Murió la actriz y productora María Lorenzutti

Participó de una docena de películas, como Matar al abuelito y Peluca y Marisita, y de otras tantas puestas teatrales; en 2007 fue nominada al Cóndor de Plata por su labor en el film Chile 672

Hace alrededor de una década, a María Lorenzutti le explicaron que debía someterse a una compleja operación que la obligaría a no poder volver a girar su cabeza hacia ambos lados nunca más, y que esa intervención era la única alternativa para permanecer con vida. Como si la cruel realidad mutara en una valiente metáfora, la actriz desde entonces miró siempre hacia adelante, buscando en el horizonte un nuevo desafío creativo sin darse nunca por vencida. Así fue hasta la madrugada de este domingo, cuando la enfermedad contra la que había batallado más de una década se impuso y dejó a la escena cultural argentina sin una de sus más fervorosas y queridas promotoras.

María Lorenzutti había egresado de la Escuela del Instituto Superior de Arte Dramático en 1988 para perfeccionarse con Agustín Alezzo y Augusto Fernandes y proseguir con la licenciatura en Arte Dramático en el IUNA. Fue actriz, pero también productora de cine y teatro, y ocasional fotógrafa, pero -por sobre todas las cosas- fue una entusiasta del proceso creativo. El mismo que la llevó a la pantalla grande de la mano de Alberto Lecchi en Perdido por perdido, para luego proseguir con su rol de Beatriz para Casas de Fuego, de Juan Bautista Stagnaro y su papel como Coca en Matar al abuelito, de César D’Angiolillo, y dos participaciones en el cine de Raúl Perrone en Zapada, una comedia beat (1999), y Peluca y Marisita (2001), con las que abrazó al Nuevo Cine Argentino.

Roles de diferente envergadura pero de igual compromiso desarrollados por María que, en paralelo, transitó una amplia labor teatral que destaca a Noche de Reyes de William Shakespeare, con dirección de Alberto Ure; Mil años y un día, de Ricardo Halac, con dirección de Alejandra Boero y Julio Baccaro, y otra vez Shakespeare con Ricardo III, esta vez con dirección de Agustin Alezzo, todas en el Teatro San Martín. También interviene, entre otras, en El fantasma de Canterville, en el Teatro Presidente Alvear; y en La residencia, de Franco Verdoia, en los escenarios del Centro Cultural Recoleta y del teatro Anfitrion, que es premiada con la beca del Fondo Nacional de las Artes.

Pero es precisamente junto a Verdoia y Pablo Bardauil -con quien estuvo unida sentimentalmente- con quienes concretará Chile 672, una película en la que compone a Malena Marlene, una actriz que busca recobrar la fama que tuvo tiempo atrás. Con esta película, Lorenzutti recorrió varios países y el film obtuvo el premio al mejor guion en los festivales de Trieste y Ceará, y el del Fondo Nacional de las Artes, además del lauro a Erica Rivas a la mejor actriz en el Festival de Tandil. A María, en tanto, le valió una nominación al Cóndor de Plata como actriz revelación. El título proviene del edificio de San Telmo donde se rodó esta historia coral y en donde, en aquel entonces, vivían Lorenzutti y Bardauil.

También intervino en Natural, de Marcelo Mangone; 4 3 2 uno, de Mercedes Farriols; Puentes, de Julian Giulianelli, y acompaña a Maria Onetto y Carlos Belloso en La vida después, otra vez con dirección de Verdoia y Bardauil en la que será su última aparición en la pantalla grande. En cuatro oportunidades integró la comisión fiscalizadora de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de la Argentina y hasta que la enfermedad le impidió continuar desempeñó tareas en el Museo del Cine Pablo C. Ducrós Hicken.

En abril de este año había fallecido su tía, la activa promotora cultural Ana Lorenzutti. Al igual que ella, María Lorenzutti supo promover todo aquello que fuera de su gusto e incluso ayudar para que sus colegas pudieran concretar sus anhelos. Siempre con una humorada y una anécdota pero, por sobre todas las cosas, siempre con una sonrisa.

Fuente: Pablo De Vita, La Nación