Pilar Sordo asegura que no hay que esconder las emociones: sentirse cansado y triste es válido

La reconocida psicóloga y escritora chilena explica que es importante respetar la tristeza y el cansancio y que es necesario recuperar el espacio de la vulnerabilidad.

En un mundo donde las redes sociales pisan fuerte e incitan a las personas a mostrar lo mejor de sí, no hay espacio para la vulnerabilidad. Es que a través de estas plataformas, donde se tiende a compartir únicamente lo bueno que sucede en la vida, ha surgido un nuevo lenguaje que tiene que ver con el “positivismo”, una tendencia que alienta a los individuos a ir por más, a que pase lo que pase, “está todo bien”.

Sucede que usuarios alrededor del planeta divulgan en sus cuentas fotos y videos motivacionales, donde proponen una manera de ver la vida desde el punto de vista de la psicología positiva, cuya premisa es silenciar cualquier problema o rasgo negativo que pueda acechar a alguien y poner foco en lo positivo, en la solución.

Frente a este nuevo paradigma que rompe moldes y que promueve la idea de exhibir siempre lo mejor, lo destacable y los logros en vez de mostrar lo que no sale bien o sin ir más lejos, cuando se está en un mal día, surgen los siguientes interrogantes: ¿Qué pasa entonces con mostrarse vulnerable? ¿Todas las situaciones tienen realmente algo positivo para rescatar?

Para la reconocida psicóloga y escritora chilena, Pilar Sordo, hoy existe “una moda del no sentir, del no involucrarme demasiado, de medir todo lo que digo y lo que hago… un juego muy estratega alejado de la humanidad y de lo que el ser humano debe desarrollar”. Según describe en el ciclo “Aprendemos Juntos 2030″, la plataforma del BBVA, las sociedades dejaron de lado el concepto de humanidad y viven regidas por una estrategia basada en “planificar” cómo mostrarse al otro.

Sordo cree que el espacio de la vulnerabilidad, de animarse a perderse en ese sentir, de arriesgarse al dolor y decir “estoy triste o estoy cansada es un derecho básico que hay que recuperar”.

La odisea del sentir

En este nuevo mundo que condena el sentir y que lo reprime, Sordo propone lo contrario e insiste en que si bien lo mejor es buscar el lado positivo o el aprendizaje de las distintas situaciones, sean buenas o malas, también hay que aceptar sin tapujos cuando se está por ejemplo triste o cansado sin que “eso se lea como una queja”, porque tal como señala, se trata de “una realidad emocional que merece respeto”.

Es que la vida no es lineal, existen infinitos motivos cotidianos que hacen que las emociones fluctúen, aparezcan y desaparezcan y no por eso hay que reprimirlas, esconderlas o avergonzarse. El sentir es parte de la vida. Por esta razón, Sordo sugiere no asociar al malestar con una connotación negativa, sino, asumir que pueden haber días o momentos buenos y malos.

Sin embargo, frente a esta constante montaña rusa de emociones lo que marcará la diferencia sobre cómo cada uno las afronta es la “actitud con la que se mira la vida”, remarca la psicóloga. Para la experta, hay dos maneras de percibir la cotidianidad: “Se puede tener una mirada positiva o pesimista”. La diferencia entre ambas formas está en que “cuando soy positiva, sé que estos momentos duros van a pasar, por lo tanto acepto sentirme incómoda y rescato el aprendizaje, porque por lo general, todo tiene algo potencialmente aprendible y rescatable de cualquier situación”. Por el contrario, las alarmas se encienden cuando “me paso 15 días sin ánimo y no logro recuperarme”, agrega.

Para la psicóloga Pilar Sordo, hay que amigarse con el dolor y la vulnerabilidad
Para la psicóloga Pilar Sordo, hay que amigarse con el dolor y la vulnerabilidadMaridav – Shutterstock

En este camino, en un mundo que prioriza el aspecto superficial, mostrarse vulnerable se convierte en un gran desafío. No obstante, Sordo alienta a dejar fluir las emociones y asegura que es lo más sano para el cuerpo y la mente. Así, enfatiza en hacer el esfuerzo de no reprimirse y darse el espacio para llorar un día entero o de quedarse en la cama cada vez que se lo necesite.

Enfatiza en amigarse con los sentimientos, pero sobre todo con el dolor, porque aunque incomode y cause malestar, hay que escucharlo ya que algo comunica. Y para afrontarlo de la mejor manera, Sordo revela una clave: “No hay que perder la noción de que se trata de un momento pasajero, los hechos no duran para siempre”.

Por lo tanto, cuando se está inmerso en un desequilibrio emocional, es decir, cuando de golpe afloran emociones ingratas, la psicóloga sugiere que lo ideal es hacer una pausa y conectarse con uno mismo, frenar. “Hay que aprender a descansar, pero sin renunciar a los sueños, a lo que se quiere lograr”, concluye Sordo.

Fuente: Melanie Shulman, La Nación.