Un argentino en Brasil: “Cacique Tibiriça”

EL AMIGO DE LOS JESUITAS- Por Alberto Curia, especial para DiariodeCultura.com.ar.

Nació en su comunidad aborigen bajo el nombre de Tibiriça, fue jefe de una parte de la nación indígena establecida en los campos de Piraininga, con sede en la aldea de Inhampuambuçu, hermano de Piquerobiy de Caiubi, indios que se destacaron durante la colonización de Brasil, el primero como enemigo y el segundo como colaborador directo de los Jeusitas. Tuvo siete hijos con la india Potira.

Tibiriça –significa ‘’vigilante de la tierra», en idioma Tupí, fue convertido y bautizado por los jesuitas José de Anchieta y Leonardo Nunes. Su nombre de bautismo cristiano fue Martín Affonso, en homenaje al fundador de “Sao Vicente”.

El 30 de Abril de 1531, Martín Affonso entró en la Bahía de Guanabara. En los días siguientes, un grupo de sus hombres fue enviado a explorar el interior. Ellos viajaron cerca de 400 kilómetros, hasta encontrar a un gran jefe, “Senhor dos Campos”, quien los acompañó de regreso a Rio de Janeiro.

En esa ocasión, ese cacique les ofreció cristales y les comentó que en el curso del Rio Paraguay, había mucho oro y plata, en lo que podría haber sido un comentario para invitarlos con sutileza a alejarse del lugar sabiendo de la codicia de los conquistadores.

En 1554, acompañó a Manuel de Nobrega –sacerdote portugués, jefe de la primera misión Jesuítica a América en el siglo XVI-, y que junto al padre Anchieta fueron grandes baluartes en la fundación de Sao Paulo, estableciéndose en el lugar donde hoy se encuentra el Monasterio de “Sao Bento”. Además, expandieron a sus indios amigos por las inmediaciones.

Tibiriça, con su influencia sobre sus pares, hizo que pudieron agruparse las primeras cabañas y formar una villa en torno al colegio. Dio a los Jesuitas la mayor prueba de fidelidad, cuando levantó una bandera de colores y, con espada en mano, repelió con bravura el ataque a “Vila Sao Paulo”, efectuado por los indios Tupi-Guaranies y Carijos, que estaban al mando del sobrino de Tibiriça, en lo que se conoció como el ataque “Cerco de Pirtininga”. Lo más estremecedor, es que durante el combate mató a su hermano, Piquerobi y a su sobrino, Jaguaranho.

En Enero de 1554, Tibiriçá transfirió su tribu, con el objetivo de proteger a los jesuitas de ataques de otros indios en el naciente poblado de “Vila de Sao Paulo de Piratininiga”.
Mientras la villa crecía, aumentaba también la rivalidad entre naciones indígenas. Portugueses y “Guaianáses”, se lanzaron contra los “Tupinambás”, con la intensión de esclavizarlos, acto bastante común entre esas tribus.

En la costa brasileña, los franceses, enemigos de Portugal, se aliaron con los “Tupinambás”, comandados por Cunhambebe, y colonizaron la Isla de “Sao Sebastião do Rio de Janeiro”.

La alianza creció tanto que se conformó la “Confederación de Tamoios”, que atacaban permanentemente las villas del sur brasileño.

Allá por el año 1560, los lideres “Tamoios”, invitaron a Tibiriça, de casi 80 años, a participar de la alianza. Este, con la astucia que lo caracterizaba, prometió la coalición, y en el día del ataque los portugueses los estaban esperando y los derrotaron fácilmente.

Siete años más tarde existió un acuerdo entre indios y lusitanos, ya que los Jesuitas consiguieron convencer a los nativos para disolver la “Confederación de los Tamoios”, e hicieron las paces entre los líderes, acción que se conoce con el nombre de “Paz de Iperog”, donde hoy se encuentra la ciudad de Ubatuba.

Tibiriça, murió el 25 de diciembre de 1562, producto de una peste que asoló la aldea. Sus restos mortales se encuentran en la cripta de la “Catedral da Sé”.

El Padre Anchieta, en una carta escrita el 16 de Abril de 1563, se refirió al acontecimiento de esta manera: “Fue enterrado en nuestra iglesia con mucha honra, acompañado por todos los cristianos portugueses.

Toda la compañía asistió con gran sentimiento y dolor por su fallecimiento, por la falta que significa, porque era un gran sostén para los otros, conociéndoselo por su trabajo en defensa de este territorio, a lo que esta comunidad le debe mucho por su espíritu benefactor y por conservar de la “Casa de Piratininga” y proteger nuestras vidas”.

En 1850, Susana Dias, nieta del cacique, fundó una hacienda a la vera del Rio Tieté, al oeste de la ciudad de San Pablo, cerca de la cascada denominada por los indios de “Paranaiba”, hoy ciudad de Santana de Paranaiba.

Son muchos los descendientes de Tibiriça en el Brasil, entre ellos la reina Silvia de Suecia.

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