Pintada en 1956, la obra fue directo del taller del artista a las manos de una pareja de coleccionistas que buscaba un regalo para uno de sus hijos; es él quien ahora decide venderla en la subasta anual del Museo Sívori.
La función matemática que mejor describe los procesos disruptivos es la ley de Wright, en la que la variable clave es la cantidad de unidades acumuladas de un producto