50 años de Pappo’s Blues Vol. 3, el disco que instaló a Pappo como el gran guitarrista argentino de rock

MIRÁ LOS VIDEOS. En 1973, el Carpo se reunió con el baterista Héctor “Pomo” Lorenzo y el bajista Carlos Alberto “Machi” Rufino para grabar el tercer disco de la agrupación que llevaba su firma. En menos de media hora dejaron una joya musical, en la que abrevan músicos de todas las generaciones. Cómo se hizo, las críticas que recibió y la anécdota con B.B. King.

Cuando algo cumple 50 años en este mundo merece el homenaje humilde pero sincero. Haber traspasado por lo menos tres generaciones es de una perseverancia elogiable.

Oscar Wilde decía que si la moda fuese algo importante no la cambiarían cada seis meses. Pero entre las modas, los avances digitalizadores, los cambios de plataformas y el olvido humano mismo, a menudo nos topamos con las novedades que inevitablemente se nos quedan a vivir en el cerebro, acomodándonos felizmente en el nuevo estado de las cosas. En 50 años esto ha pasado varias veces ya, por lo que recurrir a una obra de esa edad porque no ha podido ser mejorada, la sindica por lo menos como original.

Pappo's Blues, la formación del volumen 3: Pappo entre Pomo Lorenzo y Machi Rufino

Pappo’s Blues, la formación del volumen 3: Pappo entre Pomo Lorenzo y Machi Rufino

Original para los orientales no es el que hace algo primero, es el que no se puede imitar.

Y hay infinidad de obras de arte inigualables, que perdurarán a lo largo del tiempo inalterables. Inimitables.

Hace 50 años el mundo era otro, Buenos Aires era otra ciudad inimaginable para millennials y centennials, sin tanto teléfono ni canales de noticias, aunque igual de violenta y creativa. Que acá tiros hubo siempre, y menesundas también. Se pasaba de la comisaría al happening y viceversa, en minutos.

En 1973 estaba al caer el general Perón por acá. Por el otro hemisferio, se terminaba la guerra de Vietnam y se inauguraban en la New York de Taxi Driver las torres gemelas. Más lejos aún, en Estocolmo, roban tomando rehenes el KreditBanken lo que dará nombre al Síndrome de Estocolmo. El mundo estaba conflictuado como corresponde, pero la nueva cultura, la de los nuevos jóvenes se estaba abriendo paso a los codazos. El rock era la banda de sonido de todos esos movimientos adolescentes.

En USA Bob Dylan y Sly & Family Stone, en Inglaterra los Beatles a punto de partir cada uno por su lado y los Rolling Stones, influenciados en luces y sombras por Elvis Presley, Chuck Berry, Billy Fury y Them de Van Morrison. Por acá ya pasábamos de Sandro y Johnny Tedesco para adentrarnos a las páginas más fundacionales de Los Gatos y Almendra. Habíamos tenido el primer Barock mientras esperábamos a Santana con su mejor formación, presentando “Caravanserai”, quizás su obra más elevada.

En medio de todo, Pappo no terminaba de presentar su segundo disco, el que tiene “Desconfío” y el “Tren de las 16″, que ya comenzaba a grabar el Volumen 3.

El definitivo. El que definió a Pappo, al Blues y al concepto de Power Trio.

Estamos en la primera mitad de los 70´s. Los años más excitantes para la música pop, usando pop como apócope de popular. Las canciones que se escuchaban en las radios, en los clubes, que era donde se bailaba groso antes que se inventaran las discotecas, en los cumpleaños de 15 también, eran canciones fantásticas todas. La década que va de 1966 a 1976 es fundadamente la más creativa del siglo XX y lo que transcurre del XXI. Desde la Swingin´ London y el París revolucionado por los jóvenes del 68 hasta el Instituto Di Tella porteño, sobraban ideas y talento joven para cambiar no solo el mundo sino también el espacio. No olvidemos que la Apollo XI llegó a la luna en el 69. Dicen.

En ese 1973 que nos ocupa hoy no había televisión en colores, ni sida, ni drogas de diseño o música electrónica. Si había hippies, jazzeros que evolucionaban hacia el lado del espíritu y no del mercado. En Santiago de Chile, en su Plaza de Armas justamente, se hace la primera marcha LGBT de Latinoamérica, que obviamente terminó a los piedrazos entre la autoridad y los 50 participantes que se juntaron. Aca Perón es elegido presidente por tercera vez no consecutiva y en el atolón de Mururoa empiezan a probar armas nucleares a pesar de las protestas japonesas y australianas.

En fin, lo de siempre.

Y como siempre en medio del planeta enloqueciendo, alguien está totalmente en otra.

Pappo era ya un destacado solista después de haber integrado Los Abuelos de la Nada originales y Los Gatos. Había hecho dos discos con su banda que eran él y dos más. En el primero con Black Amaya en la batería y David Lebon de bajista compone “El Hombre Suburbano” y “Adonde Está la Libertad” casi en paralelo con el inicio discográfico de Manal. Corría 1971 y el blues argentino marca el terreno de la mano de esos debuts.

Para 1972 Manal ya estaba separado, Pappo se junta con Luis Gambolini que era baterista de La Pesada del Rock´n Roll y Carlos Pignatta que era de una banda del interior llamada Los Brujos, nada que ver con Los Brujos de los 90´s que abrieron el pésimo show de Nirvana en Buenos Aires.

En el segundo volumen Pappo hace “Desconfío de la Vida” tocando el piano, el Carpo todavía vivía con su hermana que era concertista, y también “El Tren de las 16″ además del “Blues de Santa Fe” liderando el gusto popular de las chicas.

Promediando el año Pappo consolida un nuevo trío definitivo, sino en términos temporales ya que duraron unos meses nomás juntos, definitivo en sentido artístico. Ellos hacen el disco que definió al blues argentino.

Una obra cruda, sin efectos especiales ni regrabaciones que aún mantiene su valor estilístico y transversal. Es un disco que le gustó a todos, no solo a los amantes del blues o simplemente seguidores de Pappo´s Blues, es la obra cumbre de Pappo´ s Blues.

El trío estaba conformado por Pappo mas el baterista Pomo Lorenzo, un mago, y el bajista Machi Rufino, que le presentó a Pappo el guitarrista de Aquelarre en esos días, Héctor Starc. Machi y Starc eran integrantes de Trieste, tocaron en el primer Barock sin llegar a grabar nada. Pappo, Pomo y Machi desde ahí a la grabación del disco tocaron en algunos shows, hasta que unos meses después Machi y Pomo son convocados por Luis Alberto Spinetta para formar Invisible.

El disco salió casi en simultáneo con el Volumen 2. Nadie entendió nada al principio. Es más, voy a transcribir fragmentos de la crítica de Pappo´s Blues Vol 3 que salió en la revista Pelo, esa cuna del prejuicio que se vendía mensualmente en los kioscos y que era lo único que tenían los chicos para enterarse de algunas pequeñas noticias o ciertos lanzamientos de discos.

“… Si el tema “Trabajando en el ferrocarril” lo hubiera compuesto Francis Smith, todos los rockeros estarían mofándose, riéndose del nuevo jingle y la letrita fácil. Sin embargo Pappo lo compuso sabiendo que es una letra estúpida. Pero lo puso como un chiste, Pappo también sabe que mucha gente lo consume en serio. Y eso es ser complaciente, hacer trampa. Tirar ganchos fáciles y superficialmente efectivos.”

https://www.youtube.com/watch?v=DmELHbKwRII

“Tapa: Un dibujo al que no se le encuentra mayor sentido. Pero a través de la cual es fácil darse cuenta que quien la hizo no tiene demasiados conocimientos sobre el tema. Y una falta total de ideas sobre lo que es arte…”

“Pará Pappo, pará. Ya sabemos que te dicen que así conseguís muchos bailes y se venden grandes cantidades de discos. Una grabación técnicamente deficiente, con retaceo del material autoral, con composiciones confusas y reaccionarias. Pappo sigue tocando y gusta. Pero falta la música. Se acabó el tiempo del yeite y la velocidad.”

En medio de la convulsión juvenil, así informaban opinando.

Y a pesar de esas desagradables críticas, el disco salió y triunfó.

Pappo´s Blues Vol 3 no llega a durar media hora en total. Desde “Stratocaster Boogie” a “Siempre es lo mismo Nena”, un puñado de canciones urgentes en un disco grabado a los pedos. Producido por Jorge Alvarez y Billy Bond en los legendarios estudios ION, el disco comienza con “Stratocaster Boogie”, un instrumental que salió zapando en el estudio los tres en plena armonía, a toda velocidad, 1´35″ y ya estás colocado. Después está “Pájaro Metálico” que es una de las canciones favoritas de Juanse. “Sucio y Desprolijo” que con el tiempo supimos Pappo le dedicó a su madre, “El Sur de la Ciudad” que canta Machi, y el final del lado 1 llega con “Sandwiches de Miga”, joya surrealista de nuestra cultura. Un día le pregunté a Machi el origen de la letra y me dijo que a Pappo se le venían unos sanguches volando. Obviamente cuando le hice la misma pregunta a Pappo me dijo que los sanguches le volaban a Machi. 14´ para decir adiós al lado 1.

El otro lado comienza con “El Brujo y el Tiempo”, inspirada en el dibujo de la tapa, ese que Pelo trató pésimo, firmado por la artista plástica Cristina Villamor. Después llega el discutidísimo “Trabajando en el Ferrocarril” del que Pappo confesaba haberlo compuesto porque le pidieron una canción para la radio y la tele, así que como estaba tan de moda Creedence Clearwater Revival hizo algo corto al estilo. Una bellísima canción que no tiene mucho que ver con el resto del disco, y lo mismo decían de la inclusión de “Desconfio” con Pappo tocando el piano, en el volumen 2. La discusión se disipa con “Caras en el Parque” un hard rock antes que se invente el hard rock, para llegar al final con ese básico y eficaz blues de lo más tradicional que fue “Siempre es lo Mismo, Nena”, imbatible, eterno, con un Pappo en plan chico enamorado. Este si que era casi un chiste. Un chiste de Pappo. Que es el mismo que me contaba cuando volvió de NYC, de tocar con B.B. King, que habían hecho 3 canciones juntos en el Madison Square Garden, casi sin ensayo , dos de B.B. King y una de él. Le pregunté cuál habían hecho de él, y sonriendo de costado me contestó casi como si debiera haberlo sabido: “Mía hicimos El “Blues de Santa Fe…”

Chiste para pocos, mínimo para los que hayan escuchado el “Blues de Santa Fe”, pero gracioso.

Es que Pappo nunca fue para muchos, así que es doble el mérito de la popularidad ganada, subiendo al público un escalón arriba, no bajando él a tratar de empatizar con la multitud.

De manera que a medio siglo de Pappo´s Blues Volumen 3, el gran disco del blues argentino, no estaría nada mal que muchos se tomaran media hora de su tiempo para darle una escuchada completa. Un viaje al cenit del blues auténtico fuera de todos los radares.

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Para el tercer álbum de estudio del grupo de Pappo, la formación nuevamente cambió por completo. El baterista Luis Gambolini y el bajista Carlos Pignatta fueron reemplazados por Héctor «Pomo» Lorenzo (ex-baterista de la primera formación del grupo Los Abuelos de la Nada) y Carlos Alberto «Machi» Rufino. Esta formación duraría solo este disco y una canción más que salió en el álbum siguiente («Con Elvira es otra cosa»), mientras que Lorenzo y Rufino más adelante formarían el grupo musical Invisible junto a Luis Alberto Spinetta.

Todas las canciones del álbum fueron grabadas en vivo en el estudio ION por el ingeniero Carlos Piriz, sin regrabaciones, con la producción de Jorge Álvarez y Billy Bond. El sonido de Pappo fue logrado con una guitarra Fender Telecaster, propiedad de Claudio Gabis (ex Manal), distorsionada con un amplificador Robertone fabricado en Argentina, solamente aplicando su volumen al máximo. No hay otros efectos en el álbum, a excepción de ruidos incidentales en «Sándwiches de miga» y palmas en «Trabajando en el ferrocarril».

Este álbum contiene una canción como introducción llamada «Stratocaster Boogie», un solo algo largo, rápido con estilo rockero, que según Machi Rufino se trata de una improvisación grupal, aunque firmada por Pappo. Sin contar la introducción o instrumental, el álbum contiene varias pistas de duración entre 1 y 3 minutos como «Trabajando en el ferrocarril», «El sur de la ciudad» o «Caras en el parque». Este trabajo contiene «Sucio y desprolijo», una de las canciones más emblemáticas de Pappo, y la famosa canción del género blues «Siempre es lo mismo nena». Éstas son, además, las canciones de más larga duración del álbum.

El arte de tapa del álbum estuvo a cargo de la artista plástica Cristina Villamor. Incluso se dice que la letra de «El brujo y el tiempo» está inspirada en ese emblemático dibujo.

Fuente: Bobby Flores, Infobae.