«No hay planeta B». En distintos idiomas, con diversos fondos -desde una playa paradisíaca en el Pacífico hasta la puerta de Brandemburgo en Berlín-, la frase se repitió en los carteles de la huelga global protagonizada por jóvenes de todo el mundo que faltaron a clases para participar de la convocatoria de la joven activista sueca.