El arte de hacer que un cuadro de cientos de años cobre vida

MIRÁ LOS VIDEOS. «La muerte de Julio César», de Vicenzo Camuccini, una de las pinturas que animó Spencer Blanchard

En el cuadro La muerte de Julio César, de Vicenzo Camuccini, el título contiene spoilers: la obra inmortaliza el momento exacto en el que los conspiradores levantan las armas contra César, aunque no muestra el momento de su muerte. En la versión animada que ha realizado el estadounidense Spencer Blanchard, de 22 años, la muerte está un poco más cerca del dictador: valiéndose de diferentes programas de edición de fotografía y vídeo, este joven ha animado esta pintura de principios del siglo XIX. Ahora, puede verse cómo los conspiradores se abalanzan sobre el dictador.

«Hice mi primera pintura animada en diciembre de 2019», cuenta Blanchard por correo electrónico a Verne. «Desde entonces, he animado siete más, y cada una recibe más atención que la anterior». Este 19 de noviembre el usuario @Artnau publicó uno de los vídeos de Blanchard en su cuenta de Twitter, donde ha superado los 6.000 retuits y las 100.000 reproducciones en menos de una semana.

En la descripción de todas las obras que Blanchard anima y sube a su cuenta de Instagram, explica que la idea original de hacer estos cuadros animados es de otro autor, el argentino afincado en Dublín Agustín Vidal. «Hace un año, un amigo encontró estos vídeos de pinturas animadas, me los envió y me retó a hacer algo similar», cuenta Blanchard. «Hicimos una lluvia de ideas y decidimos animar El columpio, del artista francés del siglo XVIII Jean-Honoré Fragonard».

Agustín Vidal, el autor original al que Blanchard cita siempre como inspiración, explica a Verne que empezó a hacer estas obras tras mudarse a Dublín desde su Argentina natal. «Al haber sido siempre autodidacta y no tener ningún título universitario, necesitaba tener algo para mostrar lo que sabía hacer», cuenta. «Desempolvé mi pasión por el arte clásico, me animé a manipularlo y grabé el proceso mostrando cómo podía una obra creada en otro siglo, volver a nuestro tiempo de una manera nueva. La idea fue esa, entender el movimiento de la pintura y continuarlo en una dimensión nueva de la tecnología que los artistas clásicos no podían imaginar en su época». Su primera obra animada fue «el techo de una iglesia que vi en Roma, llamada Triunfo del nombre de Jesús, pintado por Giovanni Battista Gaulli».

Para escoger qué cuadros animar, Vidal cuenta que busca obras que le despierten alguna emoción. «Me fijo mucho el movimiento de la imagen, analizo lo que me genera y trato de no modificarla demasiado, sino extender su efecto, e incluir en ella algo nuevo: un destello de actualidad», explica. Por su parte, Blanchard afirma que «acepta sugerencias» y que la mayoría de sus animaciones son recomendaciones de otras personas. Sin embargo, prefiere «las pinturas neoclásicas, ya que tienen más color, contraste y, en general, son más atractivas».

El proceso para animar obras, tal y como puede verse en los vídeos de ambos autores, comienza por recortar todas las figuras del cuadro y rellenar los huecos que estas dejan. Luego, se animan las figuras y, con el fondo, se construye un escenario en 3D. Después llega lo que, en palabras de Vidal, es «la mejor parte»: animar la cámara, las expresiones, la iluminación. «Es un proceso muy orgánico, va cambiando en el camino y el resultado final llega, a veces, tras varios días o incluso meses con la misma pieza».

Blanchard, que trabaja como productor de vídeo en una agencia de publicidad, cuenta que aprendió a animar los cuadros de forma autodidacta, «por prueba y error». «Cada vez que hago una de estas pinturas animadas me vuelvo más rápido», explica. «La más reciente, La muerte de Julio César, me llevó solo siete horas».

Mientras que Blanchard sigue publicando cuadros animados, Vidal ha dejado de hacerlo durante este 2020. Cuenta que, por una parte, se debe a los proyectos en los que está trabajando profesionalmente en una agencia publicitaria. Por otra, a la situación actual provocada por el coronavirus.

«El proceso creativo depende mucho de uno y el encierro del covid-19 fue para mí un tiempo de mucha reflexión sobre mí mismo y mi papel como artista», cuenta. «La dinámica de las redes sociales es increíble: recibo muchísimo amor de parte de mis seguidores, y una forma de agradecerles es compartir con ellos las animaciones que me salen del corazón, elegir pinturas que los cautiven y ellos lo puedan compartir al mundo».

Fuente: La Nación