Hace 50 años, tres bandas cambiaron la idea de rock

Jethro Tull, con “Thick as a Brick”; “Yes”, con el tecladista Rick Wakeman y su música “espacial”, y los primeros álbumes de Emerson, Lake and Palmer.

En marzo de 1972 un disco revolucionó la industria discográfica y la música popular, a pesar de todas las experimentaciones sonoras y conceptuales que venían practicando el rock desde los discos psicodélicos de los Beatles, Pink Floyd o The Jimi Hendrix Experience.

En marzo de 1972, el grupo Jethro Tull lanzó “Thick as a Brick” (“Grueso como un ladrillo”, así fue titulado en la Argentina), que consistía en un único largo tema de 43 minutos que solo se detenía con leve “fade” para el intervalo de dar vuelta el LP (pausa que se vuelve imperceptible en la edición de CD). La larga canción era un supuesto poema escrito por un personaje ficticio, el niño Gerald Bostock, convertido en figura mediática bajo el apodo de “el pequeño Milton” porque había ganado un concurso literario con esa obra con un fraude. Para completar la originalidad, el LP venía envuelto en un auténtico diario, el del pueblo del niño, St. Cleve Chronicle & Linwell Advertiser, que además de contar el escándalo con Bostock tenía las típicas noticias locales, avisos clasificados y hasta los juegos como “una los puntos para encontrar el dibujo”.

La banda liderada por el flautista y cantante Ian Anderson ya había vendido millones con su anterior “Aqualung”, que mezclaba rock pesado con folk y que la crítica aclamó como una “obra conceptual”. Entrevistado por este diario en 2013, justamente cuando presentó “Thick as a Brick” junto a la secuela “Thick as a Brick 2” en el Gran Rex, Anderson explicó que “dado que la prensa inglesa tomó a ‘Aqualung’ como una obra conceptual, y no era para nada así, pensé en darle una verdadera. A los miembros de la banda no les dije que íbamos a hacer un solo tema muy largo; se enteraron en el estudio, y para que en un momento no se dieran cuenta de ese formato largo y se quejaran, hice que empecemos los ensayos con distintas partes inconexas que no se parecieran mucho entre sí, y recién en la mitad descubrieran cómo era la cosa”.

Pese a que no se podía pasar en las radios -a veces solo se fragmentaba el primer tema- “Thick as a Brick” también vendió millones y fue uno de los discos más exitosos de Jethro Tull, lo que provocó que otras bandas, luego, abusaran del formato de temas larguísimos. Y la crítica saludó “Thick as a Brick” como el mejor disco de la historia del rock, comparando a Ian Anderson con Mozart y Dostoievsky. “No fueron todas criticas favorables, hubo también un par de comentarios negativos”, comentó Anderson en la entrevista de 2013, “pero lo que si pasaba es que a nadie le parecía sólo ok, sin que lo amaran y elogiaran de manera desenfrenada o lo odiaran a muerte”.

Las otras bandas

Pero 50 años antes también lograron sus mayores éxitos otras dos bandas esenciales. Yes, que había empezado como un grupo de rock pop psicodélico ya se había afianzado en 1971 con “The Yes album” como una gran banda de rock sinfónico o “space rock”, dada su imaginería cósmica, pero en enero de 1972 sacó su primer disco con el tecladista Rick Wakeman, que había tocado con David Bowie y el grupo Strawbs y era un experto en un instrumento clave de aquella época, el sintetizador Moog, un teclado que no le gustaba al organista anterior Tony Kaye, que dejó la banda abruptamente.

Wakeman tocaba un breve homenaje a Brahms y aplicaba sus modernos sonidos a temas que se volvieron clásicos del grupo inmediatamente, como el primer track “Roundabout” que logró algo imposible hasta el momento, y fue que no solo las FM pasaran el tema, sino que también las radios AM, que rara vez emitían algo que no sea el típico tema pop de 3 minutos. Yes lograba llevar al oyente al espacio, o por lo menos eso dijo un crítico, pero lo cierto es que la banda lidetada por el cantante Jon Anderson y el bajista Chris Squire logró la unión perfecta del los teclados de Wakeman con el aporte de los otros grandes músicos, el guitarrista Steve Howe (que ya se había hecho notar en la era del flower power con su oda al LSD “My White Bycicle”, que grabó con el grupo Tomorrow) además del gran baterista Bill Bruford que luego se unió a Robert Fripp en la mejor formación de King Crimson.

El álbum fue tan exitoso que también lanzó a Wakeman como solista, que vestido con túnicas llenas de brillos propios de la era del glam se convirtió en una especie de Liberace progresivo, cosechando éxitos como “Las seis esposas de Enrique VIII” y un poema sinfoncio narrado por David Hemmings basado en el “Viaje al centro de la tierra” de Julio Verne.

La portada de “Fragile” también tenía un mensaje ecológico moderno para aquellos tiempos, ya que mostraba al planeta Tierra en peligro en la primera ilustración para Yes del gran artista Roger Dean que fue tomando preponderancia en los siguientes discos y sus shows.

En 1972 también se conoció el exitoso y más accesible álbum de Emerson, Lake & Palmer, “Trilogy”, que ya había tenido muchos éxitos con sus tres discos anteriores y mostraba a Keith Emerson como el rey de la era del “Moog Rock” pero que en esta ocasión sin suites larguísimás como “Tarkus”, sino que mezclaba canciones con versiones electrónicas de clásicos como Aaron Copland y daba al rok el non plus ultra del uso de sintetizadores en el memorable “Abbadon’s Bolero” que para ser tocado en vivo necesitaba que Greg Lake dejara momentáneamente el bajo para aprender a tocar las teclas de Mini-Moog.

A medio siglo de esa explosión de rock progresivo (que en la Argentina llevó a una discográfica a ponerle una etiqueta con la frase “Convivencia Sagrada”, identificando así a sus discos progresivos) la influencia de estas bandas que se convirtieron en íconos de los años ’70 sigue vigente, al punto de que los dibujos de Roger Dean influyeron a James Cameron para “Avatar” (hubo un arreglo extrajudicial para compensar al artista) y hasta los Simpsons le dedicaron un episodio a Emerson Lake and Palmer a través de su tema “Lucky Man”, el hit de su álbum debut.

Además hay muchos grupos actuales de diferentes estilos que vuelven a los sonidos vintage de los sintetizadores, y en especial algunos artistas modernos como The Flaming Lips y Yo la tengo han reivinvidicado a estas bandas haciendo covers de algunos de sus temas. Al que le ha costado más adaptarse al mercado actual es a Ian Anderson, quien no logró mucho éxito con su “Thick as a Brick 2” aunque no por eso deja de hacer giras permanentemente. Esta semana fans de todo el mundo llenaron las redes sociales celebrando los 50 años de la que consideran la máxima obra del rock de los ’70.

Fuente: Ámbito