En tranvía por Caballito: de viaje en un museo rodante

Los tranvías funcionaron en la Ciudad desde fin del siglo XIX hasta 1963. Aún se los puede redescubrir, gratis.

Desde 1887, cuando se probó el primer eléctrico en la Ciudad de Buenos Aires, hasta 1963, cuando se desmanteló la red de 830 kilómetros -una de las más extensas del mundo-, viajaron hasta 5 millones de pasajeros por mes (los subtes llevan hoy 1,3 millón por día, en promedio). 

Ahora, en Emilio Mitre al 500, Caballito, está la única parada de antiguos tranvías porteños en funcionamiento. Convertidos en museos rodantes, invitan a recorrer parte de esa historia, cada fin de semana, gratis.

Con esto sobra para acercarse a redescubrirlos. Pero hay incluso más para tentarse.

Pasajeros. En uno de vehículos que rescató la Asociación Amigos del Tranvía./ Federico Imas

Pasajeros. En uno de vehículos que rescató la Asociación Amigos del Tranvía./ Federico Imas

Más para tentarse pueden ser vistas de casonas o palacetes estilo Tudor -el estelar en Gran Bretaña en el siglo XV- en vez de torres desiguales y vistas de más autos detenidos que circulando. Es decir, postales del Barrio Inglés de Caballito, un remanso a cuadras del ajetreo de avenida Rivadavia donde, según juran los vecinos, todavía te pueden despertar las calandrias.

A punto de salir. En Emilio Mitre y José Bonifacio. / Federico Imas

A punto de salir. En Emilio Mitre y José Bonifacio. / Federico Imas

Más para tentarse puede ser también la oportunidad de recordar la «pulpería del caballito», de comienzos de la década de 1820. La historia que dice que Nicolás Vila compró la madera para levantarla al dueño de una embarcación ballenera que había encallado.

No cuesta tanto imaginar la carreta de Don Nicolás, cargada con esos materiales, llegando al predio que hoy se ubica en Rivadavia -el entonces Camino Real- y Emilio Mitre -antes Polvorín-.

Interior con selfie. Uno de los antiguos coches, durante una recorrida guidas por la Asociación Amigos del Tranvía. / Federico Imas

Interior con selfie. Uno de los antiguos coches, durante una recorrida guidas por la Asociación Amigos del Tranvía. / Federico Imas

Tampoco cuesta evocar a Don Nicolás colocando en la entrada de la pulpería una veleta que le habían vendido en la Herrería de Monteagudo, ubicada en la calle Venezuela entre Perú y Bolívar.Una veleta coronada por un caballito. La veleta que se transformó en «LA» referencia para los vecinos. «Es justo pasando el caballito». El símbolo que bautizó al barrio.

Postal de remanso. Una vista de la calle Ferrari, en el Barrio Inglés de Caballito./ Archivo Clarín

Postal de remanso. Una vista de la calle Ferrari, en el Barrio Inglés de Caballito./ Archivo Clarín

«Esos y otros puntos a destacar se precisan antes de partir en la recorrida en tranvía», aclara a Clarín Ernesto Falzone, secretario de la Asociación Amigos del Tranvía (AAT), el grupo que buscó los coches, los acondicionó y los saca a la calle desde 1980 para invitar a pasear fines de semana y los feriados. «Hay que tener en cuenta que una de las virtudes del Tramway Histórico de Buenos Aires es que el recorrido se realiza en el medio real de funcionamiento de los tranvías: la calle. Y, por lo tanto, no se puede andar parando en cualquier parte, en medio de la corriente vehicular. Por eso, hay una parada obligada, en la avenida Rivadavia, donde la vía entra en un pequeño tramo de circulación restringida», explica.

¿Qué coches salen en la visita guiada?

-Hay 5 de tranvías de pasajeros, 2 de servicios y 2 de subterráneos. Los tranvías se van alternando, ya que algunos son más apropiados que otros para el verano, por ejemplo.

El de la foto de abajo es el 258 Lacroze, pionero de esta flota. Ícono de ella. El original fue fabricado en Oporto, Portugal, en 1927 por la Compañía de Carris de Ferro.

258 Lacroze. Un símbolo de la flota de colección de la Asociación Amigos del Tranvía./ Archivo Clarín

258 Lacroze. Un símbolo de la flota de colección de la Asociación Amigos del Tranvía./ Archivo Clarín

Pero en la AAT cuentan con otros modelos de tranvías. Están el 652 Anglo (réplica de un belga angosto, de la Compañía Anglo Argentina), el 069 Bruselas (fabricado en esa ciudad europea en 1960 y donado a la ATT) y el 3361 FM (los Fabricaciones Militares fueron el último modelo de tranvía de la Ciudad, producidos desde 1957 hasta 1962).

De Bruselas. Belga angosto, de los años 60, donado a la Asociación Amigos del Tranvía. / Asociación Amigos del Tranvía

De Bruselas. Belga angosto, de los años 60, donado a la Asociación Amigos del Tranvía. / Asociación Amigos del Tranvía

Además, están los tranvías 2 y 3 Preston (hechos en, justamente, Preston, Gran Bretaña, hacia 1912, por la compañía United Electric, con detalles de marquetería hoy considerados de lujo); el Zorra 2000 Soldadora (incorporado por la Compañía de Tranvías Anglo Argentina a comienzos de la década de 1910, al que se acopla el Zorra 5 Aquilina) y el PM2 Lagarto (verde, hecho en 1986 en Olavarría, partir de un antiguo coche La Brugeoise de la línea A de subtes, que ya en 1989 fue usado como food truck en el Hospital Rivadavia).

Lagarto. Creado en 1986, en Olavarría, es una reconstrucción de un vehículo que perteneció al Premetro porteño. / Asociación Amigos del Tranvía

Lagarto. Creado en 1986, en Olavarría, es una reconstrucción de un vehículo que perteneció al Premetro porteño. / Asociación Amigos del Tranvía

Tampoco esto es todo. En un tranvía antiguo también se puede viajar -despacio, cierto- al futuro: desde los años 80, esos vehículos renacieron en buena parte del mundo porque la electricidad contamina menos y suele ser más barata que otras fuentes de energía.

-Y, Falzone, ¿cómo empezó su relación con los tranvías?

-Uy, de chico. Nací en 1963, el año en el que los retiraron. Pero siempre me llamaron la atención. Y lo que me fascinó fue la propia AAT, a la cual me uní en 1979. ¡No paramos! Trabajamos en la restauración de otro coche, que esperamos se libre al servicio el 15 de noviembre, cuando el Tranvía Histórico cumpla 40 años de operación ininterrumpida. Todo, siempre digo, por amor al tranvía.

Terminal. Para los antiguos tranvías, en Caballito. / Archivo Clarín

Terminal. Para los antiguos tranvías, en Caballito. / Archivo Clarín

Para agendar: los tranvías que opera a AAT salen de Emilio Mitre al 500, esquina José Bonifacio, Caballito, los sábados, domingos y feriados por la tarde: de diciembre a marzo, de 17 a 20.30 y de abril a noviembre, de 16 a 19.30. También, los domingos de 10 a 13 durante todo el año. Recorren Emilio Mitre, Rivadavia, Hortiguera y Directorio (durante unos 25 minutos en total). Gratis, y sin necesidad de reservar.

Algunos hitos del paseo:

1) Museos rodantes. El de la foto de abajo es el Tranvía 258 Lacroze, pionero de la flota de la Asociación Amigos del Tranvía (AAT). Cuentan en su página oficial de Internet que el original fue fabricado en Oporto, Portugal, en 1927 por la Compañía de Carris de Ferro. «Con leves modificaciones exteriores y nueva pintura, se logró una réplica exacta de un Lacroze de Buenos Aires», indican desde la AAT. Para para ver los otros coches antiguos y más información, consultar acá.

De Portugal a Caballito. El 258 Lacroze, fabricado allá en 1927. / Archivo Clarín

De Portugal a Caballito. El 258 Lacroze, fabricado allá en 1927. / Archivo Clarín

Preston. Fabricados en Inglaterra en 1912, son considerados de lujo. Se usaron en el subte A. / Asociación Amigos del Tranvía

Preston. Fabricados en Inglaterra en 1912, son considerados de lujo. Se usaron en el subte A. / Asociación Amigos del Tranvía

2) Stop. «El Tramway Histórico es un paseo más focalizado en el tranvía que en su entorno. Así que, además de la reseña inicial que nuestro relator realiza antes de partir, se efectúa una única parada a mitad del viaje para explicar algunos conceptos a los visitantes», cuenta a Clarín Falzone, secretario de la AAT. Es la parada de avenida Rivadavia, donde la circulación de otros vehículos está restringida.

Parada. En Avenida Rivadavia, para escuchar parte de la historia del tranvía, de Caballito y de la Ciudad. / Federico Imas

Parada. En Avenida Rivadavia, para escuchar parte de la historia del tranvía, de Caballito y de la Ciudad. / Federico Imas

«Una vez que los pasajeros suben al tranvía, nuestro relator, además de darles una calurosa bienvenida, presenta a la Asociación Amigos del Tranvía, creada en 1976, y formada por aficionados que realizan este servicio ad honorem«, precisa Falzone. Y agrega: «Luego el guía cuenta sobre la historia del coche que está en servicio, da algunos datos sobre la historia del tranvía en Buenos Aires y hace breve referencia a los puntos por los cuales se pasará: la bella avenida a Goyena; el Barrio Inglés, y el espacio fundacional del barrio, donde estaba la ‘pulpería del caballito’, y ofrece algunas referidas al subte A, la línea más antigua de la Ciudad».

3) Al Barrio Inglés. La de Mitre y Antonio Ferrari es una entrada ideal a esta zona de Caballito. Se trata de seis manzanas, entre Pedro Goyena, del Barco Centenera, Valle y Emilio Mitre, con casas de estilo Tudor y otros, eclécticos. Nació como un emprendimiento del Banco El Hogar Argentino en 1923. Las viviendas fueron obra del ingeniero Pedro Vinent y los arquitectos Eduardo Lanús y Coni Molina. Los constructores, Parodi y Figini, como recuerdan fachadas.

Mitre y Ferrari. Una bienvenida perfecta al Barrio Inglés de Caballito. / Archivo Clarín

Mitre y Ferrari. Una bienvenida perfecta al Barrio Inglés de Caballito. / Archivo Clarín

En total, eran 144 lotes, de los cuales sólo una decena desapareció. Las casas fueron diseñadas para que las compraran, a crédito, trabajadores del ferrocarril y otros integrantes de la entonces pujante clase media. Pero, con las décadas, el crecimiento inmobiliario de Caballito, convirtió a esta zona en un remanso bien cotizado. Y con protección patrimonial.

Autos dormidos. Más que circulando, en el Barrio Inglés de Caballito. / Archivo Clarín

Autos dormidos. Más que circulando, en el Barrio Inglés de Caballito. / Archivo Clarín

4) Goyena. Esta avenida completa el paseo por los alrededores del Barrio Inglés de Caballito. Al 500, ahora, no se oyen calandrias. A las antiguas casas -incluso Tudor, como en el corazón de ese oasis- se sumaron edificios de departamentos y el tránsito, en la semana, es complicado. Pero nada opaca la arboleda de tipas: crea otro cielo. 

Cielo de árboles. El de tipas, de Goyena, es una celebridad. / Federico Imas

Cielo de árboles. El de tipas, de Goyena, es una celebridad. / Federico Imas

Arboleda. Un túnel verde, en la avenida Pedro Goyena. / Archivo Clarín

Arboleda. Un túnel verde, en la avenida Pedro Goyena. / Archivo Clarín

Fuente: Clarín