemos con nosotros mismos y puede llevarnos a desarrollar trastornos del estado de ánimo como la ansiedad o incluso la depresión.

Aprendiendo a vivir sin aprobación

Una de las claves para disminuir el peso que damos a la aprobación externa es comenzar a aprobarnos nosotros mismos. «Para ello hay que conocerse en profundidad, saber cuáles son tus fortalezas (para disfrutarlas y aprovecharte de ellas) y cuáles son tus debilidades (para trabajarlas si así lo deseas o aceptarlas como parte de ti si no ves necesario superarlas)», propone Moratalla.

Pero además es necesario interiorizar que la discrepancia o la falta de acuerdo con alguien no lleva necesariamente, o al menos no debería, a que esa persona te desapruebe. Es más, tal como indica la psicóloga, es importante que ocurran estas discrepancias para que se ponga en marcha el respeto necesario en cualquier relación que pueda considerase «saludable».

Estos son los pasos que la psicóloga propone para superar esa necesidad constante de aprobación.

1. Pequeñas decisiones propias. Dependiendo de la situación en la que te encuentres estas pequeñas decisione serán rutinarias, como la ropa que te vas a poner (teniendo en cuenta tu comodidad y tus gustos), o más grandes, como la decoración de un espacio de tu casa. «Puedes hacer una serie de pasos en los que vayas subiendo el nivel de dificultad, comenzando desde el menor hasta el mayor», apunta.

2. Analízate. Cuando tomes una decisión propia conviene que te detengas a observarte y a preguntarte: .¿Cómo me siento? ¿Responde esta decisión a mis propios deseos o a alguna creencia que mantienens con la que no estás de acuerdo?

3. Opina de forma asertiva con la técnica del sándwich. «Primero tendrás que hacerlo en un ambiente en el que te sientas más seguro y después podrás ir extendiendo ese hábito al resto de los ámbitos de tu vida», aconseja Moratalla. Para ello la experta propone emplear la ‘técnica del sándwich’, que engloba tres pasos: acercamiento – opinión (o límite) – Acercamiento. Para entender la técnica pongamos un ejemplo: Alguien opina que está de acuerdo con que a los hombres que se dedican al fútbol se les pague más que a las mujeres futbolistas, pero tú piensas lo contrario. Por tanto tu opinión usando la técnica del sándwich sería así: «Entiendo lo que comentas, sin embargo mi opinión es que debería estar más equilibrado. Espero que respetes esta opinión igual que yo hago con la tuya». Con esta técnica en realidad resulta complicado que la persona se sienta atacada y, al mismo tiempo, no se siente culpabilidad al decir lo que se opina ya que se engloba en un acercamiento a la otra persona.

4. Refuerza cada paso que vayas dando. «Independientemente del resultado que obtengas recuerda que estás saliendo de tu zona de confort y que estás llevando a cabo un trabajo para hacerte dueño de tus decisiones», aconseja la psicóloga.

5. Recuerda que estás conectando contigo. Comenzar a dar pasos para dejar atrás la necesidad de aprobación externa conecta con tu interior. «Es una manera de conocerte realmente y de dirigir tu vida hacia donde deseas, tanto en lo que a relaciones se refire como en el desarrollo personal a todos los niveles», aclara Moratalla.

Por último la experta insiste en que el hecho de agradar a los demás no es negativo, sino que es una fuente de satisfacción personal. Pero lo que sí que tenemos que identificar es si ese deseo de agradar lo estamos llevando a cabo siendo nosotros mismos o acomodándonos a lo que los demás esperan o desean de nosotros.

Tienes un exceso de necesidad de aprobación si…

– Cuando estás inmerso en una conversación en la que piensas que pueden desaprobar tu opinión muestras acuerdo, aunque los argumentos de la otra persona no encajen con lo que piensas.

– El desacuerdo de los demás contigo te genera malestar en forma de enfado, tristeza o preocupación.

– Te disculpas cuando no estás de acuerdo con alguien.

– Priorizas que el resto de personas se sientan bien, motivo por el que no expresas disconformidad.

– Te cuesta decir que no, puesto que consideras que esto es algo egoísta o temes que la persona se moleste contigo.

– Piensas más en el «qué dirán» que en lo que deseas transmitir.

– Tus emociones dependen en gran medida de las opiniones que los demás tengan sobre ti.

– Entras en bucles de pensamientos sobre conversaciones que ya se han sucedido, analizando las posibles consecuencias de tus palabras, así como la imagen que los demás se puedan generar sobre ti.

– Tienes tendencia a culpabilizarte cuando se da una situación tensa con alguien.

– Consideras que la felicidad de tu entorno depende de tu forma de comportarte.

– Te anticipas a posibles conversaciones para preparar tu forma de responder ante ellas.

Fuente: ABC, España