No todo el año es Carnaval – Por Norberto Tallón, especial para DiariodeCultura.com.ar.

Aún cuando una frase popular lo afirme y, en muchos lugares a lo largo del año se lleven adelante acontecimientos que tomen el nombre, decididamente, no. No, todo el año no es Carnaval.

Porque este tiene razones históricas, mezcla de costumbres ancestrales y fechas religiosas. Los etnólogos sostienen que en él persisten elementos supervivientes de antiguas fiestas y culturas, como la de invierno -Saturnalia-, las celebraciones dionisíacas griegas y las Bacanales romanas. Incluso algunas influencias andinas prehispánicas y culturas afroamericanas.

El Carnaval se celebra inmediatamente antes del inicio de la Cuaresma Cristiana, que comienza, a su vez, con el Miércoles de Ceniza. La fecha es variable entre febrero y marzo según cada año.

En él se entremezclan disfraces, desfiles y fiestas en la calle. Quizás con grandes diferencias a lo largo del planeta, su característica común es ser un período de permisividad y, alguno dirá, cierto descontrol. En su origen, tal vez con un cierto pudor procedente de la religión, era un recorrido con los participantes disfrazados y usando máscaras.

La costumbre, la idiosincrasia de cada sociedad lo fue transformando hasta las distintas formas conocidas hoy.

Es posible acordar su surgimiento de las fiestas paganas, las de honor a Baco, el dios romano del vino, las saturnales y las lupercales romanas, o las que se realizaban en honor del toro Apis en Egipto. Los historiadores remontan punto de partida a Sumeria y Egipto antiguos, hace más de cinco mil años, y sucesos parecidos durante el Imperio romano. De allí se expandió por Europa, luego a América con los navegantes españoles y portugueses, a partir de fines del siglo XV.

El Carnaval, aunque la Iglesia no lo admite como celebración de tono religioso, está asociado con la tradición católica, y en menor medida con los cristianos ortodoxos orientales.

Cada pueblo, cada nación tiene sus características. Unas han trascendido al mundo y se han transformado, también, en un elemento de atracción turística, tales como el de Río en Brasil, regiones de España, Venecia y Siena en Italia, Niza en Francia y el muy especial estilo de las Murgas uruguayas.

En nuestro país, con más o menos participación, de igual manera posee alternativas desde los del Litoral como Gualeguaychú y ciudades aledañas, hasta la provincia de Buenos Aires, en Lincoln, por ejemplo, y las murgas porteñas en los barrios más antiguos de la metrópoli.

Unos minutos de una Scola de Samba carioca… ¡A festejar el Carnaval! Que no es todo el año…

Norberto Tallón
@betotallon