Las cinco palabras que tenés que conocer en 2019

A esta altura de los acontecimientos son términos que pertenecen al acervo de palabras universales. De Dinamarca, de Suecia y de Japón, aquí su significado.

Hygge

Viene siendo protagonista de cientos de notas alrededor del mundo desde hace más de tres años. Importada desde Dinamarca, hygge -que se pronuncia juga- es el secreto de los daneses para ser felices y se refiere a situaciones y ambientes acogedores y confortables. Si bien se puso de moda a partir del lanzamiento del libro Hygge, la felicidad de las pequeñas cosas, de Meik Wiking, director del Instituto para la Búsqueda de la Felicidad de Copenhague, la palabra es una institución en el país del hemisferio norte donde, además, el hygge juega un papel fundamental debido al clima frío de su geografía. ¿Por qué? Porque los daneses han convertido a sus hogares en santuarios de un bienestar que no se consigue puertas afuera. Una situación hygge, por ejemplo, es una tarde lluviosa de frío vista desde la ventana de una casa con amigos y familia abrigados frente a la chimenea conversando y tomando enormes tazas de té o de café. Un momento en el que las personas se sienten relajadas, cómodas y libres disfrutando de las cosas simples de la vida. En otros términos, hygge es también el famoso «prefiero quedarme en casa abrigada» o el «ya no salgo tanto, me quedo mirando Netflix» que nos invade alrededor de los treinta años en adelante. Para Wiking, el hygge se puede aplicar con facilidad a la vida cotidiana en el tipo de ropa, en la comida, en la calidez de la luz, en las relaciones sociales y en el hogar.

Pyt

Al parecer, los daneses tienen palabras para todo, también para esas situaciones que no son hygge, es decir, que no cuentan con un carácter idílico y acogedor sino que, al contrario, quizás generen algún contratiempo. Para esos momentos en los que uno debe conformarse con lo que hay existe otra palabra: pyt que signfica algo así como «y qué» o «no importa» refiriéndose a situaciones que no podemos controlar, que debemos aceptar tal como son sin hacer un drama para así evitar gastar energía en algo que no tiene arreglo. Se trata de aceptar la realidad y seguir adelante -si no hay yerba no tomamos mate y listo-. Es una palabra que alivia y que sirve de consuelo para cuando no todo es perfecto o tal como lo esperábamos. Tan importante es el término que cuentan que en los jardines de infantes daneses hay un botón PYT que los niños pueden tocar cuando, por ejemplo, no ganan una competencia o se sienten frustrados cuando una actividad no termina de salirles como ellos esperan.

Döstädning

En tono de tragicomedia, Margareta Magnusson, la autora de El arte de ordenar antes de morir, propone un método al estilo Marie Kondo para poner en orden todas nuestras pertenencias antes de partir hacia el más allá. La idea del döstädning, un híbrido entre las palabras suecas muerte y limpieza, es dejarlo todo preparado para que la tarea de nuestros sobrevivientes sea más amena a la hora de decidir qué tirar y qué no de todo aquello que en algún momento nos perteneció. Se trata de ordenar nuestras posesiones con la mirada puesta en el hecho de que algún día vamos a morir. El döstädning implica una limpieza conciente y proactiva que les ahorre a nuestros familiares la desagradable actividad de tomar decisiones sobre qué conservar, qué tirar y qué regalar. El libro fue publicado a principios de 2018 y enseguida se convirtió en un best seller debido a la fuerte tendencia de encontrar algo de felicidad en el orden personal para disfrutar también mientras nuestro corazón sigue latiendo. De acuerdo con la escritora «döstädning consiste en desprenderse de las cosas que no necesitamos para disponer de más tiempo y más espacio».

Kintsugi

Se trata de una técnica japonesa aparecida hace cinco siglos que consiste en arreglar y unir las piezas rotas de un objeto de cerámica o porcelana con barniz de oro. Los objetos reparados de acuerdo con esta técnica no sólo recuperan su forma sino que también adquieren un nuevo valor más profundo en el que las cicatrices doradas cuentan una historia de amor y resiliencia. Así, aplicado a la vida, el kintsugi es una metáfora de cómo las adversidades nos construyen y nos hacen más valiosos y diferentes del resto. El término se ha convertido hoy en una verdadera corriente filosófica que, frente a las exigencias de perfección de la sociedad, elige mostrar lo más auténtico y bello de nosotros mismos. Recuperarse de las situaciones difíciles por las que atravesamos y valorarnos por esas cicatrices labradas en oro es lo que nos convierte en más amorosos y, en definitiva, en más humanos.

Crédito: Shutterstock

Konmari

Para los recién llegados al mundo, Marie Kondo es, desde hace un par de años, la reina del orden y del minimalismo en el hogar. La japonesa no sólo es autora del libro La magia del orden, sino que también tiene su propia serie en Netflix -A ordenar!- que fue furor este verano y que a muchos los impulsó a marikondear cada uno de los espacios y rincones de sus casas. Konmari es el nombre del método propuesto por la pequeña oriental que, a esta altura de los acontecimientos, se ha convertido en una nueva palabra universal. ¿De qué se trata? De deshacernos de todos aquellos objetos que no nos hacen felices pero de una manera feroz y arrasadora. Tanto en el libro como en la serie, Kondo aplica técnicas y herramientas metodológicas para que ordenar a conciencia sea un trabajo de una sola vez que luego sólo tendrá un bajo mantenimiento gracias a una clasificación y forma de guardar los objetos fácil y visible.

Fuente: Cecilia Acuña, La Nación.