Es furor en las redes: Qué hacen las personas a las que «les va bien en todo»

Lucky Girl Syndrome: la moda de Tik Tok que usan los Gen Z para atraer la vida de sus sueños. El hashtag empezó a circular por Tik Tok a fines del 2022; hoy alcanza 231 millones de visualizaciones; de qué se trata este síndrome y las razones para ponerlo en práctica.

“Las cosas siempre me salen bien sin importar cómo se vean en cualquier momento dado”

“Soy muy afortunado y siempre me pasan cosas buenas”

“Obtengo todo lo que quiero porque así son las cosas”

Estos son algunos de los “mantras” o mejor dicho, afirmaciones que practican diariamente los jóvenes usuarios de Tik Tok. Hoy con más de 231 millones de visitas el hashtag #Luckygirlsyndrome -en español “síndrome de la chica con suerte”– se ha viralizado y ha pasado de ser una moda orientada solo a mujeres jóvenes a volverse un lema imprescindible para personas de todas las edades.

La tendencia comenzó a circular por la red social a fines de 2022 y fue en las primeras semanas de enero de 2023 que su divulgación llegó a millones de personas. Es frecuente escuchar en las conversaciones de los jóvenes cómo se han vuelto “personas con mucha suerte que consiguen todo lo que quieren”.

Algunos cuentan concretamente cómo tras hacer estas afirmaciones por un par de semanas empezaron a tener ofertas de trabajo de grandes empresas, algo que les estaba costando luego de graduarse. Otros que no conseguían alquilar un departamento con el dinero que tenían disponible y, de repente, obtuvieron una propiedad soñada dentro de los valores que podían pagar; también personas que no creían en el amor y estaban desanimadas y probaron y conocieron a una persona de la que se enamoraron rápidamente; ejemplos como estos hay miles y abundan en la red social.

El ‘síndrome de la chica afortunada’ asegura a sus seguidores y practicantes que si repetitivamente le dicen al universo lo afortunados que son, al poco tiempo obtienen una recompensa de aquello que están deseando. No obstante, por más “evidencia” en primera persona que relate que funcionó hacer ese tipo de afirmaciones, hay otros que critican el movimiento y afirman que no es más que una corriente de positividad tóxica. ¿Qué sustento tiene el síndrome de la chica con suerte?

“La suerte es un concepto inventado, la gente que ‘tiene suerte’ simplemente piensa que siempre le va bien, incluso, aunque les pasen cosas malas parece que todo les funciona mágicamente y todo sale siempre a su favor, porque creen firmemente que las cosas son así”, destaca Antonela Bianculli, coach en Manifestadoras, una comunidad online de más de 400.000 personas que buscan atraer la vida que desean mediante la ley de la atracción. De igual forma, añade la coach que quienes tienen “mala suerte” es porque tienen en su psiquis una programación mental de que las cosas les van a salir mal, por ende, aunque les pasen cosas buenas siempre las terminan perdiendo o se terminan arruinando. » El universo somos nosotros mismos y responde a nuestros pensamientos”, destaca Bianculli.

Relacionado con esta enunciación, la tendencia del síndrome de la buena suerte es una “vuelta de tuerca” a la corriente de la manifestación que se basa en la premisa de que cualquier persona puede visualizar lo que quiere para su vida, y si cree que eso se puede hacer realidad y actúa en consonancia con esas creencias para lograr su deseo, el universo se lo entrega.

Algunos creen que la teoría de las afirmaciones positivas se relaciona con el concepto de profecía autocumplida que había ideado el sociólogo Robert Merton
Algunos creen que la teoría de las afirmaciones positivas se relaciona con el concepto de profecía autocumplida que había ideado el sociólogo Robert MertonShutterstock

A día de hoy no se sabe su origen concreto, pero quienes lo practican estiman que el concepto de la manifestación tiene sus fundamentos en varias tradiciones filosóficas y religiosas como el hermetismo, el trascendentalismo y el hinduismo. Todas corrientes que le dan importancia a la unión de la mente, el cuerpo y el universo. Ya en el siglo XIX el movimiento “New Thought”, una corriente espiritista que sostenía que los pensamientos pueden cambiar el mundo material, colaboró con la popularización de esta idea sobre modificar la vida a través del pensamiento.

Más adelante, adultos pertenecientes a la generación X y a los millennials empezaron a normalizar estas corrientes que sostenían que, al direccionar la energía de los pensamientos, se podía cambiar la vida. “Toda tu vida es una manifestación de los pensamientos que pasan por tu cabeza”, escribió Rhonda Byrne, en su libro best seller El secreto, en 2006. Esta obra literaria llegó a vender 30 millones de copias y provocó una revolución en las generaciones ya mencionadas al proponer poner en práctica la ley de la atracción, una teoría formulada por el ocultista norteamericano William Walker Atkinson, que fue el pionero del movimiento New Thought.

Respecto a estos movimientos que se mencionaron, Bianculli sostiene que siempre se inventan nuevos términos y nuevas herramientas para aplicar conocimientos que ya vienen circulando desde hace años. “Está bueno que resurjan estos temas porque llevan a más personas a incursionar en la manifestación y la reprogramación mental. Estas tendencias suelen ser la puerta de entrada a un tema que es muchísimo más profundo”, añade.

Kelli Steckler, fundadora del sitio de bienestar Well Well Co, contó en un posteo de Instagram que su esposo obtuvo un aumento significativo de sueldo después de usar el método de la chica con suerte. Según explica Steckler en un reel, su esposo estaba nervioso por una reunión de trabajo y ella le recomendó que repitiera el mantra “Soy muy afortunado; todo siempre me sale bien”. Al día siguiente, durante la reunión, obtuvo un aumento del 50 por ciento en el salario, un paquete de bonificación inesperado y una promoción de puesto.

“Quiero señalar que él estuvo trabajando duro en este cambio de rol durante seis meses que lo llevaron a este lugar. Creo en que la acción constante crea suerte y cuando uno incorpora la idea de que ‘las cosas funcionarán’, te sorprenderás al ver lo que se desarrolla frente a ti”, escribió Steckler en su publicación.

Sustento científico

Algunos creen que la teoría de las afirmaciones positivas se relaciona con el concepto de profecía autocumplida que había ideado el sociólogo Robert Merton. Esta idea sostiene que el solo hecho de realizar una predicción (afirmación/visualización) hace que se haga realidad.

Como prueba de esto, una investigación publicada en el Journal of Substance Abuse Treatment descubrió que al observar a un grupo de pacientes con problemas de adicción, se demostraron los mismos efectos positivos que la psicoterapia implementando sesiones de visualización en su tratamiento de recuperación.

Otro ejemplo es el estudio titulado “Las autoafirmaciones brindan una perspectiva más amplia sobre la autoamenaza” en el que se concluyó que las autoafirmaciones positivas disminuían el estrés que deteriora la salud y el efecto de las emociones negativas.

“Está comprobado que cuando repetimos afirmaciones positivas creamos nuevas conexiones neuronales que apoyan estas creencias y nos ayudan a accionar con más facilidad hacia lo que queremos, incluso de forma automática”, añade Bianculli.

El sistema de activación reticular ascendente (SARA) o filtro reticular es una región amplia del cerebro que incluye a la formación reticular y sus conexiones, responsable de la regulación del estado de vigilia y las oscilaciones diurnas/nocturnas. “Toda la información externa que pasa por este filtro, entra al cerebro y puede convertirse en emociones o en pensamientos. Es como un guardián que permite la entrada de lo que nos interesa”, escribe en una nota de opinión la economista y consultora en marketing y gestión empresarial, Marisela Cuevas.

De esta manera, un ejemplo práctico de cómo funciona el SARA es cuando alguien toma la decisión de comprar un tipo específico de vehículo y desde el momento en que decide hacerlo empieza a ver ese auto por todos lados. De igual modo, se puede inferir que ocurre lo mismo cuando una persona se propone tener suerte y lo logra.

Fuente: Victoria Vera Ziccardi, La Nación