Una guía elaborada por la Fundación Ineco en conjunto con la Fundación Favaloro sostiene que las emociones displacenteras son inevitables. Sin embargo, hay herramientas para manejar la ansiedad y otras para cultivar el bienestar. No se trata de generar más estrés por no poder cumplirlas sino de construir emociones positivas pensando en una cuarentena aún más larga.