Dave Davies: «Puede haber una reunión de The Kinks»

En los ’60, un parlante rajado dio el sonido justo para provocar una revolución. Desde entonces, la relación de los hermanos Ray y Dave fue una precuela de los Gallagher de Oasis. Pero tras innumerables tormentas, parecen acercar sus caminos para revivir a una banda esencial de los «swinging sixties».

En su nuevo libro de memorias sin filtro, Living on a Thin Line, el guitarrista de The Kinks, Dave Davies, escribe de manera conmovedora sobre su recuperación tras un ACV en 2004, la tormentosa relación con su hermano mayor y compañero de banda Ray y sus propios años de excesos de estrella de rock. La cobertura de los tabloides sobre el libro, de todos modos, tendió a centrarse en un solo aspecto. «Dave Davies: los aliens me prohibieron tener sexo», decía un titular reciente del Toronto Sun, una prueba de que podés ser tan sincero como te propongas sobre tu vida, pero basta que menciones una prohibición alienígena y eso es todo de lo que se hablará. «Joder, es un mal chiste, ¿no?», dice Davies, de 75 años, riéndose abiertamente. «Es como bajarte los pantalones para conseguir unas risas.» 

El curioso incidente en cuestión ocurrió en 1982 en el hotel Sheraton de Richmond, Virginia. Davies estaba en la carretera con The Kinks, la revolucionaria banda inglesa que había co-fundado dos décadas atrás, cuando empezó a escuchar voces de otro mundo que se comunicaban telepáticamente. «Lo que vas a leer puede sonarte un poquito loco», escribe Davies en Living on a Thin Line. “Llamé a estas voces ‘las inteligencias’ y me di cuenta que habían tomado un completo control de mis sentidos.» Entre los mensajes que recibió había una instrucción de no tener relaciones sexuales. «Me dijeron que la razón era que querían transmutar mi energía sexual a un mayor nivel vibracional», escribe Davies. 

Davies está muy al tanto de que esto no suena enteramente racional, pero de algún modo es su punto. En una charla por video desde Londres, luciendo como un bohemio con un polo negro y anteojos de marco rojo, con una bufanda plumosa alrededor del cuello, Davies es un buen ejemplo de exploración en lo irracional y la mente inconsciente. «Para la gente sensible, la vida puede ser un infierno», dice. «Tuvimos tiempos duros tratando de entender qué carajos pasaba, en una base diaria. ¡Tuvimos que formular alguna clase de concepto imaginativo solo para ponernos los zapatos! ¿Qué es esta locura? Carl Jung pasó toda su vida tratando de entender qué está pasando, y se dio cuenta de que ni siquiera empezamos a comprender cómo funciona la mente. No podemos tener miedo a nuevas ideas. ¡Para eso es el arte!»

Como muchas otras personas sensibles, Davies encontró la salvación a través del arte. Nacido en Fortis Green, al norte de Londres, en 1947, era el menor de ocho: seis hermanas y su hermano Ray. «Tenés que recordar que Ray y yo crecimos en un matriarcado», dice. Algunas de sus memorias más tempranas son de sábados a la noche con todos reunidos en el salón delantero, donde la gran familia se juntaba a beber cerveza y tocar música. «¡Parecía que todos sabían tocar el piano!», dice entre risas. «Era una gran familia de clase trabajadora, con lo que los fines de semana era un gran refugio hogareño. Era la generación que vivió a través de dos guerras mundiales, con lo que tuvo que buscarse su propio entretenimiento.»

Fue en ese salón delantero, en marzo de 1964, que comenzó a hacerse la historia musical. Davies tenía 17, un adolescente obsesionado por la ciencia ficción al que le gustaba juguetear con la electrónica «para hacer con pedazos de alambre cosas ridículas que no tenían ningún sentido». Recientemente se había comprado un pequeño amplificador de guitarra de color verde por la costosa suma de 10 libras que, en un día de angustia hormonal, averió con una hoja de afeitar. «Había tenido una pelea con mi novia y estaba lleno de furia, rabioso», recuerda. «En vez de cortarme las muñecas, ataqué al cono del amplificador, lo rajé de lado a lado, y quedé bastante sorprendido de que siguiera funcionando. Le quedó este sonido rasposo, y me gustó.«

Para ese momento, los hermanos Davies ya habían formado una banda con su amigo Pete Quaife en el bajo, y Ray ya había empezado a escribir canciones en el piano vertical de la familia. «Escribió el riff de ‘You Really Got Me’ en ese piano», explica Davies. «Lo probé con mi nuevo sonido y así fue como realmente comenzó todo.»

El distorsionado y poderoso acorde que reverberó de la guitarra de Davies transformaría al rock’n’roll. Generaciones de músicos, de Pete Townshend de The Who a Tom Petty, le acreditarían su sísmica influencia. Jimi Hendrix le dijo a Davies que consideraba a la gracaión un punto de referencia, y Van Halen la versionó para su primer single. «Pensé que era asombrosa», dice Davies, sonriendo con orgullo. «Me sentí más como un inventor. Algunas personas adoraron el sonido, otras lo odiaron, pero en cuanto lo pusimos en el contexto de la canción que Ray estaba escribiendo empezó a convertirse en lo que se convirtió, que fue un fenómeno. De todos modos era un momento fenomenal. Parecía que la clase trabajadora estaba rompiendo los moldes a través del arte, las películas, la música.»

Lanzada en agosto de 1964, “You Really Got Me” ascendió rápidamente al tope de los rankings. Junto al siguiente single “All Day and All of the Night”, catapultó a The Kinks al corazón de la escena pop londinense de los Swinging Sixties. «Parecía como si pudieras hacer cualquier cosa, decir cualquier cosa, vestir cualquier cosa», recuerda Davies. «Por eso me metí en la moda, porque descubrí que era una perfecta vía para expresarte. Música, moda y sombreros ridículos; todo es parte de este increíble período de la historia en el que levantamos la tapa de la sociedad

Muy pronto, Davies se convirtió en figura regular del club londinense The Scotch of St James, donde pasaba el tiempo con gente como John Lennon y Brian Jones, de The Rolling Stones. «Cada noche era una fiesta», dice. En Living on a Thin Line, Davies escribe con total sinceridad sobre su «ávido deseo» de mujeres tanto como sus relaciones con hombres, incluyendo un «intenso romance» con Michael Aldred, uno de los presentadores del show musical Ready Steady Go! Aunque Davies recuerda la era como una de gran libertad personal, también sabía que la mayoría de la sociedad aún no había llegado a eso. «La homosexualidad no fue legal hasta 1967», puntualiza. «Pero de pronto me di cuenta de que había un montón de gente gay en el negocio de la música. ¡En la escuela ni pensé que pudiera ser posible! Este gran nuevo mundo se había abierto, porque a causa de que ser gay era ilegal era algo muy privado. Se volvió muy común ir a fiestas en las que la gente estaba experimentando con el sexo. No era una loca orgía abierta para todos, pero podías expresar la manera en que te sentías mucho más fácilmente.»

Davies dice que le preocupa que hoy la gente joven no pueda experimentar una sensación similar de libertad. «No estoy seguro de que estemos en el camino correcto», dice. «Tengo hijos, y crecer es jodidamente difícil. Las presiones que sufren los jóvenes son probablemente mayores que nunca, ciertamente más que cuando yo estaba dejando la escuela.» En estos días, dice, hay una mayor sensación de estar siendo observados y juzgados porque «estas complicaciones orwellianas han entrado en nuestras vidas.» Davies tuvo él mismo una prueba de eso en diciembre del año pasado, cuando un tuit suyo se volvió viral y causó furia y consternación. Escribió: «No estoy  seguro de que este sea un tuit apropiado, pero en los ’60 algunas modelos se afeitaron el pubis. Siempre me pareció un bajón. Siempre me gustaron las mujeres ‘al natural’». Davies recuerda las respuestas haciendo una aguda imitación de una matrona shockeada. «¡Ooooh, no podés hablar de vello púbico!», trina. «Nadie tiene vello púbico ya, no está permitido. ¡Lo debe haber dictado el parlamento!». Se encoge de hombros. «Son solo palabras.»

Para 1967, a la tierna edad de 20 años, Davies ya estaba empezando a sentirse quemado por la fama de The Kinks y su interminable agenda de conciertos. Como se había convertido en algo así como una tradición de los Davies, se fue a la casa a escribir una canción en el piano vertical. La canción «Death of a Clown» fue lanzada como su primer single solista, aunque también fue incluida el disco Something Else by The Kinks. Captura el creciente cansancio de Davies sobre la escena de fiesta sin fin en que se había convertido su mundo. «Viviendo la vida de fiesta me sentía un poco payaso», dice. «Después de un tiempo te agota un poco. Pensás en qué carajos estás haciendo. ¿Por qué le estoy pagando tragos a esta gente? Cuando te ponés a pensar y escribir sobre la vida… es divertido, pero en la vida hay mucho más que solo eso. La vida puede ser divertida, pero también es un asunto muy serio.»

Para el fin de los sesenta, The Kinks estaba madurando como banda. Discos como The Kinks Are the Village Green Preservation Society (1968)y Arthur (Or the Decline and Fall of the British Empire) de 1969 no eran solo una demostración de la evolución de Ray como compositor: eran una examinación de lo que significaba ser inglés. “The Village Green Preservation Society trataba de una Inglaterra que había existido o no, o que quizás existiera en el futuro.»

Más de medio siglo después, los interrogantes sobre la naturaleza de lo británico se han vuelto aún más pertinentes en la era del Brexit. Davies sigue estando fieramente orgulloso del lugar de donde procede. «Estoy feliz de ser inglés, haber nacido en esas islas», dice. «Tomé mucha inspiración de mi cultura de clase trabajadora, y de los comediantes y los políticos que surgieron de ella. No soy una persona muy política, pero pienso que es un sistema que se ha puesto un poco raro. Tenemos que desarrollar de algún modo conceptos más refinados sobre quiénes somos y sobre el universo. Tenemos este increíble universo delante de nosotros, y nos estamos mintiendo unos a otros y jugando juegos terriblemente ridículos. Lo descubrí cuando tomé ácido por primera vez, que te deja ver a través de estas cosas. ¿De verdad queremos una vida llena de mentiras y mierda?»

Davies escribió y cantó sobre su propia visión del britanismo en el single de los Kinks de 1985 «Living on a Thin Line», que le dio su título al libro. Para entonces estaba empezando a preocuparse de que el grupo fuera poco más que la banda de apoyo de Ray, con lo que desgranó en la letra sus sentimientos acerca de cómo la relación se había vuelto una incómoda cuerda floja refiriéndose de manera ostensible a Inglaterra. «Ahora que otro siglo casi se ha ido, ¿qué le vamos a dejar a los jóvenes?», canta Davies. La canción se ha convertido en un hit duradero de la banda, y fue utilizada de manera repetida con gran efecto en 2001 en el episodio «University» de Los Soprano. Davies está justificadamente orgulloso del tema. «‘Living on a Thin Line’ trata de nosotros», dice.

Aunque The Kinks nunca se separaron formalmente, la relación entre los hermanos Davies siguió deteriorándose hasta que el grupo dio su último show en 1996. Cada uno continuó sus propias carreras en solitario, hasta que hubo algunas señales de acercamiento en diciembre de 2015, cuando Ray se unió a Dave en el escenario del Islington Assembly Hall de Londres para una rugiente versión de “You Really Got Me”.

En dos años será el 60º aniversario de ese single que cambió el mundo, y Davies dice que, como los fanáticos de todo el planeta, mantiene los dedos cruzados, porque puede ser la ocasión perfecta para reunir a la banda. «¡Lo espero, de verdad!», dice. «Ray y yo hemos hablado del asunto… ¡y es posible!» El dúo fue fotografiado en las calles del norte de Londres, disfrutando una cerveza de Navidad durante la cuarentena de 2020, y Davies dice que luego de años de tensa rivalidad su relación se está recomponiendo. «Nos llevamos bien», admite. «¡Hablamos de fútbol! Somos fanáticos del Arsenal, nacidos y criados… así que sí, soy optimista con respecto al futuro.»

De manera sorprendente, Davies resume lo que ha aprendido en seis décadas de rock’n’roll con una cita de la jazzera película de 2016 La La Land. «La clave es un toque de locura / Para darnos nuevos colores para ver», recita. «Crecí en el negocio de la música, y es una locura. Tenemos que tocar la locura para sacar algo de ella, y nos estimula al mismo tiempo que nos empuja a más locura. Quizá la verdad real esté en algún lugar dentro de toda esa locura.»

Fuente: Pagina 12.