Crucigrama: Otra vuelta…

El café, ritos, charlas y lugares – Por Norberto Tallón, especial para DiariodeCultura.com.ar.

¡Mozo! El gesto con dos dedos, en este caso, para la cantidad y el producto solicitado y ya “salen” dos pocillos de café…

El café tiene una historia no resuelta desde el siglo XIII. Se supone que los ancestros etíopes del pueblo oromo (grupo étnico que se encuentra en el centro-sur de Etiopía, el norte de Kenia y partes de Somalia) fueron los “descubridores” del efecto energizante de la planta, pero no hay señales concluyentes de que hasta cuatro siglos después y desde Etiopía se extendiera a Egipto y Yemen.

Recién en tierra árabe los granos fueron tostados y molidos de forma similar a hoy. Luego, el camino hacia el resto de Oriente Medio, Persia, Turquía (su nombre surgió de una palabra de ese origen: “kahve”, luego modificada en diferentes países), África del Norte, Italia y el resto de Europa, hasta Indonesia y el continente americano.

Existen distintas leyendas que adjudican a unos u otros formas de detectar la acción de esa bebida. El árbol es originario de Abisinia, en el oriente africano. Con la prohibición del Islam del alcohol, el territorio arábigo fue centro de cultivo y propagación.

Reprobado, según cada momento, por protestantes y católicos, al llegar a tierras europeas causó diferencias acerca de él. En el sudoeste hubo más tolerancia que otros países y Londres abrió su primera cafetería en 1652. Desde entonces, esos espacios se convirtieron en plataformas para nuevas ideas por la visita frecuente a ellos de filósofos y letrados que se encargaban de su difusión.

Veinte años después, Berlín y París y más tarde Viena, también inauguraron cafés. Prohibido en Rusia, cruzó el Atlántico hasta Boston y… Las principales regiones productoras de café están en Sudamérica (Brasil, Colombia y Ecuador especialmente) Vietnam, Kenia, Costa de Marfil y Hawaii, no por lo cuantitativo sino su calidad y originalidad de sabor.

¿Por casa cómo andamos? Hay que recordar el Café de Marco en la época revolucionaria de Mayo, hasta llegar a los “Notables” de este tiempo y el centenario y presente Tortoni, con un “mundo” en el medio, para asegurar la existencia de un rito que conlleva la compañía de la charla, por qué no la discusión, la amistad, el compañerismo y la “necesidad” imperiosa de la infusión. Por otro lado, cuántos romances comenzaron con un ¿Tomamos un café?.

La música de Buenos Aires, el tango, también se ocupó de darle escenografía, personajes y argumentos, nada menos que a través de Discepolín (“Cafetín de Buenos Aires”), Cátulo Castillo (“El último café”) o Cacho Castaña (“Café La Humedad”) entre otros tantos que se quedó afuera de la rápida enumeración el “Café de Los Angelitos”.

¿Qué falta para hablar del tema? Prácticamente todo.
Así que a pedir otra vuelta… para otra vuelta.

Norberto Tallón
@betotallon