Bob Dylan: “Los jóvenes y adolescentes de ahora no tienen pasado que recordar”

El músico estadounidense, dueño de una particular visión sobre el mundo actual, comenta algunos aspectos de su último álbum.

Incansable. Bob Dylan sigue indagando en nuevas zonas creativas

Hace algunos años, sentado bajo la sombra de los árboles en Saratoga Springs, Nueva York, tuve un diálogo de dos horas con Bob Dylan que abordó temas como Malcolm X, la Revolución francesa, Franklin Roosevelt y la Segunda Guerra Mundial. En un momento, me preguntó qué sabía de la masacre de Sand Creek de 1864. Cuando le respondí que no sabía lo suficiente al respecto, se levantó de su silla plegable, subió a su autobús de giras y regresó cinco minutos más tarde con unas fotocopias que describían la manera en que los soldados estadounidenses habían masacrado a cientos de cheyennes y arapahoes pacíficos en el sureste de Colorado.

Dada la naturaleza de nuestra relación, me atreví a comunicarme con él en medio de la crisis del coronavirus, tras el lanzamiento inesperado de su canción épica de 17 minutos “Murder Most Foul”, acerca del asesinato del presidente John F. Kennedy. Aunque no había ofrecido entrevistas fuera de su propio sitio web desde que ganó el Premio Nobel de literatura en 2016, aceptó charlar por teléfono desde su casa en Malibú, California, una conversación que resultó ser su única entrevista antes del lanzamiento de Rough and Rowdy Ways, su primer álbum de canciones originales desde Tempest, en 2012.

Pude comunicarme brevemente con Dylan, de

79 años, un día después del asesinato de Floyd, en Mineápolis. Claramente impactado por el horror que había ocurrido en el estado donde vive, sonaba deprimido. “Me sentí horrorizado de ver cómo torturaron a George hasta matarlo de esa manera”, dijo. “Fue espantoso. Esperemos que la familia de Floyd y la nación obtengan justicia de inmediato”.

–“I Contain Multitudes”, en Rough and Rowdy

Ways, tiene una frase poderosa: “Duermo con la vida y la muerte en la misma cama”. Supongo que todos nos sentimos de esa manera cuando llegamos a cierta edad. ¿Pensás a menudo en la mortalidad?

–Pienso en la muerte de la raza humana, en el largo y extraño trayecto del simio desnudo. No es por ser ligero en ello, pero la vida de todos es pasajera. Todos los seres humanos, sin importar su fuerza ni su poder, son frágiles cuando se trata de la muerte. Lo pienso en términos generales, no de manera personal.

–Hay mucho sentimiento apocalíptico en “Murder Most Foul”. ¿Te preocupa que en 2020 lleguemos a un punto sin retorno, que la tecnología y la hiperindustrialización se opongan a la vida humana en la Tierra?

–Claro, hay muchas razones para mostrarse aprehensivo al respecto. Definitivamente hay mucha más ansiedad y nervios que antes. Pero eso solo aplica a las personas de cierta edad como tú y como yo, Doug. Solemos vivir en el pasado, pero esos solo somos nosotros. Los jóvenes no tienen esa tendencia. No tienen pasado, así que todo lo que saben es lo que ven y escuchan, y se creen cualquier cosa. En 20 o 30 años todos estarán en la delantera. Cuando veas a alguien que tiene 10 años, sabrás que tendrá el control en 20 o 30 años, y no tendrá idea del mundo que conocimos nosotros. Los jóvenes y adolescentes de ahora no tienen pasado que recordar. Así que quizá lo mejor es adoptar esa mentalidad en cuanto podamos porque así será la realidad. En cuanto a la tecnología, nos vuelve vulnerables a todos. Pero los jóvenes no piensan así. Eso no les importa. Las telecomunicaciones y la tecnología avanzada forman parte del mundo en el que nacieron. Nuestro mundo ya es obsoleto.

–“I Contain Multitudes” tiene partes sorprendentemente autobiográficas. Los últimos dos versos expresan un estoicismo agresivo, mientras que el resto de la canción es una confesión cómica. ¿Te divertiste lidiando con tus impulsos contradictorios y los de la naturaleza humana en general?

–No tuve que lidiar mucho con eso. Es el tipo de situación en la que acumulás versos de corriente de conciencia y después lo dejás así para pulirlo todo. En esa canción, los últimos versos se escribieron primero. Así que esa era la dirección de la canción desde el principio. Obviamente, el motor de la canción es la frase que la titula. Es una de esas cosas que escribís por instinto, como en un estado de trance. La mayoría de mis canciones recientes son así. La letra es lo verdadero, lo tangible; no son metáforas. Las canciones parecen conocerse, y saben que puedo cantarlas, vocalmente y rítmicamente. Casi se escriben solas y cuentan conmigo para cantarlas.

–Una vez más, en esta canción nombrás a un montón de gente. ¿Qué te hizo decidir mencionar a Ana Frank junto a Indiana Jones?

–La historia de Ana Frank significa mucho. Es profunda. Y difícil de articular o parafrasear, especialmente en la cultura moderna. Todos tienen un lapso de atención muy corto. Pero estás sacando el nombre de Ana del contexto, es parte de una trilogía. También podrías preguntar, “¿Qué te hizo decidir incluir a Indiana Jones o a los Rolling Stones?”. Los nombres en sí mismos no están solitarios. Es la combinación de ellos lo que agrega algo más que sus partes singulares. Ir demasiado al detalle es irrelevante. La canción es como una pintura, no podés verla completa si estás demasiado cerca. Las piezas individuales son solo parte de un todo. “I Contain Multitudes” es más como escribir en trance. Bueno, no es como escribir en trance, es escritura en trance. Es la forma en que realmente me siento acerca de las cosas. Es mi identidad y no voy a cuestionarla, no estoy en condiciones de hacerlo. Cada línea tiene un propósito particular. En algún lugar del universo, esos tres nombres deben haber pagado un precio por lo que representan, y están encadenados juntos. Y apenas puedo explicarlo. Por qué o dónde o cómo, pero esos son los hechos.

–Indiana Jones era un personaje de ficción.

–Sí, pero la banda sonora de John Williams lo trajo a la vida. Sin esa música no habría sido una gran película. Es la música la que hace que Indy cobre vida. Tal vez sea una de las razones por las que está en la canción. No lo sé, todos los nombres llegaron a la vez.

–¿Cómo pasaste el último tiempo refugiado en Malibú? ¿Pudiste soldar o pintar?

–Sí, un poco.

–¿Podés ser creativo musicalmente cuando estás en casa? ¿Tocás el piano y creás cosas en tu estudio privado?

–Eso casi siempre lo hago en habitaciones de hotel. Una habitación de hotel es lo más cercano que tengo a un estudio privado.

–¿Tener el océano Pacífico en tu patio te ayuda a procesar la pandemia de Covid-19 de manera espiritual? Hay una teoría llamada “mente azul”, la cual señala que vivir cerca del agua es una cura para la salud.

–Sí, también lo creo. “Cool Water”, “Many Rivers to Cross”, “How Deep Is the Ocean”. Cuando escucho esas canciones siento que es como un tipo de cura. No sé de qué, pero una cura para algo que ni siquiera sabía que sufría. Es como una sanación. Es como algo espiritual. El agua es algo espiritual.

–¿Cómo hacés que la mente y el cuerpo funcionen en conjunto?

–La mente y el cuerpo van de la mano. Debe haber algún tipo de conciliación. Me gusta pensar que la mente es el espíritu y el cuerpo, la sustancia. No tengo idea de cómo se integran esas dos cosas. Simplemente trato de continuar en línea recta y seguir adelante.

Fuente: Douglas Brinkeley, New York Times, La Nación .