Publicidades engañosas: 10 trampas comunes para hacerte elegir mal y gastar de más

Aparecen en vidrieras, góndolas, avisos y tiendas web, y se pueden denunciar. Qué revisar para no caer.

Los precios y ofertas que aparecen en las vidrieras, dentro de locales, en tiendas web y en las publicidades deberían en teoría servirle a la gente para detectar buenas oportunidades de ahorrar. Sin embargo, muchas veces actúan como verdaderas trampas que confunden al consumidor para que elija mal y gaste de más.

Estas avivadas comerciales, que son ilegales y se pueden denunciar, se ven en empresas de múltiples rubros y de todo tamaño.

Ocurren en comercios de barrio y también en grandes supermercados. Pueden verse en pequeños negocios de ropa, farmacias y ferreterías, o bien en importantes líneas aéreas, entre muchos otros casos. Y, si no se presta atención, es fácil caer.

A veces el engaño se produce porque los precios se ocultan, se informan a medias o no se respetan. Otras veces el problema es que a las ofertas les faltan datos esenciales, o que incluyen promesas confusas y afirmaciones sin sustento.

«Se considera publicidad engañosa a cualquier presentación que, mediante inexactitudes ocultamientos pueda generar confusión o engaño en los consumidores con respecto al precio o a las características del bien o servicio ofrecido», define Jorge Surin, especialista en publicidad engañosa y discriminatoria.

Con el asesoramiento de este abogado, que es profesor titular de Derechos del Consumidor en la Universidad de Belgrano, Clarín recopiló 10 trampas muy comunes y armó una guía práctica con todo lo necesario para poder reconocerlas antes de que las sufra el bolsillo.

Trampa N° 1: ofrecer productos sin precio a la vista

En muchas fruterías no hay cartelitos y los precios hay que preguntarlos. Foto: Luciano Thieberger/Archivo.

En muchas fruterías no hay cartelitos y los precios hay que preguntarlos. Foto: Luciano Thieberger/Archivo.

A veces la mercadería que está a la venta en un negocio o la que se muestra en vidriera no tiene precio. Pasa mucho, por ejemplo, en verdulerías y en tiendas de ropa y calzado. Y el cliente entonces debe consultar cuánto sale cada cosa, exponiéndose a que le cobren «según la cara».

«Es una manera de engañar, en principio, porque esa falta de esa información afecta el derecho constitucional de los consumidores de elegir libremente», explica Surin.

¿Qué sería lo correcto? Los comercios deben siempre mostrar los precios de todo lo que ofrecen en forma claravisible, horizontal y legible, ya sea sobre cada producto o mediante listas. (Ley 4.827 de CABA y resolución 7/2002)

¿Cómo evitar caer? En un local o tienda web que no muestra precios, lo mejor es no comprar. Y en el súper, si no hay cartel en algún producto, usar los lectores «verificadores de precios» para saber lo que vale antes de meterlo en el changuito.

Trampa N° 2: muestran un precio, pero cobran otro

Sucede con frecuencia en los súper de cercanía y en todo tipo de tiendas online. El precio del producto sí está a la vista y es atractivo, pero resulta que no es real: a la hora pagar, aparece un monto mayor.

¿Qué sería lo correcto? Que el precio prometido y el de caja sean idénticos. Y que, en caso de diferencia, la empresa cumpla la oferta realizada respetando el valor más bajo. (Código Civil y Comercial artículo 1.103, ley 24.240 y DNU 274/2019)

¿Cómo evitar caer? Pedir siempre el ticket o factura, detenerse a revisar los precios cobrados y reclamar de inmediato si no se cumplió lo prometido.

Aconsejan chequear siempre que lo cobrado en la caja del súper sea igual a lo que se prometía en góndola. Foto: Mariana Villa/Los Andes.

Aconsejan chequear siempre que lo cobrado en la caja del súper sea igual a lo que se prometía en góndola. Foto: Mariana Villa/Los Andes.

Trampa N° 3: los precios finales, ocultos

Para llamar la atención con valores extra bajos a veces sólo aparece destacado el precio sin impuestos o sólo el monto de cada una de las cuotas que habrá que pagar. Pero el valor final, que es mucho mayor, no está aclarado o se esconde en los legales (la famosa «letra chica»).

Abundan ejemplos de esto en el rubro de los viajes, cuando se hacen ofertas del tipo «pasajes a $ 10​» (más impuestos, tasas y cargos)» o con los valores anunciados «por tramo» pese a que se trata de tickets ida y vuelta.

¿Qué sería lo correcto? Que siempre esté indicado el precio total y final que pagará el consumidor, de un modo que no induzca a error ni a confusión. (Ley 4.827 de CABA, Resolución 7/2002 y DNU 274/2019)

¿Cómo evitar caer? Exigir siempre conocer el precio final de contado de la oferta. Y, si la compra es en cuotas con interés, también en cuánto queda el precio total financiado​ tras aplicar el recargo.

Trampa N° 4: ofertas que no aclaran el precio por kilo o por litro

Se ven muy a menudo en la venta de frutas, verduras, carnesy otros alimentos frescos. Por un lado, con carteles del tipo «2 kilos por $ 400» que no aclaran cuánto sale llevar únicamente un kilo (¿la mitad o más?).

También es engañoso cuando de un producto de alto valor (por ejemplo, actualmente, frutillas o uvas) sólo se muestra el precio de 100 gramos o 250 gramos, y no el de un kilo completo.

¿Qué sería lo correcto? Para que el cliente pueda comparar precios fácilmente, cualquiera sea la oferta que hagan, es obligatorio aclarar siempre el precio en la unidad de medida más común. (Ley 4.827 de CABA y resolución 7/2002)

¿Cómo evitar caer? Calcular o preguntar el precio por kilo o por litro de la oferta para poder evaluar si realmente conviene, sin dejarse influir por cifras «maquilladas».

Se pueden publicitar ofertas para llevar en cantidad, pero también debe estar exhibido el precio por kilo. Foto: Luciano Thieberger/Archivo.

Se pueden publicitar ofertas para llevar en cantidad, pero también debe estar exhibido el precio por kilo. Foto: Luciano Thieberger/Archivo.

Trampa N° 5: precios «sugeridos» sin detalles

En publicidades de bebidas, golosinas, productos de limpieza y otros a veces aparece un «precio sugerido» muy conveniente. Pero suele ocurrir que, al ir a distintos locales, la sugerencia en cuestión no fue tomada: lo venden más caro.

¿Qué sería lo correcto? En la Ciudad, por la ley 4.827, toda publicidad que incluya precios sugeridos debe a clarar al pie en qué «lugares específicos» se pueden adquirir a ese valor o incluir un sitio web o teléfono donde se pueda consultar eso.

¿Cómo evitar caer? Desestimar cualquier oferta con «precios sugeridos» si no detalla dónde se consiguen.

Trampa N° 6: la «letra chica» quita lo que se promete en grande

A veces supuestas megaofertas no son en realidad tan imperdibles como sugiere la publicidad, ya que en la «letra chica» los productos excluidos son muchísimos, demasiados. Tantos que la promesa destacada termina siendo engañosa.

¿Qué sería lo correcto? Es válido que quien haga una oferta precise sus condiciones y límites. Pero la ‘letra chica’ nunca puede desvirtuar o desmentir lo indicado a gran tamaño. Si por ejemplo se promete 20% de rebaja en «todos» los productos, luego no pueden aparecer excepciones. (Ley 24.240 y DNU 274/2019)

¿Cómo evitar caer? Siempre que una oferta llame la atención, tomarse el tiempo de leer todos sus detalles en «letra chica».

Las publicidades engañosas pueden llevar a perder plata comprando en locales y también online. Foto: Shutterstock.

Las publicidades engañosas pueden llevar a perder plata comprando en locales y también online. Foto: Shutterstock.

Trampa N° 7: afirmaciones sin sustento sobre la eficacia, reputación o aceptación de lo vendido

Se afirma una y otra vez en publicidades que cierto producto es el que limpia mejor, el más recomendado por médicos o el más elegido por los argentinos. También se suele afirmar, para artículos de higiene o barbijos, que matan el 99,9% de los gérmenes.

El problema es que no siempre aclaran en el aviso qué fundamentos tienen semejantes afirmaciones y promesas, que más de una vez resultan estar «flojas de papeles«.

¿Qué sería lo correcto? Para no ser engañosas, las publicidades comparativas deben aclarar en qué encuesta o estudio se basan. Y esas investigaciones, además, deberían ser lo suficientemente serias y abarcativas. (Código Civil y Comercial artículo 1.101 y DNU 274/2019)

¿Cómo evitar caer? Desconfiar de las marcas que «sacan chapa» de ser las mejores o las preferidas sin mostrar evidencias serias al respecto.

Trampa N° 8: publicitan ofertas de productos ya agotados

Este es un engaño clásico de las liquidaciones de ropa y de otros productos. La gente entra a un local o sitio web atraída por una vistosa oferta, pero ahí le informan que ya la «ganga» se agotó e intentan que compre otra cosa a un precio no tan conveniente.

¿Qué sería lo correcto? Por ley, toda oferta «obliga a quien la emite» y debe cumplirse. Así, si el producto se terminó, debe dejar de promocionarse de inmediato. (Ley de CABA 3.504 y ley 24.240).

¿Cómo evitar caer? Ante una oferta incumplida, el cliente tiene derecho a reclamar que le vendan algo equivalente al mismo precio de lo que seguían publicitando pese a haberse terminado.

Cuando un comercio hace una oferta debe cumplirla sí o sí. Y si el producto se agotó, dejar de promocionarlo de inmediato. Foto: EFE/Archivo.

Cuando un comercio hace una oferta debe cumplirla sí o sí. Y si el producto se agotó, dejar de promocionarlo de inmediato. Foto: EFE/Archivo.

Trampa N° 9: promocionan rebajas sin mostrar el precio anterior

Una típica maniobra engañosa es presentar como rebajado un precio que en realidad no tuvo disminución alguna. Para eso, se omite aclarar cuál era el precio anterior.

¿Qué sería lo correcto? En toda oferta debe figurar el precio actual y, al lado, bien visible, el precio que tenía antes de la rebaja. (Leyes de CABA 4.827 y 3.504, y resoluciones 7/2002 y 915E/2017)

¿Cómo evitar caer? Desconfiar de cualquier oferta que oculte el precio anterior. Pero, aun cuando se declare ese valor, verificar que sea real: para eso ayudan mucho las webs que guardan precios.

Trampa N° 10: usan las palabras «desde» y «hasta» para exagerar ofertas

«Pantalones desde $ 2.000«, dice a veces un cartel, pero al entrar al local sólo hay uno a ese precio y el resto cuesta el doble o más. Lo mismo pasa con liquidaciones «hasta 60% off» que en verdad tienen sólo un par de productos con ese nivel de rebaja, mientras que el resto sólo llega a 20%, 30% o 40%.

¿Qué sería lo correcto? Si publicitan que hay productos “desde” cierto precio deberían aclarar cuántos pondrán a la venta a ese valor mínimo. Y si prometen descuentos de “hasta” cierto porcentaje, lo mismo. Las cantidades en cuestión, además, deberían ser razonables en relación con la magnitud y los alcances del aviso. (Ley 24.240)

Además, en la Ciudad, la ley 3.504 establece que «el anuncio de diferentes niveles de rebajas se debe publicar mediante un porcentaje cierto en cada caso».

Las irregularidades se pueden reportar desde el celular a Defensa al Consumidor. Foto: Archivo.

Las irregularidades se pueden reportar desde el celular a Defensa al Consumidor. Foto: Archivo.

¿Cómo denunciar las trampas o reclamar que devuelvan el dinero?

Si la empresa no da una respuesta satisfactoria, se puede recurrir desde cualquier parte del país al sistema Consumo Protegido o bien a las oficinas de Defensa del Consumidor de cada provincia o municipio. 

En Capital, por ejemplo, los vecinos pueden reportar irregularidades ante el organismo local a través de la aplicación BA 147 para que un inspector vaya al local en menos de 72 horas, constate la infracción y lo obligue a ponerse en regla.

Por otra parte, si el comercio ya cobró de más a través de un engaño y se niega a devolver la plata, se puede hacer una denuncia para ir a una mediación virtual, tal como detalla esta nota.

Fuente: Clarín