Conocida como la “Pincesinha do mar”, la del “Calçadao” (peatonal), en ondas blanco y negro, su nombre: Copacabana, Río de Janeiro y es hablar no solo del barrio más emblemático de Brasil, sino también de la Capital turística del país y postal mundial de las playas brasileñas.
Eso es Copacabana, la zona más cosmopolita de los cariocas, aquí no importa la hora, el día, o la estación del año, siempre la vida trajina por carriles inciertos, gente de todo tipo practica deportes, disfruta la orla marítima –cerveza de por medio-, o comparte una “Roda do Samba”.
Las calles de este agitado lugar reúnen en total armonía a una comunidad de cariocas, brasileños y foráneos, gente de todas las edades, razas y condiciones sociales que transita cada día la célebre“Orla de Copacabana” que, con sus mosaicos de formas sinuosos blanquinegros, es uno de los paseos marítimos más famosos del mundo.
Lo que hoy es uno de los trascendentes destinos turísticos de Brasil hacia el mundo, empezó siendo un lugar desértico y agreste, de difícil acceso.
La historia del barrio de Copacabana se remonta al siglo XVII, cuando un grupo de pescadores levantó una pequeña capilla en el extremo sur de la playa, cuyo nombre era “Sacopenapã”. La capilla debía albergar la imagen de la Virgen de Copacabana, patrona de Bolivia, que había sido llevada a Río de Janeiro por un grupo de comerciantes de plata peruanos y bolivianos.
La pequeña iglesia fue demolida en 1914 y en su lugar se levantó el “Fuerte de Copacabana”, ya que el peñón donde estaba constituía una posición estratégica para la defensa de la Bahía de Guanabara.
En la actualidad, el fuerte es uno de los principales atractivos turísticos del sector, alberga el Museo Histórico del Ejército y una sucursal de la tradicional Confitería Colombo.
No obstante, por décadas Copacabana sólo fue lugar de paso para pescadores y algunos curiosos atraídos por la noticia de que en sus costas podían ser vistas ballenas.
No fue sino hasta finales de 1800 cuando se inició la urbanización del barrio, gracias a la inauguración del “Túnel Velho” (Túnel Viejo), que unió definitivamente las áreas oceánicas con el Centro de Río, que era hasta ese momento, la mayor zona urbana de la ciudad.
El barrio de Copacabana fluye íntegramente afín a la costa y quien piensa en Copacabana “delira”, precisamente, por su famosa playa, sinónimo de fastuosas mujeres de piel tostada y mulatas de todas las edades que deambulan a la vera del mar o disfrutan el sol acostadas en la cálida arena y hombres con cuerpos esculturales, que disfrutan del aire y el agua de mar.
Pero la costa de Copacabana es mucho más. Es un lugar donde se practica todo tipo de deportes, ya sea en el mar, en la arena o en el propio paseo, donde se dan cita ciclistas, patinadores, corredores y paseantes, de todas las edades.
Su famosa orla se llena de vida durante todo el día y hasta bien entrada la noche, gracias a sus característicos quioscos. Terrazas al aire libre con vistas al mar, donde comer, tomar una cerveza helada o una popular “caipirinha”, e incluso bailar al ritmo de la samba.
Definitivamente, la playa de Copacabana es el corazón del barrio. Frecuentada por cariocas y turistas durante cualquier época del año es, sobre todo, un lugar de encuentro que sintetiza la esencia cultural de la ciudad.
La ribera de este paradisíaco lugar, adquiere un perfil especial durante la noche. Luz, música y alegría parecen llenar todo el paseo marítimo; una comarca perfecta para salir a pasear y contagiarse del espíritu carioca.
En la Avenida Atlántica abundan los hoteles y restaurantes de todos los tipos y precios. Los miradores casi siempre están llenos y son un excelente lugar para cenar. También los bares más típicos, conocidos con el nombre de “botecos”, algunos abiertos durante toda la noche. El tradicional bar Bip-Bip, es un minúsculo “barzinho”, (bar pequeño), muy famoso porque organiza animadas ruedas de samba.
Pero son los característicos quioscos, que se extienden a lo largo de toda la línea costera, los verdaderos puntos de encuentro de visitantes y anfitriones. Es muy fácil encontrar músicos que tocan todo tipo de melodías, especialmente samba, cuya alegría contagia y anima al público a bailar.
La playa está bien iluminada y hasta tarde se ven grupos de deportistas jugando al vóley o al futbol en la arena (no es recomendable adentrarse demasiado, fuera de las zonas iluminadas). Tampoco es raro ver gente que corre o se entrena en los puntos de musculación de Copacabana durante la noche.
Este es un boceto de una de las principales postales de Río de Janeiro: Copacabana.