Un objeto con lenguaje propio: el abanico tiene mucho que decir en la Fiesta de la Historia

En la tertulia del Museo Mitre hubo caracterizaciones de época y una representación de tango con la actriz y bailarina Alicia Giorlando

«Al abanicarse despacio, se está sugiriendo al interlocutor: ‘me eres indiferente’. Pasar el dedo índice por las varillas significaba ‘tenemos que hablar’, y quitarse el flequillo de la frente con el abanico cerrado, ‘no me olvides’». Sobre ciertos códigos de comunicación que este objeto utilizado para refrescar el aire en momentos de sofoco incorporó en tiempos pasados disertó ayer la historiadora Josefina Salazar en el Museo Mitre, dentro de las actividades que Buenos Aires celebra en el marco de la Fiesta Internacional de la Historia.

El contexto social en el siglo XIX y los usos de este lenguaje gestual y cifrado dictado por los movimientos destacaron en la charla, dentro de una jornada de puertas abiertas con múltiple asistencia en la que también tuvo presencia la poesía, el folklore y el tango.

Usos y significados del abanico
Usos y significados del abanico 


Salazar, veterana historiadora porteña reconocida por la Junta Central de Estudios Históricos de la Ciudad, se refirió a las costumbres del ayer que forman parte del acervo cultural y social de los argentinos. «Desde tiempo inmemorial, las mujeres han adornado sus cabezas según costumbres con flores, cintas, peinetas, mantos, mantillas, sombreros. En el siglo XVIII, se le dio gran importancia a la indumentaria, la diferencia social y de raza era muy marcada, tal es así que el uso del manto de seda y saya sólo era permitido a las damas españolas y se penaba con rigor a quien lo usara que no fuera de ese origen. La misma justicia ayudaba a que así fuese y se cuenta que el alcalde Sebastián Agreda de Vergara despojó del manto de seda a una criada en la misma puerta de la iglesia de Santo Domingo», narró.

Tras esta introducción, la historiadora se refirió a varios elementos. Con los humorísticos grabados de César Hipólito Blace como telón de fondo en la sala, habló primero del peinetón, descendiente directo de la peineta española. «Fue una moda que se instaló por bastante tiempo y la inclusión de referencias políticas en estos accesorios era un indicio importante del lugar que llegó a ocupar. Siendo un elemento de muy alto costo, la vinculación del deseo de poseer un peinetón con la prostitución quedó plasmado en las voces de la poesía popular rosista y federal en la hoja ‘El que paga el peinetón’, de autor anónimo, publicado a tres columnas en la imprenta de El Comercio, original que se exhibe en el Museo Saavedra», apuntó Salazar.

Acompañada de Marina Parilli en la guitarra, la historiadora continuó su exposición y explicó que los peinetones, que en diseños locales sustituían en ocasiones el carey por los cuernos bovinos, eran un acervo heredado entre madres e hijas. Además, explicó que los de grandes dimensiones «soportaban todo tipo de chistes y caricaturas en la época: se decía que el esposo debía retirar la puerta para que la mujer pasara o que, debido al peinetón, las damas eran impulsadas por el viento».

La mantilla, por su parte, «era utilizada para ingresar a la iglesia y en las procesiones, aunque luego su uso cambió hacia los carnavales o como chales para cubrir escotes».

La tertulia de ayer, en el Museo Mitre
La tertulia de ayer, en el Museo Mitre Crédito: Patricio Pidal/AFV

Coincidiendo con el Día de la Tradición, la charla se enmarcó dentro de una tertulia organizada por el grupo Los Hacedores bajo la coordinación de Ezequiel Guerrero y las organizadoras del programa general de la Fiesta de la Historia en Buenos Aires, Florencia Gallego y Viviana Piciulo.

Con Gloria Bancalari y la directora del Museo, Gabriela Mirande, como anfitrionas, la jornada también incluyó caracterizaciones de época, una representación de tango a cargo de los bailarines Alicia Giorlando y Ricardo Millán, un repertorio de canciones regionales de los músicos Walter Soria y Nuna Qispi, un recitado poético en la voz de Roberto Ronchietto y otras dos ponencias. Juan Carlos Oliva habló de los parques nacionales y Beatriz Cirigliano, del combate naval de San Nicolás. La fiesta concluyó con una degustación de dulces tradicionales en el patio del museo.

Grabado de la época, de César Hipólito Blace
Grabado de la época, de César Hipólito Blace

Fuente: Cecilia Martínez, La Nación