Todo lo que quisimos inventar sobre el sexo en cuarentena (y ya estaba inventado)

¿Qué quedó de los múltiples discursos sobre sexualidad que en las primeras semanas de aislamiento social obligatorio poblaron los medios y las conversaciones? ¿Cuánta virtualidad aguantan los cuerpos? ¿Qué queda de los encuentros cuando los besos están confiscados por los barbijos? Una recorrida por experiencias y objetos diversos con los que nos acostumbramos a lidiar en este mientras tanto desde donde no se ve, todavía, el horizonte de llegada.

Sexting, autoerotismo, llamadito, video, audio, foto. ¿Cómo se entregan al goce los cuerpos agotados de la vida subiendo y bajando de picos virósicos? ¿En qué quedaron esas historias de convivientes que aprovechaban el encierro para navegar sobre fantasías que la vida de antes no les permitía? ¿Quiénes retienen los consejos para coger que bajan de las instituciones? ¿La profilaxis y el higenismo se abren cancha en el mundo de los nuevos hábitos protagonizados por el alcohol en gel y la lavandina? El torrente de preguntas podría extenderse tanto o más que esos orgasmos en donde la respiración se hace profunda e intensa hasta que se exhala todo el aire de pronto. La espuma aún no bajó, sin embargo, algunos apuntes sobre el sexo en cuarentena parecen prehistóricos y otros siguen, al menos, flotando.

1- La idealización de las primeras semanas

Allá por donde se despedía el verano y comenzaba el otoño, el 20 de marzo marcó el AC/DC de esta era en cuarentena: no más clases, sobrecarga de cuidados y teletrabajo, las actividades esenciales copaban los permisos de circulación y los recitales en los balcones comenzaban y terminaban su auge en el estrallato del desahuciado mundo del encierro. Las alternativas en todo lo referido al placer sexual en cuarentena salían por debajo de las piedras: liberación de las plataformas de pornografía, juguetes sexuales con envío gratis y el planazo de aprovechar el tiempo para coger entre convivientes, así lo manifestaba @Gabriel Lucero en su abultada cuenta de Instagram “Gente Rota”: “Me armo el bolsito, me voy a lo de mi amor, llevo una remerita, una musculosa, una bermuda y a pasarla lindo!”. 70 días después, la voz de Gabriel ilustrada por sus dibujos sentenciaba: “15 días iba a durar esto. Llevo 70 enroscado en una frazada, cual canelón humano, en ojotas y medias. Incogible al mil”.

2- El trendig topic del Sexting

¿Qué tenés puesto? ¿dónde te estás tocando? ¿qué me harías? ¿que te gustaría que te haga? Las respuestas a estas preguntas elegidas arbitrariamente son la tierra fecunda para el florecimiento del sexting, palabras y textos que estimulan fantasías y erotizan cuerpos.

02:23 am. Necesito que me hables así al lado. Mientras me masturbo toda hasta que te pongas el forro.

-Uy si me encantaría

-Cinco pajas me hice. Cinco. Controlate que llego sin pija a verte.

-Me muero con esa confesión

Este diálogo de cuatro líneas es un ejemplo de sexting, tomado de la cuenta de IG @Sextingencuarentena. A las capturas de pantallas con los diálogos se le suma el calor de quienes comentan sumándose a una especie de cachondeo colectivo. Hay para todos los gustos: “Yo vengo haciendo sexting desde el principio, me gustan más las palabras relacionadas a la genitalidad que las mas soft tipo mimoseo”, dice Mara B que tiene 40. “Me gusta leer las diferentes palabras que se usan para nombrar la pija, sin embargo, cuando me mandan fotos se me seca la concha”.

3- Sexo y conversaciones

La cama puede ser un espacio amigable para tener conversaciones en torno a como diseñamos -o como fantaseamos- las relaciones y que nombres utilizamos para definirlas, cuáles son los pactos, que pasa con las jerarquías: “Mi pareja y yo profundizamos en esto que elegimos construir cada día por fuera de la monogamia, pero vale una aclaración: todavía nos debatimos sobre qué nombre ponerle. Mas que nada porque, si bien en algunos hechos – cómo nos comportamos, hacemos y nos presentamos frente al mundo – la etiqueta de “pareja” le queda a como anillo al dedo, también nos quedan incómodos una cantidad de supuestos asociados. Intentamos usar otras palabras y salen cosas del tipo: “esta noche ceno con mi amante”, “discutí con mi amor”, “te presento a mi vínculo”, “estoy en lo de mi compa”, “tengo una relación”, resulta que ninguna de estas descripciones está libre de su propia carga de asociaciones valorativas”, dice Cecilia M acerca de ella y su compañero. Que siguen sin resolver el acertijo a pesar de la multiplicación de las horas compartidas.

4- La ocupación de la casa

Las casas habitadas por configuraciones familiares con niñes han atravesado cierta reorganización de los espacios ocupados 24×7. La privacidad requiere de una coreografía que le dio- al menos en un primer momento- bastante protagonismo a puertas y cerraduras. Ruth M. tiene 45 y vive con su marido y sus dos hijes en edad escolar: “Tener sexo en casa es casi imposible, le encontramos la vuelta organizando fiestas virtuales, tomando bebidas que nos levanten el espíritu y la autoestima y encerrándonos en el cuarto de juegos de los chicos, con luces y música relativamente fuerte. A ellos les poníamos una película, cuando nos empezábamos a poner cachondos, nos apoyábamos contra la puerta para que si llegaban a venir no pudieran abrirla. Nos quedaba el cuello duro, pero fue la forma que encontramos”

5- Los dildos

La masturbación también se abre paso en el elenco estable de la cuarentena. Lisístrata, la heroína de la obra homónima de Aristofánes instigó la primera huelga sexual acompañada de mujeres hartas de engendrar para que sus hijos murieran en las eternas guerras griegas. La abstinencia sexual hacía que la heroína se quejara de la escasez de dildos. No es el caso de este 2020 en donde existen tantos como nombres de personas: la cuenta de IG @tunombreendildo ofrece un servicio muy peculiar, para cada nombre un tipo de dildo se convierte en un juego simpático que a la vez expone una alta variedad de opciones con las que la heroína griega no contaba. El acompañamiento entre humanos no es condición excluyente para atravesar la cuarentena, la masturbación en soledad y el silencio del disfrute propio es un recurso como tantos otros: “Me compré un strap on doble penetración y por ahora lo uso sola, tiene 6 velocidades y 4 movimientos. Tengo para rato. Yo le daba mucho al BDSM y ahora estoy en abstinencia, me cuelgo mirando un poco de porno, me gusta mucho Four Chambers porque se sale del mainstream, hay cuerpos no hegemónicos. Con eso y el dildo, la vengo piloteando” comenta Florencia B que tiene 40, es docente, lesbiana y viene cumpliendo la cuarentena estricta.

6- Mi crush: los memes

“Querido diario: otro día que no cojo”, “me habré olvidado de como coger” o el infinito catálogo de gatitos mendigando amor son algunos de los recursos que se ponen en juego a la hora de apostar al humor como detonante se una cita sexual virtual o rompecuarentena.

Las apps de citas anunciaron récord histórico en los “swipes” (gente deslizando la pantalla en busca de un match), BlindLove, OkCupid y Bumble señalan el aumento de las bajadas de sus respectivas aplicaciones y mucho más caudal de conversaciones en los chats. “Todos los días son domingo” comentaba el CEO de OkCupid haciendo referencia al día en donde se produce el mayor tráfico de chats en el mundo A/C. Hay una tendencia a estar “online” incrementada con el paso de los días de encierro, en donde las pantallas son a los humanos lo que la clorofila a la fotosíntesis. En este aquelarre digital y tecnológico la creatividad de los memes es un puntapié -en su mayoría tendiendo a la tragicomedia- para animar relaciones en la era de la distancia social.

7- Les convivientes

Las convivencias reforestan de rutina todo, pero no por sí mismas tienen una connotación negativa ni la repetición es sinónimo de aburrimiento. Cecilia V es una mujer cis y Fer C un varón trans: antes del aislamiento tenían planeado vivir juntes, pero la cuarentena aceleró la gestión y comenzaron a convivir en marzo. Tienen alrededor de 35 y pasan la mayor parte del tiempo en la casa que comparten. “Al principio estuvo muy bien por la novedad, pero después es muy fácil caer en la rutina sobre todo estando las 24 horas con la misma persona y en nuestro caso en un lugar reducido. Para mí, fue importante volver algunos días a la casa donde vivía antes, eso abre un poco los espacios y permite extrañar”, cuenta Cecilia. “También la cuarentena me tiró más a remolonear, como que no me activaba tanto lo sexual pero no lo tomamos de ninguna forma en especial. Por momentos estábamos re arriba y por otros no pasaba nada y las dos cosas estaban bien”

8- Y si no se coge ¿qué?

Mas allá de los relatos apocalípticos y de los trastornos que pueda generar la cuarentena en casi todos los aspectos de la vida, el mandato de coger porque hay tiempo, porque estás en casa, porque hace bien a la salud y porque si no coges hay algo que falla, sigue siendo un postulado que se huele en el aire. Sin nombrar el super enaltecimiento del coito como recurso clave y el orgasmo como resultado de todo lo que se intente en torno al erotismo: “Con mi novio casi que no cogimos en toda la cuarentena y no es algo específico de este tiempo. Nos pasó varias veces que nos encontramos en otros lados que no tienen que ver con lo sexual, ponemos el deseo en otras partes, a veces compartidas y a veces no. ¿qué partes? Maratones de películas, germinamos semillas. No quiere decir que no puedas coger si ves películas, es más, decir que no miraste películas en toda la cuarentena sorprende mucho menos que decir que no cogiste en toda la cuarentena” dice Pato B, que tiene 38 y hace 5 que convive con su novio de 30.

9- Efectos del porno

Si la masturbación es parte del elenco estable de la cuarentena, la producción pornográfica tiene sin dudas su papel en el reparto. Plataformas que liberan su contenido, recomendaciones de porno feminista y la posibilidad del infaltable do it yourself (hazlo tu misme) son recursos que también disparan la fantasía y la creatividad: “Nos pajeamos viendo chabones masturbase sus clítoris gigantes o siendo penetrados por penes enormes de tipos con tatuajes o minas de pelo larguísimo y lacio. Estábamos borrachxs, hicimos una foto de mi culo, mucha lengua y otras fotos que salieron algo movidas para subir a una plataforma. Hasta ahora tenemos más de 100 likes, pero no compramos la opción Premium así que no sabemos quiénes son. Otros días el aburrimiento nos llevaba a la cama y después de un rato de jugar al preguntados y ganar el mundito o el pincel, lo único que quiero (y hago) es meterme entre sus piernas y comerle la concha durante mucho, mucho tiempo. Si acaba, sigo. Hay días que cada quien está en la suya y cuando nos encontramos para compartir un cigarrillo, termino en cuatro pidiéndole “más fuerte” (¿más rápido o más adentro? No sé, todo.). Relata Cecilia M sobre sus distintas experiencias en cuarentena.

10- Esquivar la cuarentena antes de que se acabe el mundo

El tiempo de confinamiento avanza y los limites se expanden y se contraen, muchas veces de manera confusa y hasta contradictoria. “Manuel, un chico que conocí el año pasado por Hppn, me propuso romper la cuarentena, antes de encontrarnos hablamos de los acuerdos y de los cuidados. Entró a mi casa y ni nos tocamos, tardamos en entrar en contacto. Después fluyó. A la semana, otro contacto de Happn me propuso romper cuarentena y le dije que no, que ya alguien me lo había propuesto, como una especie de fidelidad nunca practicada. Pasaron 2 meses de encuentros con la primera relación rompecuarentena cuidada y se terminó, él había empezado a ir a las marchas del Obelisco, ruptura de acuerdo, inmediata deserotización por dónde se lo vea: Ahora pienso en la segunda propuesta de cuarentena como fantasía, pero lejana”. Así describe Maria, de 48, su modo de romper la cuarentena.

Flora, ronda los 50 y esta viviendo un romance con la madre de una compañera de la secundaria de su hija: “Lo que hacíamos era hablar horas, cada una se servía algo para tomar en su casa y de fijo a fijo la pasábamos bomba. Lo único que nos faltaba era coger, entonces un día le dije ‘Loca, rompamos la cuarentena’. Del otro lado me responde que sí, que si no hubiera cuarentena ya habrían cogido. Entonces, comenzamos la organización y la logística. Yo fleté a mi hija y se vino para casa, por ahora es eso, juntarse y coger”.

11- Normalización: El coronasutra

Las reglas vienen ahí pisando los talones para adecuar la práctica sexual en el contexto de lo que llaman “la nueva normalidad”. En este fantástico mundo que pasa por alto las preguntas y se centra en dar respuestas, nos encontramos con una reversión del kamasutra con barbijo y siluetas de porno noventero. El Coronasutra ofrece las siete posiciones “permitidas” sin besos en la boca, escaso contacto visual y con las cabezas separadas a una distancia de 1,5 metros. Todas son para penetrarte mejor, ninguna implica manos ni lenguas salvo para asegurar el vaivén del coito. Si la pandemia del vih-sida legó el uso del preservativo cada vez más naturalizado, ¿qué quedará de esta pandemia? Mejor no imaginar todavía esta distopía higienista de una sexualidad sin saliva. Mejor seguir usando que la imaginación siga siendo húmeda.

12- Cuerpos agotados

Difícil extirpar el placer sexual y dejarlo al margen de la incertidumbre y la necesidad de delinear algunas coordenadas de futuro. Parafraseando a Ursula K Leguin, la fantasía, un destilado de la imaginación que es a la literatura lo que la uva al vino, puede ser uno de los refugios para arropar estos cuerpos desorientados, por momentos ávidos del roce, el enchastre, la fricción; por momentos revulsivos o temerosos a todo eso. Hacemos lo que podemos, sobre todo equilibrio entre contradicciones.

Fuente: Página 12