Un sobresaliente Tom Hanks vuelve a la guerra en “Greyhound”

MIRÁ EL TRÁILER. El film se lanzó por la plataforma de Apple, pero debería ser una de las primeras en ir a pantalla grande cuando sea posible.

Más allá de que se puedan ver películas online, hay algo irremplazable: ver una buena película bélica en pantalla grande. Y esa gran película es hoy “Greyhound”, un proyecto personal de Tom Hanks, que vuelve a la Segunda Guerra Mundial pero no desde la infantería de “Rescatando al soldado Ryan” sino como inexperto oficial de la marina estadounidense, que en los primeros años del conflicto debe comandar un convoy de una treintena de barcos mercantes a través del Atlántico Norte, acosados por submarinos nazis listos a torpedearlos.

A pesar de todo lo que se ha filmado sobre esta guerra, nunca se había narrado una historia tan específica sobre la temeraria odisea de los convoys que cruzaban el Atlántico para llevar combustible, armas y alimentos desde los Estados Unidos a la agotada Inglaterra, que durante mas de un año fue el único país de Europa que mantuvo a raya a Hitler. Los aliados demoraron demasiado en aprender a defender sus convoys de los ataques de submarinos. Los barcos aliados solo tenían protección aérea en las primeras millas del viaje, luego de salir del puerto estadounidense, y pocas millas antes de llegar a Dover: en el medio había una zona del océano bautizada el “pozo negro”, donde el convoy quedaba a merced de los U-Boats, con el sonar y las cargas de profundidad como única defensa.

Las menos de 48 horas, con el convoy liderado por el destructor de Tom Hanks como protagonista, generan una de las más intensas películas del género, con los submarinos alemanes más sanguinarios de la historia del cine. Hanks aquí también es guionista, y basándose en la historia real que inspiró la novela “The Good Shepherd” de E. S. Forester, evitó los lugares comunes que siempre describieron a los submarinistas alemanes con más nobleza que al típico nazi del la propaganda hollywoodense.

En “Greyhound” no se ve nunca la tripulación de los U-Boats, sólo los submarinos que atacan de la nada como fuerzas ominosas, como inspirados en el tremendo camión sin conductor visible de la antológica “Duel (“Reto a muerte” de su maestro Steven Spielberg). Lejos de la empatía que podrían provocar capitanes de submarinos como el Jurgen Prochnow de “Das Boot” de Wolfgang Petersen, y sobre todo el gran Curd Jurgens que perseguía al barco de Robert Mitchum en “El zorro del mar” (“The Enemy Below”) aquí los submarinos nazis actúan como una implacabe manada de lobos dispuestos a hundir todos los barcos posibles, e incluso interrumpen las comunicaciones radiales entre loo barcos del convoy con discursos nazis y amenazas sádicas.

La reconstrucción a gran escala de este episodio histórico, que nunca fue filmado tal vez por demasiado oscuros y tenso, le demandó un gran esfuerzo a Tom Hanks. “Greyhound” es una coproducción entre Estados Unidos, Canadá y China donde participaron en conjunto de Sony Pictures/Columbia y la empresa Apple. La producción llevó casi dos años y contó con un autentico buque histórico de la Armada canadiense, el Royal Montreal, con un equipo reducido de 10 cámaras para aprovechar a tope la atípica oportunidad de filmar en el Atlántico Norte como en enero de 1942 (claro que sin estar rodeados por U-Boats). El director, Aaron Schneider, sabe muy bien cómo rodar en el mar, ya que fue el director de fotografía de la película de culto de Stephen Sommers “Agua viva “(“Deep Rising”) y aquí hizo un gran trabajo mezclando las imágenes autenticas con las producidas digitalmente.

“Greyhound”, desde ya, fue pensada para estrenarse en pantalla grande, pero la pandemia lo impidió. Cuando finalmente se estrenó online en casi todo el mundo, lo hizo a través de Apple y no por plataformas más afianzadas, lo que no ha impedido que el boca a boca virtual la recomiende como uno de los mejores films de guerra marítima de todos los tiempos. De lo que podemos estar seguros es que el día que vuelvan a abrir los cines este gran film tendrá su oportunidad en pantalla grande.

Fuente: Ámbito