La ceremonia, que tuvo lugar en la Abadía de Westminster, culminó con la imposición de la corona por parte del arzobispo de Canterbury, primado de la Iglesia Anglicana. Más de 2.000 invitados se hicieron presentes.
Con diversas excusas, los artistas que habían sido elegidos por el nuevo monarca declinaron la oportunidad y ahora los organizadores buscan con urgencia reemplazantes de alto perfil