Feng Shui interior: cómo aumentar tu energía vital

Pautas para sincronizar la energía personal con la de tu casa para fortalecer nuestro Qi vital. Lo explica la especialista Patricia Traversa.

Intervenir nuestra casa con Feng Shui para habitar espacios más armoniosos nos hace sentir más serenos, organizados y vitales. Para que este beneficio actúe de modo profundo y perdure en el tiempo es clave interiorizar los cambios realizados en el hogar. Desde la perspectiva del Feng Shui formamos una unidad indivisible entre nuestro hábitat, cuerpo, mente y espíritu.

El Feng Shui puede darnos una vivienda energéticamente equilibrada,pero si no podemos conservar nuestro equilibrio interior, lo más probable es que con el tiempo la armonía ambiental se deteriore y empeore también nuestro estado de ánimo. La vida cotidiana está llena de estímulos estresantes que puede perturbarnos, y si no tenemos estrategias de afrontamiento positivo para mantenernos en eje es evidente que la mente y la casa entrarán en un circuito de retroalimentación caótica.

Una herramienta poderosa para potenciar los efectos del Feng Shui es practicar alguna técnica de meditación​ que podamos realizar a diario en el hogar. Existen diferentes opciones y si generamos un espacio en casa para tal fin será mucho más fácil sostenerla.

Formamos una unidad indivisible entre nuestro hábitat, cuerpo, mente y espíritu.
Foto: Shutterstock.

Formamos una unidad indivisible entre nuestro hábitat, cuerpo, mente y espíritu. Foto: Shutterstock.

Mente en calma

Algunas personas asocian la meditación con pensamientos místicos o con una forma de evasión de la realidad o de control mental. La meditación es técnica y fin en sí misma durante la cual soltamos pensamientos persistentes permaneciendo lúcidos, conscientes y despiertos. Se dice que en meditación la mente está en calma, sin vacilación ni anticipación. En este estado se liberan las preocupaciones y los pensamientos ociosos, para luego desarrollar una conciencia más plena sobre nuestro ser y el mundo que nos rodea.

Diversos estudios científicos provenientes de las neurociencias han comprobado que meditar regularmente tiene efectos beneficiosos sobre el organismo, a nivel cerebral y psicoemocional conductual.

  • Fortalece el sistema inmunitario.
  • Mejora el funcionamiento cerebral y sus funciones cognitivas.
  • Reduce la ansiedad y la depresión.
  • ​Nos vuelve más resilientes, calmos y compasivos.
  • Desde el Feng Shui se interpreta que la meditación ayuda a desbloquear y equilibrar el Qi interior.
  • Aumenta la energía vital.
  • Nos lleva a estar en armonía con el medio ambiente.

Pero el Feng Shui también contempla que es importante generar un clima que propicie la práctica meditativa. Si en casa no disponemos de mucho espacio para un ambiente destinado exclusivamente a este tipo de ejercicios, igual podemos recrear un sector con una lámpara de sal, un cuenco tibetano, un mandala en la pared, algunos almohadones y velas decorativas en tonos claros. Se necesita ambientes con cierta preponderancia Yin, tranquilos, en colores suaves, sin exceso de cosas.

Es importante generar un clima que propicie la práctica meditativa.
Foto: Shutterstock.

Es importante generar un clima que propicie la práctica meditativa. Foto: Shutterstock.

Lo importante es la constancia

Sin distinción de edad, religión, estrato social, y cultura todos podemos aprender a meditar. Es normal ofrecer resistencia al principio por tratarse de algo desconocido. En Oriente, sin embargo, este encuentro con uno mismo forma parte de la rutina diaria de muchas personas y meditar les es tan natural como respirar. Para algunos es muy útil contar con la guía de un maestro al comienzo. Las meditaciones grupales también son muy efectivas en estos momentos de pandemia y se pueden realizar de modo virtual.

Las técnicas en sí no son difíciles de aprender (pueden llevar una semana, como mucho un mes). Requiere más disciplina perseverar en la práctica hasta que ésta se vuelva algo cotidiano. Hay técnicas que se adaptan mejor a una persona que a otra. Cuando encontremos la que se adecúe a nuestra psicología, sistema nervioso y perfil biopsicológico inmediatamente nos daremos cuenta por la sensación de bienestar que nos produce.

También podemos combinar estrategias. Si logramos convertir la meditación en un hábito de higiene mental, los resultados positivos no se harán esperar.

Una manera sencilla de aquietar la mente y meditar es a través de la respiración consciente.
Foto: Shutterstock.

Una manera sencilla de aquietar la mente y meditar es a través de la respiración consciente. Foto: Shutterstock.

Opciones para todos

Se puede meditar sentado o recostado, quieto o en movimiento. Las posturas más tradicionales son la del loto o sentados.

Posición de las manos

Tradicionalmente, las manos se dejan caer sueltas, con las palmas hacia arriba, una sobre la otra, y con los pulgares tocándose ligeramente (mudra cósmico). También se las puede apoyar sobre los muslos realizando mudras (gestos sagrados con las manos que ayudan a canalizar la energía). Si estamos recostados van a ambos lados del cuerpo, con palmas hacia arriba.

Meditar en casa.
Foto: Shutterstock.

Meditar en casa. Foto: Shutterstock.

Respiración consciente

Una forma sencilla de aquietar la mente para comenzar a meditar es a través de la respiración consciente. En un lugar tranquilo, nos sentamos en una posición cómoda. Si lo preferimos podemos sentarnos en una silla. Lo más importante es mantener la espalda recta para no caer en un estado de somnolencia. Mantenemos la mandíbula relajada, los ojos cerrados y enfocamos toda nuestra atención en la respiración. Respiramos de forma natural, preferiblemente a través de los orificios nasales, sin pretender controlar la respiración, e intentamos ser conscientes de la sensación que produce la entrada y salida del aire (en el abdomen, el pecho, la nariz, la garganta). Esta sensación es nuestro objeto de meditación. Nos concentramos en ella soltando cualquier otro pensamiento.

La visualización creativa dirige nuestra atención hacia sensaciones, colores, y formas diferentes a las que nos rodean.
Foto: Shutterstock.

La visualización creativa dirige nuestra atención hacia sensaciones, colores, y formas diferentes a las que nos rodean. Foto: Shutterstock.

Música

También podemos usar la música ambiental para meditar (sonidos de la naturaleza, melodías instrumentales), tanto como cuencos o instrumentos de percusión si ya estamos entrenados en este tipo de práctica.

Visualizaciones

Las visualizaciones son otra técnica. En este caso se recurre a nuestra energía creativa capaz de transportarnos mentalmente a lugares alejados de donde físicamente nos encontramos. La visualización creativa dirige nuestra atención hacia sensaciones, olores, colores, formas, temperaturas diferentes a las que nos rodean en ese momento, de tal modo que provoca reacciones físicas y emocionales como si realmente esos estímulos estuvieran allí. Un ejercicio muy sencillo de visualización es imaginar una luz pequeña en nuestro pecho que va expandiéndose por el cuerpo, lo recorre lentamente hasta envolverlo en una esfera de luz clara y tibia.

La observación serena de un mándala durante un rato lleva a la relajación. 
Foto: Shutterstock.

La observación serena de un mándala durante un rato lleva a la relajación. Foto: Shutterstock.

Caminatas

Hay personas que se sienten más cómodas meditando en movimiento. Así pues las caminatas pueden funcionarles muy bien, con una atención relajada y siendo conscientes de los pies, del cuerpo y de la respiración. La caminata puede durar 15 minutos pero lo importante es concentrarse en ella dejando pasar el resto de los pensamientos.

Mandalas

Podemos meditar en casa con la guía de los mandalas. Mandala es una palabra sánscrita que tiene varios significados; el principal es círculo o totalidad. Se trata de diseños geométricos realizados con triángulos, círculos y cuadrados en donde cada uno de estos tiene un significado especial. Estos símbolos son utilizados para representar el macrocosmos (el universo, la naturaleza, el mundo espiritual) y también el microcosmos (la naturaleza humana, el individuo). La observación serena de un mandala durante un rato lleva a la relajación.También se llega a este estado cuando se dibuja o pinta un mandala: si lo que se desea es expresar sentimientos se debe iniciar del centro hacia afuera y, en sentido contrario, si lo que se desea es encontrar tu centro espiritual.

Así como a través del Feng Shui tomamos registro del modo en que el Qi se comporta en el ambiente, de sus flujos, interacciones, sensaciones y emociones que genera, así podemos también hacernos conscientes de nuestros planos más sutiles de existencia meditando a diario. Esto aumentará notablemente nuestra energía vital.

Por Patricia Traversa, directora del Centro Oficial de Feng Shui Profesional y autora del libro “Cambie su vida con Feng Shui”.

Fuente: Clarín