Robert Evans, uno de los más exitosos productores de Hollywood de los últimos cincuenta años, murió a los 89 años el pasado fin de semana en Los Ángeles. Un actor mediocre, seductor empedernido y agudo creador de fenómenos cinematográficos, la vida de Evans fue durante décadas sinónimo de la industria del cine y símbolo del sueño americano.