Un mes sin Quino: reimpresiones sin pausa en pleno furor por los libros de Mafalda

Quino y Mafalda, un solo corazón: las antologías con las historietas se agotan apenas salen de imprenta y se vuelven a reimprimir porque siguen los pedidos de libreros nacionales y extranjeros

Aun mes de la muerte de Quino, los libros de Mafalda que publica Ediciones de la Flor tienen una demanda tan inusitada que se agotan apenas salen de imprenta. La editorial mandó a reimprimir de urgencia miles de ejemplares de Toda Mafalda y de otros títulos que reúnen las tiras del querido humorista gráfico. Y no fue porque no hubiera stock sino porque los pedidos de libreros del país y del exterior superaron lo imaginado: desde el 30 de septiembre, cuando murió Quino, se desató un furor por las antologías de Mafalda y compañía, tal como informó LA NACION el 2 de octubre.

Fiel a sus editores de toda la vida, Quino nunca aceptó mudar a Mafalda a otra editorial

Fiel a sus editores de toda la vida, Quino nunca aceptó mudar a Mafalda a otra editorial Fuente: Archivo

«Es un sentimiento dual: por un lado, siento mucha tristeza por la muerte de alguien muy querido y por otro, sorpresa: no vendíamos esta cantidad de libros desde hacía mucho tiempo», reconoció Kuki Miler, editora histórica y amiga de «toda la vida» de Quino y su esposa Alicia. «No tengo la cuenta exacta, pero diría que en lo que va del mes debemos haber facturado unos 20 mil ejemplares. Para esta época, eso es una enormidad. De los 25 títulos que mandé a reimprimir, entraron unos diez; el resto llegará en las próximas semanas. Tengo todavía pendientes los del exterior porque privilegiamos los pedidos locales. Este ‘milagro’ provocó una alteración increíble en la editorial porque veníamos de una tranquilidad pasmosa, una caída fuerte en las ventas desde antes de la cuarentena, que nos dejó sin facturar durante dos meses. El sector editorial está mal, desde antes de la pandemia, y esto fue como un bálsamo, aunque el motivo que lo disparó es muy triste».

El furor por las historietas de Mafalda causó escenas curiosas, que hacía largo tiempo que no se vivían en De la Flor: teléfonos que no paran de sonar con pedidos en varios idiomas, casillas de mail repletas de consultas y reclamos y hasta una inusual fila afuera de la oficina para retirar cajas con libros, como sucedió en los días posteriores a la muerte de Quino y se repitió esta semana cuando salió de imprenta una tirada de Toda Mafalda. «Ya mandé a imprimir de nuevo porque se agotaron», apuntó Miler, a cargo de la edición de la obra de Quino en la Argentina y América latina desde hace más de 50 años.

Una edición en armenio, una de las tantas lenguas a las que fue traducida Mafalda
Una edición en armenio, una de las tantas lenguas a las que fue traducida Mafalda Fuente: Archivo – Crédito: Marcelo Aguilar

Sus editores locales y también los extranjeros (Lumen tiene los derechos en España y México) siempre resaltaron la lealtad de Quino, que permaneció fiel a quienes difundieron su trabajo desde el inicio. Nunca aceptó «mudar» a Mafalda a otras editoriales ni repartir su obra entre distintos sellos. Ese camino es el que seguirán sus herederos.«La responsabilidad que a mí me cabe es seguir haciendo lo que Quino siempre quiso con su obra. No encuentro motivo por el cual eso vaya a ser distinto ahora. Fue fiel a sus sellos editoriales y yo no tengo por qué cambiar ese vínculo trazado a lo largo de los años. No hay nada que justifique un cambio», aseguró Julieta Colombo, representante y sobrina de Quino. Como responsable de la administración de su trabajo hace treinta años, Colombo dijo a LA NACION: «Su obra nunca se manejó por fuera del ámbito familiar. Su primera representante fue Alicia y después la suplí yo, de a poco. Hay un editor de Brasil hace muchos años. En España y México trabajamos con Penguin Random House porque ese grupo compró el sello Lumen, que editó a Mafalda por primera vez en Europa. En Asia hay otro representante que también trabaja con nosotros hace tiempo. Quino decidió que siguiera manejándose de esta manera y así será».

La legendaria editora de Lumen, Esther Tusquets, fue quien «descubrió» a Quino en la década de 1960 y decidió publicarlo cuando era un desconocido en España. En su autobiografía Confesiones de una editora poco mentirosa cuenta que con Mafalda tuvo suerte y olfato, dos condiciones fundamentales en su oficio. Destaca que Quino nunca cedió a la oferta de publicar con grandes editoriales «que podían dar tentadores anticipos y firmar cheques en blanco». «Siguió fiel a Lumen y publicó en España todos sus libros con nosotros».

Desde Barcelona, Lola Martínez de Albornoz, editora de Quino en Lumen y quien, junto a Pilar Reyes (Directora Editorial de los sellos literarios de PRH), está en contacto directo con Colombo, confirmó: «La obra de Quino seguirá siendo publicada por Lumen en España y en México con la misma pasión de siempre. A los volúmenes de Mafalda hemos sumado nuevas recopilaciones temáticas, como Femenino singularEn esta familia no hay jefes o El amor según Mafalda, que han sido muy exitosas. Quino tiene miles de lectores y su público sigue creciendo, en todas las generaciones. Es nuestro orgullo y desafío continuar con su publicación, que empezó hace 50 años. Para el futuro, además, queremos promover con más énfasis la obra de Quino más allá de Mafalda, con nuevas reediciones».

Mientras atiende los pedidos que llegan a De la Flor, Miler ya fantasea con armar otra antología de Quino. «Es una ilusión y un deseo. Me parece que hay que hacer más de un libro. Hay varias vertientes tanto de su vida como de su obra gráfica de la primera época, como un material de los viejos tiempos, de la revista Rico Tipo, que nunca salió en las antologías. Hay que organizar muy bien el material; mejorar las copias (no hay originales porque en esa época quedaban en los medios). Eso va a llevar un tiempo, pero seguramente lo haremos», adelantó. «Me surgieron varias ideas. Pero no he tenido un segundo para detenerme a pensar ni para conversar sobre el tema con Julieta, que es quien tiene que aprobar el proyecto. Ella maneja el archivo a la perfección, sabe lo que a Quino le gustaba o no y qué se puede publicar. Las dos coincidimos en revisar ese material antiguo, pero no hemos tenido tiempo. Tampoco nos parece que sea algo para decidir en este momento. Queremos tomar un poco de distancia».

Fuente: Natalia Blanc, La Nación