A sesenta minutos del microcentro porteño hay un lugar sorprendente: una aldea de estilo medieval creada por un hombre que intentó ganarle a la muerte; un paseo desconocido que vale la pena.
A sesenta minutos del microcentro porteño hay un lugar sorprendente: una aldea de estilo medieval creada por un hombre que intentó ganarle a la muerte; un paseo desconocido que vale la pena.