“Te amo, te odio, dame más”: qué es la agonofilia

Sexualidad. “Que una conducta sexual no sea normativa no significa que sea mala”, dice la sexóloga Patricia Safadi.

“Te amo, te odio, dame más”. Cuando Charly García escribió “Peperina” seguramente no estaba pensando en la agonofilia. Sin embargo, esa célebre frase bien podría ajustarse a esta práctica que consiste en obtener excitación relaciones sexuales más intensas después de una discusión o lucha física con la pareja.

La clave de esto, bien vale aclarar, está en el consentimiento mutuo. En esta búsqueda de placer los límites deben establecerse desde el inicio.

La psicóloga y sexóloga Patricia Safadi (en Instagram, @licpatriciasafadi) describió a Clarín de qué se trata la agonofilia.

La sensación de temor a pérdida que suele surgir ante cualquier pelea puede generar una revalorización del otro. Foto ilustración Shutterstock.

La sensación de temor a pérdida que suele surgir ante cualquier pelea puede generar una revalorización del otro. Foto ilustración Shutterstock.

Tipos de agonofilia

Safadi, especialista certificada por la Sociedad Argentina de Sexualidad Humana (SASH), mencionó que existen dos tipos posibles de agonofilia:

  • En una de ellas, la lucha fisica se desarrolla en un contexto de juego y allí se determinan reglas y límites sobre lo que se puede o no hacer durante la actividad.
  • En la otra, la excitación y la actividad sexual se dan luego de tener una pelea, lucha o discusión real.

“Muchas parejas que descubrieron que frente a una pelea se excitaban y acababan disfrutando más del sexo fueron incorporando prácticas del sadomasoquismo, abriendo el juego de roles dominador-sumiso e incorporando accesorios de esta práctica que potenciaban la tensión erótica”, explicó.

Este mecanismo, aseguró, funciona así: “A partir de la discusión verbal y, frente a la distancia emocional que con ésta se genera, se activa una fuerte tensión erótica. La sensación de temor a pérdida o alejamiento que suele surgir ante cualquier pelea puede generar una revalorización del otro o del vínculo, que enciende el deseo y la motivación sexual”.

El consentimiento, esencial. Foto ilustración Shutterstock.

El consentimiento, esencial. Foto ilustración Shutterstock.

En este marco, Safadi aclaró que, “como en cualquier parafilia, el límite es el daño”, por lo cual “los códigos deben ser claros y el consentimiento, absoluto”. “Un juego excitante de adrenalina y buena tensión no debería involucrar ningún tipo de violencia ni abuso de poder”, sentenció.

En la misma línea la sexóloga afirmó que “cuando se traspasa la línea del disfrute y el juego deja de ser placentero es el momento de frenar, dialogar, buscar ayuda y tomar decisiones”.

Parafilias y trastornos parafílicos

El concepto de parafilia, señaló Safadi, hace referencia a la atracción y excitación que pueden causar ciertas conductas o situaciones con connotaciones sexuales que se consideran poco habituales o que salen de la norma.

Si bien persiste el mito que relaciona a las parafilias con una conducta patológica, ya es hora de desterrarlo. La sexóloga explicó que “el erotismo varía mucho de una persona a otra. Las razones por las cuales una situación puede ser altamente excitante para uno y nada excitante para otro están determinadas por un entramado muy complejo en relación a cada historia y sus experiencias”.

Safadi: "Que una conducta sexual no sea normativa no significa que sea mala". Foto ilustración Shutterstock.

Safadi: «Que una conducta sexual no sea normativa no significa que sea mala». Foto ilustración Shutterstock.

Por eso, aseguró, es imposible pretender que todos seamos iguales o parecidos respecto a nuestras preferencias en la intimidad. “Que una conducta sexual no sea normativa no significa que sea mala”, afirmó.

Distinto es el caso de los trastornos parafílicos: “Ahí sí hacemos referencia a comportamientos sexuales angustiosos, sin consentimiento o conductas que causen cualquier tipo de daño o sufrimiento a sí mismos o a otros”.

Fuente: Lacritica