El autor noruego vivió una semana de protocolos en Estocolmo previos a la condecoración con el máximo galardón para las letras en el mundo. Respecto a su obra reconoció: “He tenido miedo de haber contribuido a legitimar el suicidio (…) siempre he sabido que escribir puede salvar vidas, tal vez incluso haya salvado la mía”.
Una agrupación de madres de las víctimas del genocidio de Srebrenica, ocurrido en 1995 durante la guerra de los Balcanes, anunció que protestarán el próximo martes, frente a la Sala de Conciertos de Estocolmo, cuando el autor serbio reciba el máximo galardón de la literatura. Cuestionan el pensamiento político del escritor durante el enfrentamiento bélico