“El tapaboca se convirtió una prenda de moda”, asegura Benito Fernández . El famoso modisto es uno de los tantos empresarios y emprendedores que, a partir de la obligatoriedad de usar tapabocas, decidieron producir modelos que van mucho más allá de una simple tela lisa. Hacen verdaderas mascarillas de diseño.
En el caso de Fernández, se encuentra elaborando estampados que serán rematados la semana que viene para ayudar al Hospital de Niños Pedro de Elizalde. “Se trata de moda y solidaridad”, resume. “Surgió como una idea para seguir haciendo y que la cabeza quede intacta después de la cuarentena”, explica. Y avisa que tiene pensado seguir con la fabricación de barbijos de alta costura cuando se abran los talleres. “La marca va a vender a precios accesibles”, asegura.
Otros emprendedores locales también incursionaron en la creación de tapabocas, algunos con un fin solidario y otros para sumar ingresos en tiempos de coronavirus. Son reutilizables porque se pueden lavar. Valen entre $ 120 y $ 350 cada uno.
“En mis 35 años como modista nunca imaginé que el tapabocas iba ser una prenda de moda”, admite Verónica Otero, quien también hace máscaras con diseños para donar. Usa los retazos que le quedaron de otros trabajos y hace sus propios diseños que saca de tutoriales.
“¿Quién dice que el tapaboca, que es un elemento de primera necesidad, no puede también acompañar tu estilo y tu onda?”, se preguntó Vanesa Rago. Tiene a su cargo hace 16 años A Wish Deco y hace ventas al por mayor de blanquería infantil y artículos para bebés. Empezó a diseñar el 29 de marzo y lanzó la primera tanda de casi 500 tapabocas el 3 de abril, con 200 estampas diferentes. A las pocas horas estaba agotada. Los picos de venta fueron el 13 y 14 de abril: 870 tapabocas por día. “Es una prenda más”, subraya Vanesa.
“Son muy pretenciosos con los modelos”, dice Noelia Arvia que tiene un emprendimiento de muñecas de trapo, Amorcitas, y comenzó hace días a vender tapabocas con diseños propios. “Las ideas que tengo en la cabeza las adapto a lo que tengo”, afirma.
“Yo pienso en el tapabocas como si fuese un pañuelo en invierno. Tiene que haber muchos estampados y colores para que combinen con la ropa”, resalta Pablo Quiroga, de SUTRA indumentaria. Allí, con su esposa armaron 70 diseños con flores, motivos de rock e infantiles. Hoy venden un promedio de 100 por día.
Fuente: Clarín