Entrevista exclusiva de Teleshow con Ricardo Darín y Luis Brandoni

—Cuando leyeron el guión, ¿apelaron a la memoria emotiva del 2001 o pudieron separarse de lo que vivió cada uno en aquella época?

Brandoni: —Debo decir que no había leído la novela, de modo que lo que nos interesaba era lo que nos plateaba el libro. Me resultó muy atractivo. Después uno rememora aquellos momentos, o dificultades, o lo que significó para el país esa medida. Lo que vamos a hacer es contar esa historia, que tiene un valor importante en sí misma. Va a provocar ecos muy diversos en el público.

Darín: —No lo reviví para nada lo del 2001. Me pasó un poco lo que dice Luis, me impactó la construcción de la historia, el color de los personajes, la interrelación entre ellos, cómo personajes de distintas capas sociales se ven reunidos por un mismo evento u efecto, que sí es lo que ocurrió en el contexto del 2001. Yo sí leí la novela, me parece que Eduardo tiene la gran habilidad, como los buenos escritores, de hacerte viajar con sus palabras e imágenes. La novela logra meterte en cada uno de los personajes y lo que menos tiene que ver, es la coyuntura del 2001. Es un disparador, pero todo lo que les ocurre a los personajes fue lo que me enamoró.

La película se estrena el 15 de agosto
La película se estrena el 15 de agosto

—De todas maneras, la película tiene un fresco de los argentinos. Está el argentino solidario, el argentino buen vecino, está el otro que es un «garca» o el que no le importa cómo está el resto.

Brandoni: —La película es un mosaico y es lo que la hace tan atractiva. Hasta el final en el que se devela una situación conflictiva. Es muy abarcadora, es una metáfora, en definitiva podríamos decir que es un episodio de la vida de nuestro país.

Darín: —Vos fijate que no es tendenciosa en el sentido que muchos de los personajes que podrían ser tildados de los buenos, no son tan buenos. Y nos quedaría profundizar en la vida privada de los malos. Creo que es bastante inteligente la descripción que hace Eduardo de los personajes y la unión. Insisto con esto porque es lo que más me impactó, los diferentes estratos sociales. Logra que un personaje como Medina (Carlos Velloso), que está en uno de los extremos de esa cuerda esté en el mismo lugar que la empresaria más poderosa del pueblo (Rita Cortese). Hay un momento de la película que no sabes quién es quién. Eso se convierte en un todo y tiene que ver con el 2001, 2005, 2010 y 2020 porque nosotros no vamos a cambiar de idiosincrasia. Somos así.

—Pasaron 25 años desde Mi cuñado, y ahora se vuelven a encontrar. Cuando uno se encuentra con un actor con el que compartió mucho tiempo y proyectos importantes, ¿hay un nivel de conocimiento en el que todo se hace más fluido?

Darín: —Teníamos que retomar un poco, porque el tiempo hace que cada uno tenga sus cosas. Pero hubo un momento en la época de Mi cuñado que con Beto no necesitábamos hablarnos. Estábamos acostumbrados a ponerle el cuerpo a todo lo que venía todos los días que no fue un lecho de rosas, nos pasó de todo. Se nos murió El Gordo Viale, apareció Ricardo Talesnik a quien aprovecho para mandarle un saludo. Nos fuimos enfrentando a un montón de cosas, como en La odisea de los Giles, nos conocíamos con la mirada.

Brandoni: —Eso queda ahí, hay códigos que permanecen. Uno ya los conoce y ni siquiera los piensa.

Darín: —Yo aprendí mucho de trabajar al lado de Luis. Y aprender en el amplio sentido, a lo mejor hay cosas que no las incorporé como debía, pero si le conozco los tempos y eso a la hora de, si lo analizamos en términos futbolísticos, tirar paredes, es una de las cosas más importantes que te pueden pasar, porque yo sé cuándo él va a tirar la pelota larga entonces voy corriendo a buscarla allá o va a ser corta, y eso me lo enseñó él.

Fuente: Infobae