La curiosa historia de Angelina Jolie, Brad Pitt y el cuadro de Winston Churchill que va a subasta

Tras la separación de bienes de la pareja, la actriz se quedó con la valiosa pintura “La torre de la mezquita Kutubiya”, que el 1° de marzo se ofrecerá por no menos de dos millones de dólares.

En el reparto de bienes que siguió al divorcio de Angelina Jolie y Brad Pitt, la actriz hizo todo lo posible por quedarse con un objeto en particular: La torre de la mezquita Kutubiya, un cuadro pintado nada menos que por Winston Churchill, que el próximo 1° de marzo será subastado con una base de entre dos millones y 3,5 millones de dólares en la casa Christie’s.

Se trata de una pintura con una curiosa historia detrás. Al parecer, el legendario primer ministro británico era un asiduo visitante de Marrakech, la capital de Marruecos. La luz de la capital del país norafricano lo inspiraba. El cuadro en venta recoge la esencia de Marrakech: la ciudad ocre, el verde de su palmeral y las montañas nevadas del Gran Atlas al fondo.

En cartas a su esposa Clementine, dejó constancia de su fascinación por el lugar. «Desde mi balcón -le escribía en diciembre de 1935- tengo una vista verdaderamente única sobre las copas de los naranjos y los olivos, las casas y murallas del Marrakech indígena, y como telón de fondo hacia el oeste, la cadena nevada de las montañas del Atlas».

El cuadro "La torre de la mezquita Kutubiya" sale a subasta el próximo 1 de marzo con un valor estimado de partida de entre 2 y 3,5 millones de dólares. Foto EFE/Christie's

El cuadro «La torre de la mezquita Kutubiya» sale a subasta el próximo 1 de marzo con un valor estimado de partida de entre 2 y 3,5 millones de dólares. Foto EFE/Christie’s

El lugar donde Churchill escribía y pintaba era el balcón del Hotel La Mamounia -«uno de los mejores que conocí», decía-, que era, tanto entonces como ahora, un símbolo de lujo y el refinamiento. Ese privilegiado lugar le permitía, además, aislarse «porque aunque la ciudad indígena está llena de lugares atractivos, los gentíos, los olores y la incomodidad general para la pintura me repelen», según describía a Clementine.

En esta pasión de Churchill por la ciudad mucho tuvo que ver el todopoderoso Pachá de Marrakech, Thami el Glaoui, un bereber que reinaba un vasto territorio del sur de Marruecos. El pachá le hacía sombra al propio sultán que gobernaba el país. Tuvo siempre la habilidad de aliarse con el poder y fue un agente del colonialismo francés.

El Glaoui tenía un inmenso palacio de diez hectáreas, con campo de golf incluido, en el corazón de Marrakech. Por ahí desfilaban personalidades destacadas de la época, tanto de la política como el arte: el Aga Khan, Charles de Gaulle, Charlie Chaplin o el propio Churchill.

Stalin, Roosevelt y Winston Churchill en la Conferencia de Teherán, en 1943, durante la Segunda Guerra Mundial. Foto AFP

Stalin, Roosevelt y Winston Churchill en la Conferencia de Teherán, en 1943, durante la Segunda Guerra Mundial. Foto AFP

Según su biógrafo, Gavin Maxwell, El Glaoui «daba a sus invitados europeos todo lo que desearan: un anillo de diamante, un puñado de monedas de oro, una niña bereber o un muchacho del Atlas». En sus frecuentes viajes a París, acompañado por su harén, era conocido por sus derroches de dinero en el Lido y la Ópera.

El pachá ostentó durante muchos años el monopolio de las naranjas, las aceitunas, los dátiles y el azafrán. Decían maliciosamente entonces que la expresión «vivir como un pachá» se comprendía en su literalidad observando al Glaoui.

A su amigo Churchill, El Glaoui se encargó de descubrirle todo el gran sur marroquí, las montañas y oasis donde guerreros a caballo obedecían ciegamente sus órdenes. De esa época data otro de los cuadros famosos de Churchill, titulado Vista de Tinghir, que en 2006 se vendió por más de 830 mil dólares.

La Reina Isabel II con Winston Churchill en 1953. Foto AFP

La Reina Isabel II con Winston Churchill en 1953. Foto AFP

En vida, Churchill no vendió ni uno solo de los casi quinientos cuadros que pintó. Para él, la pintura era un pasatiempo relajante y hasta terapéutico, que le permitía evadirse de las miserias de la política. Prefirió regalar sus obras a amigos, personalidades y políticos con los que coincidió en su tiempo.

Franklin D. Roosevelt fue uno de los beneficiados. En enero de 1943, tras concluir la Conferencia de Casablanca en la que Estados UnidosReino Unido y Francia planearon el final de la Segunda Guerra Mundial, Churchill convenció a Roosevelt para que lo acompañara a Marrakech a conocer la ciudad ocre.

Allí, en el balcón del Hotel La Mamounia -que aún hoy sigue teniendo una llamada «suite Churchill»- el premier británico pintó para Roosevelt «La torre de la mezquita Koutoubia», en referencia al alminar cuadrado de la «mezquita de los libreros» que desde la época de los almohades (siglo XII) domina el perfil de la ciudad.

Angelina Jolie y Brad Pitt en 2011, cuando eran pareja. Foto REUTERS

Angelina Jolie y Brad Pitt en 2011, cuando eran pareja. Foto REUTERS

Roosevelt regresó a los Estados Unidos con la pintura bajo el brazo y el cuadro pasó a formar parte de la colección familiar. Un hijo del presidente lo vendió en 1950 a un coleccionista, y terminó finalmente en manos de M.S. Rau, un conocido anticuario de Nueva Orleans, según relató Nick Orchard, jefe del Departamento de Arte Británico Moderno de Christie’s, a la agencia EFE.

En 2011, Brad Pitt le compró el cuadro a ese anticuario y se lo regaló a Angelina Jolie. Tal vez tuvo que ver que Pitt y Jolie comenzaron su relación en 2005, año en que el actor estaba en Marruecos filmando Babel, de Alejandro González Iñárritu.

Algunos discretos hoteles de Marrakech fueron los primeros nidos de amor de la incipiente pareja. El cuadro bien pudo ser un recuerdo de aquellos años en los que empezaba la era Brangelina.

Churchill interpretado por John Lithgow en The Crown, con un autorretrato detrás.

Churchill interpretado por John Lithgow en The Crown, con un autorretrato detrás.

En cualquier caso, la tela de Churchill se quedó en manos de Jolie tras el tumultuoso divorcio, y fue parte del patrimonio que la actriz puso en venta tras la separación.

El momento de la subasta ha sido muy bien elegido. En enero, el diario británico Daily Telegraph reveló que gracias a la serie The Crown, que dedica varias escenas al Churchill pintor, sus obras suscitan un interés cada vez mayor. Por el momento, el récord de una de sus pinturas se remonta a 2014, antes de la emisión de la serie, cuando se vendió por 2.430.000 dólares en la casa Sotheby’s.

Christie’s destaca la relevancia del cuadro: «Se puede decir que es la obra más importante de las 500 que produjo Churchill, una demostración de que fue un artista talentoso», subrayó Orchard a EFE. Y dice que, más allá del arte, «es un símbolo de la gran amistad entre aquellos dos líderes», en referencia a Churchill y Roosevelt.

El cuadro "La torre de la mezquita Kutubiya" sale a subasta el próximo 1 de marzo con un valor estimado de partida de entre 2 y 3,5 millones de dólares. Foto AP

El cuadro «La torre de la mezquita Kutubiya» sale a subasta el próximo 1 de marzo con un valor estimado de partida de entre 2 y 3,5 millones de dólares. Foto AP

En cualquier caso, con tantas personalidades asociadas a su nombre, el cuadro (que mide 45,7 cm x 61 cm) se espera que se venda por el monto sugerido e incluso más, sobre todo si se tiene en cuenta que desde la emisión de la serie The Crown en Netflixel interés por Churchill y sus pinturas se ha multiplicado.

Fuente: Clarín