Mindfulness ¿Sos optimista o pesimista? Para lograr cambios necesitás otra cosa

Un ejemplo desde el budismo para pensar en las acciones continuas como vehículo del cambio.

En el discurso del sexto día (del retiro de 10 días) brindado por el maestro Goenka, experto que enseña el Vipassana, una técnica milenaria de meditación creada por el Buda, se cuenta esta historia: en una oportunidad un niño fue a comprar aceite en la India, y cuando volvía derramó la mitad de la botella. Al llegar a su casa, le dijo a su madre que todo había salido mal, que había perdido el aceite y que lamentaba mucho todo. Según Goenka, ese es un niño pesimista.

En un segundo escenario, el niño va a comprar aceite, derrama la mitad pero vuelve sonriente, feliz, diciéndole a su madre que se cayó y se golpeó fuerte, derramando parte del aceite, pero salvando la otra mitad, lo que consideraba muy afortunado. El maestro Goenka dice que ese es un niño optimista.

En un último escenario, el niño pasa por la misma experiencia, pero al llegar a su casa le dice a su madre que lamenta haber perdido parte del aceite y que si bien salvó la otra mitad, trabajará duro para poder comprar el aceite perdido. Para el maestro, este es un niño trabajista. Un niño Vipassana, que entendió el camino.

De esa manera, sugiere que lo verdaderamente importante es poner empeño para producir cambios.

La placita Castelli

Estoy en la placita Castelli, una pintoresca, fresca y arbórea plaza de la ciudad de Buenos Aires. Me llené de naturaleza (la que podés encontrar en una ciudad grande) y de rostros relajados y alegres: muchos niños corren, otros dibujan en trípodes de uso público a los futuros artistas, los padres jóvenes empujan cochecitos o curan nanas a los pequeños caídos en la arena…la vida fluye.

​Cada vez que voy, me llena un poco el alma. Cada vez que llevo a alguien a la zona, le pasa algo similar. Nunca me había preguntado cómo es que esa placita era tan hermosa. Hasta que lo supe.

Una mañana salí a correr temprano, más temprano de la cuenta y vi un intenso movimiento de personas, camionetas y maquinaria variada trabajando allí. Podaban, limpiaban, recargaban, hacían mil cosas de mantenimiento en la plaza. Entonces comprendí: la belleza del espacio no era sólo milagro de la naturaleza, sino también efecto del trabajo, del cuidado, de la siembra y protección. Me sentí algo ingenuo, pero también no pude evitar llevar la metáfora a nuestras vidas: todos los logros y el bienestar que experimentamos tienen que ver con el trabajo, mucho trabajo con una visión y cierta planificación, pero luego acción. 

Acción continua para transformar nuestro cerebro

Lo que la neurociencia nos explica desde hace bastante tiempo es que necesitamos realizar acciones continuas en una determinada dirección para producir verdaderos cambios en nuestras vidas. Durante mucho tiempo hemos escuchado, especialmente en el ámbito de la psicología, que el “darnos cuenta” de algo, lo que llamamos comúnmente los “insights” (comprensión) podrían ayudarnos a producir cambios inmediatos, pero la realidad es que los cambios se plasman y se transforman en definitivos cuando pasamos el período crítico de los 60/90 días, que es el tiempo que lleva fortalecer un aprendizaje a nivel del cerebro (en términos generales). Pero la realidad es que para que los cambios personales, cualesquiera que sean, se mantengan, también es necesario mantener un refuerzo que no haga extinguir el aprendizaje.

Un ejemplo puede ser la práctica del mindfulness. Mejora notablemente la atención y la autoconciencia durante el entrenamiento de 2 meses, pero si interrumpimos luego los ejercicios, con el tiempo comenzaremos a perder algo de lo conseguido y la distracción y el piloto automático recobrarán espacio. La explicación es sencilla: estamos en una sociedad distractiva, ansiosa y de multitarea (multitasking). Por ello poco a poco nos veremos tragados por su impacto en nuestras mentes​.

Entonces necesitamos sostener ese esfuerzo, ese trabajismo no puede aflojar porque sino nuestro jardín se llenará de cizaña.

Para ello, no sólo la práctica sino también un entorno más funcional, que “comulgue” con los cambios que estamos realizando, también ayuda.

Pero eso será tema de una próxima columna.

*Martín Reynoso es psicólogo, director de Train Your Brain Argentina y autor de «Mindfulness, la meditación científica».

Fuente: Clarín