Su historia comenzó en 1935 y es aún más antiguo que el Obelisco. Excepto Gardel -que murió ese año- todos los grandes tangueros pisaron su escenario, aunque el más identificados es Aníbal Troilo. En la década del ‘80 fue Halley y en el 2000 fue puesto en alquiler. Ahora vuelve de la mano de un filántropo y millonario norteamericano