Suspendido con globos, un nuevo puente en Roma cumple el sueño de Miguel Ángel

El “Ponte Farnese” es de cartón y cuelga en el aire; el espectáculo rinde homenaje al genio del Renacimiento y durará hasta el domingo.

Desde anoche hay un espectacular nuevo puente en Roma, que cautiva a romanos y turistas: es el “Ponte Farnese”, instalación monumental efímera y colectiva del artista francés, Olivier Grossetête, que realizó un proyecto incumplido de Miguel Ángel (1475-1564): unir el Palazzo Farnese –sede de la embajada de Francia- a los jardines de la espléndida Villa Farnesina, del otro lado del río Tevere.

Se trata de un proyecto cultural que auspiciaron la embajada de Francia y la Academia dei Lincei, que tiene su sede en Villa Farnesina, edificio emblema del Renacimiento italiano. La idea fue “crear un puente no sólo artístico e ideal, no sólo entre épocas, sino también entre dos países, Italia y Francia”, como símbolo de renacimiento.

De cartón y 18 metros de largo, el puente fluctúa en el aire desde anoche, colgado de tres grandes globos blancos. Y está atado con enormes cuerdas a las dos banquinas del río. Debido al viento, el puente Farnese -que fue armado por todos aquellos ciudadanos, voluntarios, niños, adultos, mujeres, hombres que quisieron sumarse a este proyecto cultural-, durará hasta el domingo. “Siempre con la ayuda del público vamos a deshacer lo que armamos, vamos a descolgar los globos y, junto a quien querrá participar, vamos a demoler el puente, cuyo cartón será luego reciclado especialmente”, explicó Grossetête.

El puente efímero une el Palazzo Farnese –sede de la embajada de Francia- y los jardines de la espléndida Villa Farnesina, del otro lado del río Tevere
El puente efímero une el Palazzo Farnese –sede de la embajada de Francia- y los jardines de la espléndida Villa Farnesina, del otro lado del río TevereElisabetta Piqué

Este artista parisino radicado en Marsella se especializa en crear obras monumentales participativas de cartón. El Ponte Farnese es su cuarto puente suspendido efímero, después de los que hizo en Avignon, Moscú y Ambois.

“Pensé en un puente que pudiera recrear idealmente un recorrido entre el Palazzo Farnese y Villa Farnesina, rindiendo al mismo tiempo un homenaje a la historia de Roma y al genio de Miguel Ángel”, contó el artista, en una entrevista al diario La Repubblica. “Con mis obras siempre trato de crear una relación con el contexto histórico y social, pero también, físico”, agregó, al precisar que proyectó un puente suspendido para acercarlo lo más posible al Arco Farnese que se encuentra al final de la muy cercana Via Giulia, que fue justamente realizado en base a un dibujo de Miguel Ángel.

“La muerte del gran maestro, así como la falta de fondos, determinó la realización de un solo arco allí”, recordó el autor de la instalación, al destacar que su puente tiene dos semiarcos y dos arcos y es más pequeño del que imaginó Buonarroti.

Aunque todos se enamoraron enseguida del puente efímero inaugurado anoche, que desde el cercanísimo puente Sisto puede ser admirado, filmado y contemplado en todo su esplendor, a Grossetête no le da lástima que el próximo domingo desaparezca. “Mis proyectos tienen un sentido tanto en el objeto final, así como en el proceso de construcción y deconstrucción, que siempre ocurre como en un sueño colectivo. Mi obra es el diálogo entre estos dos elementos y por eso es importante la deconstrucción. Además el cartón es un material muy frágil, que se recicla fácilmente, que tiene una vida efímera y no puede ser dejado a tiempo indeterminado en el aire porque se degrada, así como por cuestiones de seguridad”, indicó, al señalar que también por eso se bloqueó la navegación en ese tramo del Tevere.

Desde hace 20 años Grossetête presenta en todo el mundo sus construcciones monumentales participativas de cartón. Hizo hasta ahora casi 250 e involucró a miles de habitantes de todo el planeta en su aventura de cartón y cinta adhesiva. “Quería salir de los museos y de las galerías y, por lo tanto, de un contexto pre-ordenado y fue así que proyecté estas construcciones para compararlas con el mundo real y sumergirlas en la vida”, contó, al considerar, finalmente, que para él “el arte debe ir hacia la gente, hacia las plazas, hacia la colectividad”.

Fuente: Elisabetta Piqué, La Nación